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España está a la cola de los países avanzados en cuidados paliativos, por detrás de Uganda y Tailandia

El primer atlas mundial de la prestación, que adelanta EL PAÍS, muestra que la mitad de la población mundial no tiene un acceso adecuado

Pablo Linde

España ocupa el 28º lugar del mundo en cuidados paliativos, y es el penúltimo país del grupo de los avanzados, solo por delante de Corea del Sur. Está detrás de una mayoría de Estados occidentales, pero también de otros en desarrollo, como Uganda o Tailandia, según el primer Atlas Mundial que evalúa esta prestación, elaborado por el Observatorio Atlantes de la Universidad de Navarra con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que adelanta en exclusiva EL PAÍS.

Es el primer informe mundial con una metodología estandarizada de estos servicios, que se basan en los cuidados cuando la medicina ya no ofrece cura, a menudo relacionados con la última fase de la vida, pero que pueden durar años. El documento muestra que la mitad de la población global no tiene acceso a ellos.

Evidencia que existen países que pueden servir de brújula en sus contextos, como Alemania, Países Bajos, el Reino Unido, Australia, Chile, Uruguay, Costa Rica, Uganda y Tailandia. Pero también revela retrocesos, como Israel, Canadá, Liechtenstein, Rumanía o Mongolia.

El mapa mundial examina 14 indicadores que permiten analizar los cuidados paliativos a la luz de seis dimensiones: empoderamiento de la sociedad, políticas sanitarias, investigación, educación, uso de medicinas esenciales y provisión de cuidados paliativos para adultos y niños. Categoriza a 201 territorios en cuatro niveles de desarrollo: emergente (40%), en progreso (28%), establecido (17%) y avanzado (14%). España está a la cola de este último.

El país, según el documento, tiene fortalezas en el marco normativo y político, el acceso a medicamentos esenciales, la cobertura amplia de servicios y el liderazgo internacional en el campo de la investigación. Sin embargo, existe una gran desigualdad territorial, ya que la calidad de los servicios varía mucho en función de la comunidad autónoma.

Carlos Centeno, director de Medicina Paliativa de la Clínica Universidad de Navarra y autor principal del informe, también advierte de la necesidad de una mayor integración en atención primaria: “Aunque existe colaboración, aún no está sistemáticamente consolidada en todo el país. Además, es necesario fortalecer la formación académica y profesional tanto para médicos como para enfermeros y los demás profesionales de la salud. No es necesario que todos sean especialistas, pero sí que todos sepan lo básico”.

Estos son algunos de los problemas que viene señalando en los últimos años la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal). Su presidenta, Elia Martínez, explica que esta heterogeneidad hace que algunos ciudadanos cuenten con servicios muy avanzados y otros carezcan de ellos por completo. “Todo depende del código postal”, asegura.

Según los datos de Secpal, solo el 40% de los pacientes que necesitan cuidados paliativos especializados en España los reciben. “Uno de los problemas es que ni siquiera sabemos a ciencia cierta quién presta los servicios. En unos lugares son las unidades domiciliarias de los hospitales, en otros los centros de salud y el Ministerio de Sanidad tampoco cuenta con datos fiables porque depende de cada comunidad autónoma”, dice Martínez.

La sociedad está trabajando en un censo que permita conocer más al detalle la realidad española, que cuenta con 4.000 especialistas divididos en 500 equipos. Martínez cree que solo exponiendo bien cómo se distribuyen se pueden alcanzar mejoras, que en su opinión también pasan por la aprobación de una ley de paliativos que garantice unos mínimos y una mejor formación en los grados, que en muchos casos es inexistente.

El Atlas, que se presentará oficialmente este jueves, también hace un llamamiento al fomento de la investigación en el caso español, “pues sigue siendo limitada en comparación con otras áreas médicas”; y al impulso de la atención pediátrica, cuyas carencias quedaron de manifiesto este mismo año con el caso de un pediatra amonestado por atender fuera de horario, que dejó patente que miles de niños no tienen servicio las 24 horas.

Por detrás de Uganda y Tailandia

Llama la atención del mapa mundial que entre países muy avanzados se cuelan otros como Uganda y Tailandia, ambas por delante de España (en los puestos 26º y 12º, respectivamente). Carlos Centeno razona que es un ejemplo de cómo los cuidados paliativos no tienen por qué depender tanto de la riqueza del país, aunque están muy correlacionados, como de la voluntad de sus gobernantes.

Para el caso de Uganda explica que bebe de la tradición anglosajona de los hospicios. “Tenían esta filosofía, y más adelante comprendieron que necesitaban morfina, porque sin ella no puede haber cuidados paliativos”, expone. Como la producción es muy sencilla ―“se puede hacer en un laboratorio más pequeño que esto”, dice Centeno señalando su despacho―, estos hospicios comenzaron a fabricarla con autorización del Gobierno, en un modelo que se extendió con éxito a todo el país.

En Tailandia, continúa el autor del informe, se debe más a la iniciativa gubernamental, que ha apostado por implantar los paliativos en la atención primaria, de forma que están muy próximas a los pacientes.

“Aunque es cierto que el desarrollo de los cuidados paliativos va de la mano del desarrollo humano y económico, hay sociedades que les dan mucha importancia por razones culturales. Eso nos lleva a la conclusión de que los cuidados paliativos no son de pobres ni de ricos. Son la mejor manera de tratar esa parte de la vida que muchas veces está marcada por el sufrimiento”, zanja Centeno.

Para realizar este primer mapa mundial, su equipo ha formado a un millar de profesionales de todos los países que participan, que han sido los que han evaluado sus sistemas mediante un método certificado por la OMS. Para afinar las conclusiones, luego ha sido revisadas por otros evaluadores, como sucede en las revistas de revisión por pares. También han contado, en los casos en los que ha sido posible, con la participación de las sociedades de cuidados paliativos nacionales, e incluso de los Gobiernos, en determinados países.

El resultado es un atlas único, que se nutre en realidad de los mapas regionales que la Universidad de Navarra venía elaborando en los últimos años, y que son la referencia internacional para medir los avances de los cuidados paliativos en todo el mundo. Pero hasta ahora, el puzle siempre había sido incompleto: faltaban estadísticas de Asia, Norteamérica y El Caribe, que se han evaluado por primera vez para configurar este informe.

Su lanzamiento esta semana no es casualidad. El 11 de octubre se celebra el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, que este año lleva por lema Cumplir la promesa: acceso universal a los cuidados paliativos.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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