Samsung presenta el televisor “casi humano”

Dos horas antes del show, cientos de personas, la mayoría asiáticas guardaban cola con la paciencia que solo ellos saben tener; una cola que daba vueltas y revueltas por el laberíntico hotel Mandala y de Las Vegas. La cita era con el presidente de Samsung Electronics, Boo Keun Yoon.

Cientos de cámaras para presenciar la actuación y escuchar las novedades del número 1 en casi todo. En móviles por supuesto, pero también en televisores, frigoríficos, lavadoras, hornos, microondas… Puestos a elegir un producto en la tarde del lunes Boo Keun Yoon se inclinó por los televisores. Vestido como un lord inglés y respaldado por imágenes de jóvenes blanquitos y rubios, nada parecía, excepto por su acento, que Samsung fuera una empresa surcoreana. Una marca que en cinco años ha pasado de ser la 21º más conocida en el mundo a la novena. Su secreto, según Yoon, es que escuchan a los consumidores y les da lo que desean. Y ahora son los aparatos domésticos conectados a Internet, cualquiera que sea. Aparatos inteligentes, como el de su horno que cocina dos alimentos a la vez, pero cada uno a la temperatura que necesita; lavadoras sin casi agua o las cámaras sociales, como les ha llamado, pues en el mismo instante de fotografiar ya salen volando hacia Facebook y demás pues llevan conexión wifi.

Pero el plato fuerte de la presentación han sido los televisores, que se han constituido en los protagonistas de la feria que comienza. Las claves de la empresa, según Yoon, son fáciles: “ dar al consumidor más posibilidades de elección y mejores accesos; más pantallas y más libertad con ellas; televisores que crecen con la familia y con la edad; aplicaciones para cada cosa y todo conectado”. La receta es la que daría cualquiera, pero ellos parece que lo han logrado.

Pantallas, efectivamente las tienen todas y de todos los tamaños. Nadie puede hacerle frente desde las 4 pulgadas de los móviles a las 60 y más de sus televisores. Pero cuando Yoon dice que sus televisores crecen con la familia se refiere al aparato Evolution KIT, un pequeño accesorio que se pega al televisor antiguo –pongámosle un par de años- y lo actualiza con un procesador de cuatro núcleos, que hace que el viejo televisor incorpore los últimos avances técnicos.

El presidente de Samsung América, Tim Baxter, fue el encargado de presentar el modelo LED F 8000, un televisor “casi humano” con un procesador de cuatro núcleos, cuatro veces más rápido que cualquier otro, que facilita la interactividad de la familia. No es necesario el mando a distancia. Con la voz se le pregunta al aparato. ¿Hay hoy algo que valga la pena? Y el aparato atendiendo a los gustos de la familia, dará sus sugerencias; aparte de sugerir, busca si se le ordena por ejemplo: “Ponme partidos de fútbol”. El televisor está preparado para el streaming de vídeos, una actividad que practica el 61% de los internautas, y su socialización por las redes sociales. Desde su hub central, se socializan fotos, vídeos o la música de la familia o se compran productos de entretenimiento o de cualquier otro tipo. Pero no quedaron ahí las novedades televisivas, pues presentaron un modelo de ultra alta definición, cuatro veces mejor definición que los anteriores aparatos.

Pese a ser la estrella de la tarde, no se olvidaron de las tabletas, donde es segunda pero a una distancia abismal de Apple. Samsung enseñó una nueva edición de la tableta de 10 pulgadas –al revés que Apple, la firma coreana ha ido de más pequeña a más grande. Esta tableta incorpora el último sistema operativo de Android y añade más funcionalidades y aplicaciones para su lápiz. También ha enseñado la nueva serie de portátiles, aquí si con sistema Windows 8. También los portátiles son una asignatura que Samsung tiene pendiente pues, aunque no lo miente, su consorcio con Google para fabricar el Chromebook es un fracaso. Aquí con la Serie 7, de pantalla de 13 pulgadas táctil, confía en Microsoft.

Con tanta novedad se les olvidó dar fecha de ventas y, sobre todo, qué casualidad, los precios de los productos. Como siempre, serán competitivos, o sea, no baratos; pero para qué bajarlos, si les va mejor que nunca en su historia.