_
_
_
_
Reportaje:ABRAZOS GRATIS

Amor al azar contra el odio al desconocido

YouTube aloja decenas de vídeos que muestran a personas regalando abrazos en ciudades de todo el mundo, entre ellas Valencia, Barcelona y Córdoba

"¡Válgame Dios, abrazos gratis!". Es la expresión sorprendida de un hombre al ver el texto del cartel que el pasado día 11 David y sus amigos paseaban por las Ramblas de Barcelona, ofreciendo un achuchón por la cara a todo el que quisiera recibirlo. Acciones como esta se han realizado en otras ciudades españolas, como Córdoba o Valencia, siguiendo la corriente generada por la publicación en Internet del vídeo que muestra la historia de Juan Mann, un australiano que empezó a repartir abrazos gratis hace dos años.

¿Qué mueve a alguien a lanzarse a la calle con un cartel en el que se ofrecen abrazos gratis, a pasarse horas repartiendo cariño y provocando al menos la sonrisa de los paseantes? Puede que alguien lo hiciera antes que él, pero el caso de Juan Mann (un juego de palabras en inglés que viene a significar 'un hombre') es considerado el primero de todos. Cuenta la historia oficial que este australiano regresó a su país en 2004 tras una larga estancia en Londres, triste por el divorcio de sus padres y otras circunstancias familiares. Un día en una fiesta una desconocida le dio un abrazo, y le sentó tan bien que decidió compartirlo con otros. Se hizo un cartel con el mensaje Free Hugs escrito en letras bien grandes y se paseo con él por la calle Pitt de Syndey, Australia.

Más información
YouTube ya tiene reyes

Alguien grabó en vídeo la acción y hace unos meses publicó el vídeo en YouTube, esa fábrica de modas y tendencias que se distribuyen por la Red como un virus. El gesto de Mann tiene ya imitadores en todo el mundo. Cerca de cinco millones de visitas a la película de lo que hizo en Sydney han ayudado a ello. En el sitio de Internet adquirido recientemente por Google puede uno encontrarse ahora con los 'abrazadores' de Seúl (Corea del Sur), Cracovia (Polonia), Tel Aviv (Israel), Toronto (Canadá) y de otras ciudades del globo, entre ellas algunas españolas.

Santi y David son dos de los responsables de uno de los vídeos grabados en Barcelona. El pasado 11 de noviembre ambos salieron a las Ramblas junto a otros cuatro compañeros del instituto de Cornellá en el que estudian. "No nos imaginábamos que conseguiríamos tantos abrazos, había gente que nos miraba como si estuviéramos locos", recuerda David. El problema afirma, es que "no estamos acostumbrados a recibir nada de un extraño, hay mucha desconexión entre la gente, es una pena".

Los vídeos, en todo caso, muestran que no todo el mundo piensa así, pues muchos se acercan a recibir su muestra de amor sin coste. "Muy extraño, pero lindo el video.

Quizás es lo que se necesita, más amor al azar en vez de odio anónimo, que es lo que se respira en las calles de las grandes ciudades", señala un comentario a la acción realizada en Valencia. Vicente, Francis y Alejandro son los tres autores, lo grabaron hace un mes, y con su oferta quisieron lanzar el mensaje de que "no todo aquel que desconoces intenta hacerte daño". "Creemos que las cosas pueden cambiar", afirma Alejandro.

Para grabar un vídeo de unos tres minutos, los jóvenes responsables de los vídeos de Barcelona y Valencia pasaron varias horas en la calle, durante las que recibieron todo tipo de respuestas a su oferta. Lo mismo le pasó a Miguel, que junto a dos compañeros de la asociación Atrezzo se paseó por Córdoba para repartir abrazos. "Algún comentario un poco estúpido si hubo, y mucha desconfianza, en una ciudad como esta no están acostumbrados a estas locuras tanto como en Madrid o Barcelona, pero la reacción fue mucho mejor de lo que pensábamos".

Se supone que el efecto de la 'abrazoterapia' entre los viandantes fue positivo, nadie que no quiera recibirlo es forzado a ello. Pero, ¿cómo se queda quien los da?. "Me sentí muchísimo mejor al acabar todo, pero no porque la gente me abrazara, sino por ver su cara de felicidad, las sonrisas, y escuchar sus comentarios", explica Santi antes de recordar que a su alrededor se produjo una especie de "epidemia de positividad".

Alejandro hace cuentas y concluye que la tarde que pasaron en las calles de Valencia dio más de 150 abrazos, y durante esas horas "te pasa de todo, nos ignoraron más de 300 personas y algunas nos llamaron locos". Eso no impide que vaya a repetir. El próximo sábado por la tarde partirán de la plaza del ayuntamiento hacia el barrio del carmen con sus carteles.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_