Un agujero negro en Internet concebido por Pyongyang
Corea del Norte prefiere el apagón total a la censura
Los distintivos trágicamente obsoletos y a veces ridículos de Corea del Norte y de su dirigente, Kim Jong-il, son bien conocidos. Basta con recordar las gafas a lo Elton John o el extraño corte de pelo de Kim y la más que errática escuela diplomática de Corea del Norte. Pero en octubre apareció otro tipo más peligroso de excentricidad norcoreana, un ensayo nuclear que ha obligado a las principales potencias mundiales a apresurarse para concebir un guión político que tenga en cuenta el nuevo juguete de Kim.
Pero independientemente de la amenaza, donde más claramente se manifiesta la dura realidad de la vida norcoreana es en la sencilla imagen por satélite que sobresalía por encima del hombro del secretario de Defensa estadounidense, Donald H. Rumsfeld, durante una reunión el 11 de octubre. La imagen mostraba a del Sur, fotografiadas de noche. El Sur aparecía iluminado de costa a costa, dando a entender que no sólo las luces, sino ese otro elemento, podría decirse que más básico, de la era moderna —la información— palpitaba entre la población. El Norte estaba en penumbra.
Televisores con frecuencias predefinidas
Éste es un país pobre donde televisores y transistores están preparados para captar solamente las frecuencias controladas por el Gobierno. Los teléfonos móviles se prohibieron por completo en 2004. En mayo, el Comité para la Protección de Periodistas en Nueva York incluyó a Corea del Norte en el primer puesto de la lista de los "10 países más censurados", por encima de otros candidatos como Myanmar, Siria o Uzbequistán. Mientras que otros regímenes represores han tratado de hallar modos para restringir el acceso a Internet, mediante filtros, bloqueos y amenazas, Corea del Norte ha optado por quedarse en la oscuridad total.
Julien Pain, director del departamento de Internet de la organización Reporteros sin Fronteras, grupo con sede en París que supervisa la censura en el mundo, lo explicaba de forma más directa: "Es, con diferencia, el peor agujero negro de Internet". Ello no implica que los dirigentes norcoreanos no conozcan la Red. Actualmente, el sufijo asignado al dominio norcoreano, ".kp", permanece inactivo, pero se pueden encontrar varias páginas "oficiales" norcoreanas que contribuyen a la gran conversación mundial con tópicos sobre el país y su líder (un ejemplo: www.kcckp.net/ en/), aunque los servidores suelen estar localizados en China o Japón.
Kim, aprovechando el concepto de "educación a distancia", creó la página de la Universidad Abier ta Kim Il-sung (www.ournationschool. com), cuyo objeto es divulgar la filosofía norcoreana del "juche" o autoconfianza. También está la página de la agencia oficial de noticias norcoreana en www.kcna.co.jp. Según OpenNet Initiative, un proyecto sobre derechos humanos integrado por investigadores de la Universidad de Toronto, la Escuela de Derecho de Harvard y las universidades británicas de Cambridge y Oxford, aunque algunos estudiantes, investigadores universitarios y un puñado de afortunados tienen acceso a ordenadores, éstos están conectados únicamente entre sí, es decir a una intranet nacional estrechamente vigilada.
La élite, único grupo con un cierto acceso
Una élite puede acceder a toda la Red mediante un conducto a través de China, pero es casi seguro que éste también se filtre, vigile y bloquee. "Otra cosa es que los regímenes autoritarios como el de China intenten compaginar el catalizador económico que supone el acceso a Internet con controles destinados a limar las aristas más ásperas, y obliguen a los ciudadanos a realizar un pequeño esfuerzo adicional para ver o crear un contenido delicado", señala Jonathan Zittrain, profesor de Gobierno y Regulación de Internet en Oxford.
El problema es mucho más abrumador para Corea del Norte, comenta Zittrain, porque "su fantasiosa visión oficial del mundo" ha de conservarse intacta. "En semejante situación, cualquier filtración de información del mundo exterior puede resultar devastadora", explica, "y el acceso a Internet de los ciudadanos tendría que estar tan vigilado que resultaría inútil. Ni siquiera se parecería a Internet tal y como la conocemos".
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