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La Campus Party de Granada rompe fronteras

Congrega a 600 personas procedentes de 22 países

Corría el año 1013 cuando fue creado en torno a la ciudad de Granada el Reino Zirí. Corría, o más bien pasaba con la pausa de un tiempo en el que el universo digital ni tan siquiera se intuía. Casi mil años después, con motivo de esa onomástica para la que se prepara la ciudad de Granada, se ha inaugurado una Campus Party especial, que tiene como objetivo reunir a creadores y blogueros del ámbito mediterráneo, que comparten una cultura y, cada vez más, todo un universo a través de las redes sociales, internet y las nuevas tecnologías.

Con las revueltas árabes como protagonistas, ocupando la mayor parte de las mesas de conferencias, la Campus Party reúne a 600 amantes de la informática que proceden de 22 países. Entre ellos, un grupo de jóvenes egipcios cuyo trabajo a través de Twitter fue fundamental para conseguir que la plaza de Tharir se haya convertido en un símbolo de la libertad.

"Es un espacio en el que queda patente que la convivencia no sólo es posible, sino que es un afán de todos", explica Majda Rahal, una argelina que con sólo 19 años ha desarrollado por Internet un proyecto que no para de recibir elogios en el encuentro granadino. Se trata de una plataforma de aprendizaje a la que se han incorporado los institutos de su país para ofrecer a los alumnos un contacto entre ellos y una vía por la que compartir materiales, inquietudes y conocimiento. "Es importante lograr la democratización de la tecnología. Este proyecto tiene como objetivo difundir el conocimiento y motivar a los alumnos para que no abandonen los estudios, ya que el grado de fracaso escolar en Argelia es muy grande".

Sobre cada mesa de la Campus Party, llenas de ordenadores y dispositivos electrónicos, hay un proyecto, muchas horas de trabajo, una ilusión que espera colmarse. Desde una empresa que divulga videos de arte en Internet a un taller de robótica para niños de entre 10 y 16 años. Lo inimaginable se hace presente. "Hemos creado un robot que es una coctelera para que los niños puedan aprender robótica de forma muy visual. Su nombre es Mou, en honor al dueño de la taberna de los Simpson", explica Irene Álvarez, una madrileña de 20 años que ha tratado de integrar "diseño, mecánica y programación".

"Cada vez hay más mujeres", comenta Isabel Rosado, jefa de organización de la Campus, para quien la tecnología "siempre ha estado asociada a los hombres", una situación que en su opinión está costando trabajo romper. "Antes se apuntaban sólo en los módulos de diseño, ahora ya las hay también en las áreas de informática y de programación, es muy emocionante".

La Campus Party Milenio, patrocinada por Movistar, resulta muy estimulante en general por muchos motivos, pero sin duda el principal es el entusiasmo. La pasión de los participantes lo desborda todo. Juan José Cejudo es un madrileño de 37 años que desde 1999 no para de participar en encuentros de este tipo. "Primero fui aficionado y ahora trabajo en ellos, soy ingeniero informático y el que ha montado las redes de todo esto", dice mostrando el impresionante despliegue de medios del encuentro, orgulloso y precavido. "Contamos con topología Estrella HP, una red Gigalan, un equipamiento espectacular de H3C, dos gigas de conexión con el mundo externo, un giga entre los usuarios del encuentro...". Podría aportar muchos más datos, pero destaca ante todo el carácter solidario de este tipo de salones. "El que viene aquí no lo hace buscando mayor velocidad ni nada por el estilo. Las prestaciones son muy buenas, pero no es eso lo que hace especial estos encuentros. Es la solidaridad, la capacidad de aprender unos de otros, de conocer personas con iguales inquietudes", explica. En unas pocas horas, Juan José ya conoce a casi todos los participantes en la party. "Si se te rompe un ordenador y no sabes arreglarlo, te aseguro que estás en el mejor lugar posible. Todos van a querer echarte una mano, existe en este mundo una especie de solidaridad de grupo muy enraizada", advierte.

De hecho, varios participantes se han propuesto batir un récord del mundo. Existe un portal en Internet llamado HWBOT en el que se rastrea el rendimiento de un equipo. "Al terminar el rastreo el programa da una puntuación a la potencia del ordenador. Queremos batir ese récord de potencia y para conseguirlo lo que hay que hacer es que la máquina se caliente lo menos posible", advierte Pablo Pérez, un vallisoletano de 29 años que muestra orgulloso una enorme bombona de nitrógeno líquido con la que espera mantener el ordenador a menos de 200 grados. "Creo que lo vamos a conseguir, aunque no va a ser fácil", advierte con la complicidad de quienes le rodean, que esperan el prodigio con emoción sincera.

El 'modding' es el arte del nuevo milenio

Modding, Mod, Towermod... son algunos de los conceptos que circulan por las mesas de la Campus Party, tomada por los diseñadores de máquinas sorprendentes. "Es cierto que es el más difícil todavía, pero ante todo es una apuesta por la belleza a través de la ciencia", explica Miguel Ángel Aguilar, un malagueño de 44 años aficionado al modding que muestra orgulloso sus dos creaciones: un escorpión y un robot casi a tamaño natural. "Esto es sólo una afición. Yo trabajo en una empresa de ascensores como responsable de una máquina que corta metales. Lo que pasa es que cuando empiezas ya no puedes parar, comienzas a modificar estéticamente tu ordenador y es como tu casa. La gente se extraña, pero lo hacemos continuamente. Uno cambia el salón de su casa y a nosotros nos gusta modificar el aspecto de nuestros ordenadores", se justifica. Son muchas las horas invertidas en su trabajo. El escorpión, realizado en metal a base de láminas, es fruto de un año de trabajo. "Los primeros meses realicé la maqueta, que es el trabajo más complicado. Después fue sólo cortar y empezar el trabajo más artesanal, que es bastante más rápido".

Su otro artefacto nació de Internet. "Estaba navegando y me encontré con el trabajo de un artista holandés que realizaba figuras de papel. Me gustó mucho una y le pedí que me la cediera. Lo hizo encantado. A partir de sus recortables armé este robot", concluye. ¿Qué persigue Aguilar? "Nada, poder enseñarlo, como esta mañana a los príncipes o a tí ahora. Enseñar mi trabajo y que a la gente le guste, eso es todo".

De igual forma piensa David Meléndez, un aragonés de 28 años que lleva dos robots a la Campus Party. "Hace tres años, en la Campus de Valencia me enrolé en un taller de iniciación a la robótica y aquí estoy, intentando conectar estos dos robots por wifi", explica.

A lo largo del área de informática, uno encuentra proyectos de lo más inverosímiles. Ordenadores decorados con playmóviles, de golosinas, e incluso una motocicleta que es un PC. Para terminar, hay hasta quien está concluyendo un proyecto que será lanzado mañana a 34 kilómetros de altura. "Es un globo sonda que estará en una zona en la que casi no hay aire y en la que ya el cielo se ve negro, muy parecida a nuestra imagen del espacio", cuenta el murciano Fernando Ortuño, que defiende que el único objetivo es "la investigación científica, como no podía ser de otra manera".

Personas procedentes de 22 países intervienen en la Campus Party de Granada.
Personas procedentes de 22 países intervienen en la Campus Party de Granada.MIGUEL ÁNGEL MOLINA (EFE)

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