Elon Musk quiere colonizar Marte en 2025
El fundador de Tesla cree que Apple competirá en el coche eléctrico en 2020
Elon Musk vive prácticamente en Fremont, en la fábrica de los coches Tesla. A veces se mantiene 24 horas sin dormir para revisar la línea de producción y ver que no hay diferencia entre un turno y otro. Desde el anuncio de su último modelo, cuya reserva implica el pago por adelantado de mil dólares por un coche que no tendrán hasta dentro de año y medio, el tráfico de su web ha crecido un 300%. Es la primera empresa que sacará al mercado un coche eléctrico pensado para todos los públicos pero con características propias de uno de gama alta.
El fundador de Tesla, y también de la empresa de cohetes reutilizable Space X, habló ayer en la conferencia Recode en Palos Verdes (California, EE UU). Sabe que es el primero en llegar, pero seguramente no sea el único. Apple le pisa los talones, llevan meses contratando a sus ingenieros. Según su vaticinio, los coches llegarán al catálogo de la manzana en 2020. En cambio, no ve a Google como un competidor en ese terreno. Considera que la compañía está haciendo un gran trabajo, pero que terminará por licenciar su tecnología en lugar de aplicarla en coches fabricados por ellos mismos.
A Musk, conocido por trabajar sin descanso, le entretiene jugar videojuegos con sus hijos. A veces, hasta sale de viaje con ellos, pero solo es una excursión a lugares cercanos. La última fue a las atracciones de Harry Potter en el parque Universal. Nada que ver con lo que él prepara, más allá de La Tierra.
En sus planes entra crear la primera colonia en Marte para 2025. Pretende que la primera misión salga en 2018. Él mismo contempla ir. “Hay riesgos, claro, pero no me parece un mal sitio para morir. Sí, morir en Marte no sería una mala elección”, dice con tono mesiánico.
Creo que en el futuro el carnet de conducir para humanos será más duro
En un plazo más corto, confía en reutilizar sus cohetes este mismo verano. “No sé cómo no se hacía antes. Cada cohete cuesta entre 35 y 38 millones de dólares. No es algo que le sobre a nadie”, insistió. Space X, su empresa de misiones espaciales, tiene previsto renovar los satélites Iridium, un sistema mundial de telefonía, y también trabaja con la NASA. “Hacemos más lanzamientos que Rusia o Europa en sus mejores tiempos, más que China el año pasado. Un lanzamiento cada ocho semanas”, se felicitó.
Uno de los usos más populares de la inteligencia artificial es el piloto automático que ya ofrecen sus coches. Musk estima que en dos años será mucho más fiable, tanto que será más seguro que ir con un humano al volante. El mayor impedimento estará en las autoridades regulatorias. “Los productos suelen ir por delante de la ley”, se pronunció, “creo que en el futuro el carnet de conducir para humanos será más duro. No creo que haya que prohibir que los humanos conduzcamos, creo en la libertad, pero tendremos que mejorar nuestras habilidades”.
La inteligencia artificial ha sido un tema recurrente durante toda la conferencia de Recode. Musk ha sido uno de los críticos más notables, el primero en alertar sobre sus peligros. Aprovechó para matizar su postura: “No es que me den miedo los robots, pero sí me preocupa el descontrol. Por eso creé la alianza de Inteligencia Artificial abierta, sin ánimo de lucro. Para democratizar su poder y que no quede en manos de unos pocos. Yo no quiero que la sociedad del futuro sea de déspotas que programan máquinas, sino que la humanidad se apoye en ellas”.
El millonario es un gran impulsor de Hyperloop, un nuevo sistema de transporte de aire comprimido, pero no lo gestiona directamente. “Creo que hace falta es una forma de transporte más rápida, eficiente y segura. Es algo más allá del tren. Especialmente,creo que California merece algo mejor”, dijo buscando la implicación de los asistentes.
A uno de los grandes visionarios del siglo XXI le inquieta que unos campos avancen, pero no lo hagan las startups dedicadas a ello. “Veo grandes avances en genética, pero quizá demasiados emprendedores en Internet, que podrían estar en otros campos. Estamos en un periodo de gran innovación. Se podría pasar parte de ese talento en otras industrias donde hace más falta”, se quejó.
Ante la broma constante sobre sus viajes a espaciales y las fantasías sobre su posible futuro sistema de gobierno, Musk se prestó a seguir el juego en su despedida: “Pues nada, me hago el rey de Marte. Será una democracia directa, pero no representativa. Creo que es mejor para frenar la corrupción. En mi visión será más fácil quitar una ley que imponer nuevas”.
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