Apple acerca el sistema Mavericks al iOS 7
El sistema operativo para sus ordenadores Mac se parece más al sistema de los iPhone y las iPad
Ya no hay signos de saturación cuando toca descargar una actualización importante. Un día después de su presentación bastó con una hora y media para tener en el ordenador, un Mac Mini de noviembre de 2012, los poco más de cinco gigas que ocupa el OS X Mavericks. Media hora después ya había cambiado el escritorio. Adiós al espacio y sus cuerpos celestes, el fondo predeterminado ahora es una ola.
La primera opción que llama la atención es el llavero de iCloud, una aplicación para guardar las contraseñas, ya sean de servicios o de tarjetas de crédito. Durante el proceso de alta insisten en que todos los datos que se transmiten lo hacen encriptados y que Apple no tiene acceso a ellos. ¿Para qué sirve? Para ahorrar tiempo y también para comprar con sencillez. Por un lado, aúna las contraseñas del navegador del iPhone e iPad, por lo que se ahorran algunos segundos para tener que entrar en servicios de consulta frecuente. Por otro, solo pide el PIN de la tarjeta de crédito, pero no toda la retahíla de números cada vez que se adquiere un producto.
Lo siguiente que sorprende es la inclusión de los mapas en la barra de programas de la parte inferior de la pantalla. A pesar del fiasco cuando se lanzó en el móvil, Apple insiste y le da protagonismo. Justo es reconocer que han mejorado, se maneja con sencillez y las imágenes
Otra cosa es atreverse a usarlo desde el móvil, pero para curiosear u orientarse sobre cómo llegar a un sitio, vale. Lo más práctico es mirar primero en el ordenador, trazar la ruta y pasarlo al iPhone (incluye la opción), entonces ya sí resulta efectivo.
El cambio del navegador nativo, Safari es profundo y con sentido. El primer signo de adaptación es la inclusión de Twitter en su corazón
No hay gran diferencia con respecto a la cartografía de Google a la hora de consultar el estado del tráfico, pero sí al optar por la vista “de pájaro”, volando. El relieve está bastante conseguido.
El calendario también cambia. Se parece algo más al de Google, permite tener una vista semanal o mensual de la agenda. Los saltos entre fechas son más sencillos y se toman la licencia de velar por ti. Esa es la misión del Inspector, revisa las citas, incluida la localización y avisa si considera que es imposible llegar a tiempo para que se modifique la hora del evento. Una intromisión o una ventaja, según se mire.
Finder es el equivalente al sistema de gestión de archivos de Windows. Una de sus señas de identidad ha sido la facilidad para encontrar en cuestión de segundos cualquier archivo. El usuario de Mac no siempre sabe dónde, en qué directorio concreto está lo que busca, pero sí el camino para encontrarlo. En esta misma línea, han incluido etiquetas de colores que se pueden renombrar con “amigos”, “familia”, “proyectos”, o lo que se prefiera para dar antes con el archivo deseado.
Aunque Apple ha puesto el acento en la inclusión de iBooks, no parece que vaya a cambiarnos la vida demasiado. Sincroniza perfectamente lo que ya se tiene, de nuevo, en el móvil y la tableta, pero no apetece demasiado leer en el ordenador. Puede resultar práctico para estudiantes, por ejemplo, para poder consultar bibliografía mientras se hace un trabajo. La estrategia es muy similar a la de Kindle, sincronización y compra en todo su ecosistema de aparatos.
Respecto a las notificaciones, al igual que en iOS 7, se pueden modificar y adaptar para no sentirse interrumpido cada pocos segundos
Con el navegador nativo, Safari, sucede todo lo contrario. El cambio es profundo y con sentido. El primer signo de adaptación es la inclusión de Twitter en su corazón. Se incluye una lista con los enlaces compartidos por los contactos. La presentación es como si fuese una página seguida con el contenido de los enlaces en los que se incluye la opción de retuitear directamente. Muy buena opción para ponerse al día y ver lo más interesante en pocos minutos. Lo mismo sucede con LinkedIn, aunque quizá no sea tan adictivo.
Han remozado la presentación de las páginas más consultadas y permiten recibir alertas directamente de páginas web. Muy útil para que los seguidores de un equipo estén al tanto de los últimos goles o del resultado final de un partido, también en caso de catástrofe o para adictos a las noticias. En todo caso, el peso recae en los editores de la página. Apple ofrece esta opción y funciona bien, pero son los medios, blogs o páginas de servicios las que tienen que añadir esta tecnología con cierta cautela para encontrar el equilibrio entre lo práctico y la saturación.
El último punto clave son las notificaciones. Al igual que en iOS 7 se pueden modificar y adaptar mejor para evitar sentirse interrumpido cada pocos segundos. Lo mejor es que no hace falta abrir una aplicación para contestar. Se hace directamente desde la ventana con el aviso en la esquina superior derecha. Se agradece que hayan creado la opción “No molestar”, para frenar cualquier distracción.
Al margen de estos grandes cambios que atañen (siempre que se actualicen a este sistema operativo) a la mayoría de los ordenadores Mac vendidos de 2008 en adelante, se encuentran pequeñas sorpresas, como la posibilidad, de nuevo similar a iOS 7, de permitir que los programas descargados se actualicen solos. O, si se prefiere, programas que se aplacen en caso de que la conexión no sea la más adecuada.
El usuario avanzado podrá ver qué recursos consume cada programa y priorizar. Una manera manual de gestionar la potencia del ordenador. Normalmente, el entorno Mac automatizaba este tipo de tareas sin que el dueño pudiera intervenir. Mavericks se parece más al iOS 7 y, por tanto, el funcionamiento de los ordenadores de mesa también al de los de bolsillo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.