El iPhone, un gran favorito del contrabando
Desde hace meses, turistas, pequeños empresarios y contrabandistas de aparatos electrónicos compran iPhones en EE UU para llevarlos al extranjero
Las empresas de Shanghai fabrican enormes cantidades de iPhones que se exportan a EE UU y Europa. Después, miles de ellos se introducen nuevamente de contrabando en China.
El extraño viaje del popular iPhone de Apple, a cada rincón del mundo como aquel que dice, muestra lo que ocurre cuando el producto de consumo más de moda en el mundo desafía el intento de una empresa de introducirlo poco a poco en mercados nuevos.
El iPhone es víctima de la fiebre mundial de contrabando y comercialización informal que lleva a los amigos a pedirles a otros amigos "de paso que vas a Estados Unidos, ¿te importaría comprarme un iPhone?".
Estas redes de distribución extraoficiales ayudan a explicar un misterio que los analistas que observan a Apple están calibrando: ¿por qué hay tanta diferencia entre el número de iPhones que Apple afirma haber vendido el año pasado, unos 3,7 millones, y los 2,3 millones registrados de hecho en las redes de los socios de telefonía móvil que Apple tiene en EE UU y Europa?
A estas alturas, la respuesta parece clara. Desde hace meses, turistas, pequeños empresarios y contrabandistas de aparatos electrónicos compran iPhones en EE UU para llevarlos al extranjero.
Una vez allí, se liberan los bloqueos digitales de los teléfonos para que puedan funcionar en las redes de telefonía móvil locales y se equipan con software local, lo cual echa básicamente por tierra los esfuerzos de Apple por introducir el teléfono mediante contratos de colaboración en exclusiva. "No cabe duda de que muchos acaban en el extranjero", señala Charles R. Wolf, analista encargado del seguimiento de Apple en Needham & Company.
Para Apple, el boyante mercado extranjero para los iPhones es tanto una señal de su habilidad para la mercadotecnia como un golpe a un modelo empresarial que, según los analistas, podría acabar viniéndose abajo y costar a la empresa hasta 700.000 euros de aquí a tres años.
Pero esos datos económicos no entran en los cálculos de Daniel Pan, un diseñador de páginas de Internet de 22 años, residente en Shanghai, a quien recientemente un amigo le compró un iPhone en EE UU. Él y otros de esta ciudad suelen pagar entre 300 y 400 euros por conseguir un teléfono que en EE UU se vende por 260.
Los iPhones se encuentran fácilmente en las tiendas de electrónica de las grandes ciudades, y muchas de ellas ofrecen servicios de desbloqueo para los teléfonos importados. Los vendedores chinos de iPhones compran por lo general los teléfonos a proveedores que los adquieren en EE UU, y después los envían a China o los llevan allí entregándoselos a pasajeros aéreos.
Cuentan que a menudo dan los teléfonos a grupos de turistas chinos o a los asistentes de vuelo chinos, que por lo general reciben una comisión de unos 20 euros por cada teléfono que entregan.
Aunque el desbloqueo del teléfono incumple el contrato de compra de Apple, no parece infringir las leyes chinas, a pesar de que muchas tiendas podrían estar evitando los aranceles de importación. Teniendo en cuenta la afición de China al contrabando y a la falsificación de productos de alta calidad, no es de extrañar la enorme cantidad de iPhones que se venden en Shanghai, sobre todo si tenemos en cuenta lo popular que la marca Apple es en China. Pocos meses después del lanzamiento del iPhone en EE UU, el pasado junio, ya se vendían en Shanghai teléfonos muy parecidos al iPhone, o iClones como algunos los llaman, por sólo 80 euros. Pero la mayoría opta por el original.
"Aquí muchos quieren un iPhone", explica Conlyn Chan, abogado de 31 años de Shanghai. "Conozco a un tipo que volvió a Estados Unidos y compró 20 iPhones. Hasta le regaló uno a su chofer".
Las negociaciones entre Apple y China Mobile, el mayor operador de telefonía móvil del mundo, con más de 350 millones de abonados, se rompieron en enero, a raíz de lo cual se paralizó el lanzamiento oficial del iPhone en China. Sin embargo, mucho antes de eso, ya había un próspero mercado gris.
"Me encantan todos los productos de Apple", comenta un ingeniero pequinés de 27 años llamado Chen Chen, que encontró su iPhone en un tablón de anuncios en Internet. "El mío lo compré el pasado octubre por 410 euros, y el vendedor me ayudó a desbloquearlo. Leer y enviar mensajes no es ningún problema".
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