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Adictivo, simple, difícil

'Flappy bird' demuestra que hace falta muy poco para entretener...y ganar dinero

No se necesita un ejército de programadores para tener éxito. Tampoco vender el juego en las tiendas por 60 euros. Ni siquiera complicar la vida del jugador con mecánicas enrevesadas. Flappy bird muestra a un pajarito que vuela en una sola dirección, de izquierda a derecha, y que tiene una única habilidad, impulsarse cada vez que golpeamos con el dedo una pantalla táctil, móvil o tableta. Los enemigos son unas tuberías verdes que resultarán familiares a los seguidores de Super Mario.

El éxito de Flappy Bird representa la máxima reducción de los pilares de una industria cada vez más compleja y el retorno a las fórmulas simples de las consolas que acercaron el videojuego al salón de casa.

Este inocente videojuego gratuito para aparatos móviles ha enganchado a millones de personas en todo el mundo por su endiablada dificultad. Su creador, el hasta ahora anónimo vietnamita Dong Nguyen, exige al jugador la máxima precisión golpeando la pantalla para que el pájaro esquive las tuberías que se generan de forma aleatoria, por lo que no hay truco que valga, aunque sí recomendaciones de los más expertos. Un golpe en falso, un toque de más sobre la pantalla, y la partida se acaba. No hay barra de vida ni continuaciones; el game over devuelve al jugador a la salida.

Ser un hacha en juegos similares como Temple Run no convierte al jugador en un Messi de Flappy Bird. A diferencia de otros juegos parecidos que recompensan la habilidad del jugador, la puntuación no se multiplica por acumular aciertos. Cada tubería esquivada suma un punto al contador y supone un logro personal del jugador, que no tiene tiempo para reponerse del triunfo. No hay descanso para quien busca aparecer en las primeras posiciones del ranking mundial online de Flappy Bird, pues representa una carrera infinita sin separación por niveles.

La duración del juego es directamente proporcional a la paciencia del practicante. Jugando entre amigos la situación cambia con un modo multijugador inexistente en el juego, pero que se puede improvisar contabilizando con papel, boli o capturas de pantalla los mejores récords para presumir ante los colegas.

Ahora que muchos lloran su retirada de iTunes y Google Play, los más habilidosos pasan a formar parte de la mitología de este juego que ha muerto de éxito y que comienza a ser replicado por clones que buscan cazar a sus adictos.

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