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De los fallos en las pulseras al negacionismo en Alpedrete: así llega el movimiento feminista al 25-N

39 mujeres han sido asesinadas este año en España por sus parejas o exparejas, 1.334 desde que hay datos

Isabel Valdés

Mujeres desprotegidas cuando el sistema falla y discursos cada vez más extendidos que niegan que la violencia contra ellas es estructural. Con esas dos cuestiones en el centro el movimiento feminista llega este año al 25-N. Alpedrete, un pueblo madrileño, ha sido uno de los últimos ejemplos de ese discurso negacionista hace apenas una semana con el asesinato de María Pilar. Su marido la mató y después se suicidó. El alcalde de la localidad, del PP, aseguró que no tenía que ver con la violencia de género, que el hombre “quería mucho a su mujer” y que lo que falló fue el sistema al no detectar la enfermedad psicológica que aseguraba que padecía el agresor. Fernández rectificó después, pero la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ya se había sumado a esa idea de que un crimen machista no lo era. Un mes y medio antes, en septiembre, se hicieron públicos fallos en las pulseras antimaltrato, dejando ver las costuras a uno de los sistemas de protección más garantistas que existen en España, porque nunca una mujer ha sido asesinada llevando uno de esos dispositivos. Cuestiones que se acumulan en el día mundial de la erradicación de la violencia machista, al que el movimiento feminista aterriza de nuevo dividido. Las principales capitales vuelven a marchar con dos manifestaciones separadas.

Hace ya tres años que sucede. El feminismo se dividió sobre todo en torno a la ley trans ―hay una parte transexcluyente, es decir, que no considera a las mujeres trans como mujeres― y la forma de afrontar la prostitución ―entre el regulacionismo y el abolicionismo―, pero hay cuestiones donde existe consenso. La primera, y obvia, en la necesidad de erradicar cuanto antes todas las violencias. Pero también en la necesidad y urgencia de poner un dique frente a la expansión de la ultraderecha y los movimientos antifeministas.

El Foro de Madrid 25N y el Movimiento Feminista de Madrid (MFM), las convocantes históricas de la manifestación del 25-N en la capital, han puesto el foco en su comunicado anual en el “negacionismo de la ultraderecha, que se opone al refuerzo de políticas específicas para erradicar la violencia machista; en el abandono y la negligencia de las instituciones en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y en la relajación de las políticas de igualdad entre mujeres y hombres”. “La desprotección frente a los asesinatos es violencia institucional y el abandono y la negligencia ponen en riesgo la protección de miles de mujeres”, señalan estas dos organizaciones.

Y han recordado también los recientes fallos conocidos en el sistema de las las llamadas pulseras antimaltrato tras el cambio de adjudicataria en 2023 por el que la gestión de ese contrato pasó de manos de Telefónica y Securitas Direct a Vodafone y Securitas. Este pasado septiembre, se hicieron públicos los múltiples fallos a los que, sobre todo durante el año pasado, tuvieron que hacer frente desde el Centro Cometa, el de control de esos dispositivos: desde la posibilidad de los agresores de quitarse la pulsera sin que salte ninguna alarma, la “imprecisión geográfica”, o alguna cuestión que, según redactaron en un informe, incluso “contraviene” cláusulas del pliego de concesión del contrato.

Tanto el Foro como el MFM piden una “revisión urgente de las políticas de protección que se hace evidente en casos como la desastrosa gestión de las pulseras telemáticas de control de los agresores machistas” porque, alegan, “la desprotección frente al feminicidio es una grave negligencia y una violencia institucional que se añade a la violencia machista”.

Las distintas partes del movimiento tienen también en común para este año exigir que sean lo más sólidos posibles los sistemas que España lleva años levantando, para los que las dos principales organizaciones en Madrid, donde se coge el pulso al movimiento, denuncian que está habiendo “recortes” y “relajación” por parte de las instituciones, especialmente en territorios como la Comunidad que preside Isabel Díaz Ayuso, donde se está produciendo un “desmantelamiento de los espacios de igualdad, que se unen al reciente recorte presupuestario destinado para la lucha por la igualdad anunciado recientemente” por el gobierno madrileño.

Desde la Comisión 8M ―la plataforma de asambleas de barrios y pueblos― consideran “prioritario poner el foco en el auge de violencias patriarcales” que existen en la sociedad “y más concretamente en la violencia racista”. En el comunicado por este 25-N también “remarcan el rechazo a la instrumentalización política de los movimientos de derechas que llevan años negando e invisibilizando la violencia sexual y machista, especialmente la que se ejerce contra las mujeres racializadas”. “La violencia patriarcal no puede servir jamás para justificar sus discursos de odio”, añaden.

En cuanto a las políticas públicas, afirman que “los recortes matan” y señalan “cómo la violencia es una cuestión estructural que no se limita al ámbito de lo privado, sino que se extiende también a políticas globales que se materializan" en esos recortes en los sistemas públicos “como los de atención a las víctimas de violencia machista y sexual”, o al sanitario, “esencial en la prevención de violencias machistas”.

La división que se alarga desde 2022

En 2022, la tramitación de la ley trans puso sobre la mesa una posición transexcluyente de parte del movimiento feminista que, hasta el momento, no se había hecho visible, o no tanto. Esa posición, sin embargo, tenía un trasfondo, y es que esa ley, y la incorporación de la llamada agenda queer a la del movimiento, la había iniciado Unidas Podemos, entonces socias de coalición del Gobierno con el PSOE y con Irene Montero como ministra de Igualdad.

Y fue así como se reflejó el desgaje, como una separación entre el feminismo más cercano al PSOE, que había ostentado la representación institucional del feminismo históricamente, y el que se inclinaba por la visión de Podemos. Porque eso que se concretó en la libre autodeterminación de género incluida en la ley trans estaba ya entre los compromisos socialistas, había sido incluido en su agenda política y de gobierno. Había un choque político, de poder.

Después, la división continuó y se acrecentó por las distintas posiciones frente a la prostitución ―abolicionistas y regulacionistas—, y las consecuencias de la Ley de Libertad Sexual —las rebajas de penas y excarcelaciones a reos de delitos sexuales—.

Aunque Montero dejó la cartera en noviembre de 2023 y la socialista Ana Redondo dirige desde entonces el ministerio, y aunque ya no existe esa tensión política por el ministerio, esa grieta ya no parece tener cierre. Habrá dos manifestaciones en ciudades como Sevilla o Mallorca.

Y en Madrid, que es donde de alguna forma se mide el latido más oficial del movimiento, es especialmente visible por hacerlo en dos recorridos prácticamente a la misma hora y no lejanos uno del otro. Uno, el del Foro y el Movimiento Feminista de Madrid, a las 18.30 con salida desde la esquina Gran Vía con Alcalá; y el de la Comisión 8M, desde Atocha a las 19.00.

Históricamente, el Foro es la organización que en la capital ha convocado la manifestación, lo lleva haciendo desde 1997. Por otro lado, la plataforma de asambleas de barrios y pueblos que están bajo el paraguas de la Comisión 8M desplegaba acciones y marchas por este día de forma autónoma. Llevaban, hasta 2023, cuatro años haciéndolo de manera coordinada, es decir, que cada asamblea convocaba en su barrio, pero con un cartel, un lema y un manifiesto común. Desde ese año, 2023, se unen a la convocatoria de la Comisión.

A esta última es a la que acude el feminismo transinclusivo, y también el regulacionista de la prostitución aunque hay también feministas abolicionistas en esa marcha; y es también a la que se ha adherido estos años la exministra de Igualdad, Irene Montero, y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. A la del Foro y el MFM se une la parte del movimiento transexcluyente y el abolicionista; fue a esta a la que Redondo, recién recogida la cartera de Igualdad en 2023, se unió tanto ese año como el pasado. Este 25-N, declaró el jueves pasado, irá a ambas.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.
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