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móviles

Ignorar las notificaciones del móvil distrae tanto como recibirlas

Un estudio determina la concentración del usuario se altera de la misma forma con el modo vibración que cuando el aparato tiene activado el sonido

Karelia Vázquez

Poner el teléfono en silencio puede ser un gesto de buena voluntad, de respeto para el resto de la humanidad, y todo un detalle para no contribuir a la contaminación sonora. Sin embargo, a usted y a su precaria atención le va a servir de poco silenciar el móvil. Una vibración muda será suficiente para que su concentración salte por los aires. 

Ignorar al teléfono supone un escape de atención semejante al de atender esa llamada o contestar el mensaje. Esa es al menos la conclusión del estudio El coste de atención de recibir una notificación en el teléfono de la Universidad Estatal de la Florida, que ha sido publicado en la revista Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance. El trabajo en cuestión sugiere que el teléfono es un ente tan poderoso que su presencia ya es por si sola un ladrón de atención. 

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En el estudio se pidió a 150 voluntarios que completarán un test de atención para medir su capacidad de concentración en un espacio prolongado de tiempo. A los participantes se les mostraban series de dígitos en una pantalla. Cada segundo aparecía uno nuevo y los voluntarios debían tocar la pantalla cada vez que se producía un cambio de número, excepto si ese número era el 3. Una versión de este test puede verse en Youtube. Cada persona pasaba el examen dos veces: la primera vez era interrumpida por distintas notificaciones de sus teléfonos; la segunda, también, pero con llamadas y mensajes de textos que contestaban.

Una vibración muda es suficiente para que la concentración del usuario del móvil salte por los aires

Los investigadores concluyeron que los resultados del examen empeoraban en cualquier caso cada vez que el teléfono emitía una señal audible para su dueño. Daba igual que fuera el tono de una llamada o de un mensaje, o la vibración del teléfono silenciado. "La irrupción de un zumbido distrae tanto como el ring sostenido de una llamada. Tampoco importa que el sujeto en cuestión ignore el mensaje o no responda a la llamada: Desde que saben que tienen una notificación en el móvil, su concentración cae en picado y los resultados del test empeoran", explica Cary Stothart, autor principal del estudio.

"Las notificaciones táctiles y auditivas que generan los teléfonos, a pesar de su corta duración, promueven pensamientos irrelevantes y dispersión mental, lo que daña cualquier tarea que demande concentración y atención prolongada", escriben los autores en el resumen del trabajo.

Los investigadores observaron que solo las notificaciones del móvil tenían una gran capacidad para interrumpir cualquier tarea, incluso cuando no se interactuaba directamente con el dispositivo y se le mantenía a distancia hasta terminar la actividad. "La magnitud de la dispersión era comparable y casi idéntica a la que se producía cuando los sujetos usaban el teléfono y respondían activamente a una llamada o a un mensaje", aseguran.

Los expertos concluyen que estamos condenados a la multitarea

La conclusión de los expertos establece que concentrarse del todo en una sola actividad será —ya es— una utopía, y que estamos condenados a la multitarea. “Dado que los teléfonos están cada vez más integrados en variadas tareas, será muy difícil dejarlo de lado y concentrarse del todo en una de ellas”, escriben en el trabajo.

También hablan de la sensación de vivir con "la atención dividida". "Un sentimiento que no es agradable y hace que la gente revise su teléfono sistemáticamente, aún cuando sabe que no debe hacerlo". En España una de cada tres personas, y una de cada dos si son menores de 26 años, consultan el móvil "cada vez que tienen cinco minutos libres", según el informe elaborado por Telefónica Sociedad de la Información en España 2014.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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