El arte de enseñar boberías como si fueran maravillas
Muchas de las novedades anunciadas, hace años que las tienen Microsoft, Google o los fabricantes de móviles y ordenadores
Quitémonos el sombrero. Apple anuncia un servicio de mapas para el otoño. ¡Guau¡ Vítores y aplausos en las gradas. Solo ha necesitado siete años más que Google y 15 más que MapQuest. Para ser una empresa que chulea de vanguardia tecnológica, no está mal.
Y los nuevos MacBook Air tendrán enchufe USB 3.0. ¡Impresionante¡ Si no son los últimos, cerca andan. Y, al mismo precio, señores, que el anterior modelo. ¡Aplausos¡
Y aquí un portátil con pantalla de 15 pulgadas que pesa dos kilos y pico y que tiene la mayor resolución del mundo de portátiles por el módico precio de 2.500 dólares. No lo dicen, pero probablemente también es récord mundial de precios. Y su batería dura hasta 7 horas y no tiene ranura para reproducir un DVD. ¡Guau¡
Y el nuevo sistema operativo del ordenador tendrá servicio de dictado de voz. También novedad absoluta donde las haya. Y una cosa que se llama Power Nap, que consiste en actualizarse mientras descansa, algo que cualquier ordenador con Windows Vista tiene desde hace seis años. Quitémonos una vez más, mas no la última, el sombrero, pero no por estas novedades, sino por la capacidad de Apple en transformar sus retrasos en avances extraordinarios.
No hay firma de publicidad, ni de marketing, ni de relaciones públicas, ni siquiera todas juntas, mejor que esta empresa de tecnología vendiendo humo (a veces)
Y así podríamos seguir con unos cuantos ejemplos más de novedades presentadas el lunes por Tim Cook y adláteres, jaleadas por su fans, y que no son más que pruebas de que Apple va por detrás en muchas cosas (y por delante en otras). Sin embargo, en algo es único Apple desde que lo creara Steve Jobs y, por lo que se vio el lunes, aún después de su desaparición: no hay firma de publicidad, ni de marketing, ni de relaciones públicas, ni siquiera todas juntas, mejor que esta empresa de tecnología vendiendo humo (a veces). El show del lunes, con apenas noticias en el apartado de maquinaria, y muy pocas en los servicios de software, es una prueba más de ello.
Los anuncios del lunes son, en muchos casos, novedades de, por y para Apple; incluso muchos de ellos son casi anecdóticos. El show de dos horas de duración, largo y tedioso, solo hizo más patente la falta de sustancia. Ésta hay que encontrarla fuera de los focos, más en la suma de anécdotas y de tendencias que en las presuntas maravillas jaleadas sin ton nin son.
El esfuerzo conjunto, por un lado, de que converjan el sistema operativo de ordenador (OSX) y el del móvil y tableta (iOS 6) –algo en lo que van por detrás Chrome de Google y Windows 8 de Microsoft-, y la suma de esfuerzos para que la gente se mueva por aplicaciones y no por el buscador web, es lo que va a determinar la lucha sin cuartel de Apple y Google por la supremacía mundial de todo. Mientras eso ocurra pasito a pasito, Apple se sube al escenario para sacar de la chistera renacuajos convenciéndonos de que son palomas.
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