Un precio para cada internauta
Un estudio llama la atención sobre las políticas de precios basadas en la recolección de datos personales y de navegación en comercios electrónicos
Un estudio del Centro de Política Pública de Anneberg de la Universidad de Pennsylvania afirma que los estadounidenses que realizan compras en Internet podrían estar pagando diferentes precios por los mismos productos debido a la información sobre hábitos individuales de compra que los vendedores obtienen en la Red.
La tiendas online suelen identificar a los internautas que acceder a su web para realizar un seguimiento de su actividad y recabar datos sobre sus hábitos de consumo que luego pueden ser aprovechados a la hora de personalizar las ofertas que se proponen al consumidor. Cuanto mayor es la información disponible sobre el potencial comprador más puede ajustarse la oferta a los productos que pueden interesarle y el precio a lo que puede estar dispuesto a pagar.
"Los resultados del estudio sugieren que ( ) muchos de los compradores americanos adultos de Internet están abiertos a una explotación financiera por los minoristas", según los autores del informe, Joseph Turow, Lauren Feldman y Kimberly Meltzer. Scott Krugman, un portavoz de la Federación Nacional de Minoristas, asegura que la práctica sólo era un buen negocio. "En el entorno competitivo de hoy, los minoristas harán todo lo que puedan para mantener a sus fieles consumidores", añade.
Recolección y análisis de datos
Los métodos utilizados de identificación de los individuos son muy variados, pues van desde las tradicionales cookies -pequeños archivos que se almacenan en el ordenador del internauta y que recogen información sobre su actividad en el sitio que los creó- a la ya habitual invitación a crear un usuario, con el cual se accede en adelante al servicio. A parte de la información referida a la actividad que el usuario registrado realiza en el sitio, se suele solicitar información como la fecha de nacimiento y el código postal, afirma el estudio.
Gracias a estos métodos de recopilación de datos y su análisis, en muchos casos automatizado, los compradores a través de Internet son vulnerables a la "focalización por comportamiento", donde los minoristas recogen información acerca de lo que compran y con qué frecuencia lo hacen, y ajustan sus precios según esto.
Los minoristas online pueden ver y registrar qué productos mira un comprador y si empezaron a comprar algo pero no completaron la operación. Además, pueden usar los datos para recompensar a los compradores frecuentes con precios más bajos, una práctica de la cual muchos consumidores son inconscientes.
Ignoran qué puede hacerse con sus datos
El estudio de Anneberg ha concluido que casi dos tercios de la muestra nacional de 1.500 participantes no sabía que las tiendas online podían cobrar diferentes precios a diferentes personas. Una mayor proporción (71%) no sabía que los minoristas tradicionales tienen también el derecho de hacer lo mismo. Los consumidores también desconocían ampliamente cómo se compartían sus nombres, según el estudio.
Más de siete de cada 10 no sabía que las organizaciones benéficas podían vender también los nombres de los consumidores a otras organizaciones benéficas, y dos tercios desconocía que los supermercados tenían permiso para vender información a otras compañías acerca de lo que compran. Tres tercios creyeron, erróneamente, que la política de privacidad de los sitios web prohíbe compartir esta información.
El estudio recomendó a las escuelas integrar la educación para el consumo y la lectura de los medios para prevenir a los jóvenes de tales prácticas e hizo un llamamiento al gobierno para que requiera a los minoristas que revelen qué información recogen y cómo la utilizan.
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