¿Quiso hacer Elon Musk el saludo nazi? “No lo podremos saber nunca, porque no estamos en su cabeza”
Tras la polémica durante la celebración de la toma de posesión del presidente estadounidense Donald Trump, expertos en comunicación no verbal hacen sus interpretaciones
El saludo de Elon Musk durante la celebración de la toma de posesión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 20 de enero, recorrió el mundo. El hombre más rico del planeta, inyectado de felicidad ante un estadio repleto de simpatizantes trumpistas, agradeció haciendo un gesto polémico: el magnate de origen sudafricano se llevó la mano al corazón y luego la extendió rápidamente con la palma abierta hacia el público. El gesto se repitió una segunda vez, después las redes sociales lo reprodujeron otras miles. Uno de los tantos usuarios de X que subió la captura de pantalla de Musk con el brazo en alto, decía: “Y la presidencia de Trump comienza con el hombre más rico del mundo dando un saludo nazi”. La polémica ha ido desde la alusión a un supuesto ademán de la antigua Roma, hasta que fue un saludo fascista italiano o una torpeza, pasando por el “nazi, las pelotas” que posteó en la red social del propio Musk el presidente argentino, Javier Milei. Pero, ¿cuánto se puede saber de este gesto controvertido? ¿Quiso hacer Elon Musk el saludo nazi?
Él ha despreciado las críticas, pero no lo ha negado expresamente. Según Javier Torregrosa Viceda, director del Máster de Comunicación No Verbal en la Fundación Empresa Universidad de Alicante (Fundeun), desde el lenguaje corporal solo puede interpretarse si el saludo ha sido espontáneo o deliberado. Es decir, si se trata de un gesto exento de significados específicos o si posee una carga simbólica. Para Torregrosa queda claro: “¡No es espontáneo!”. Y argumenta: “Instantes antes del saludo realiza un parpadeo muy rápido, esto indica un procesamiento cognitivo, está pensando en algo en ese momento, está procesando la información [por ende], lo que hará a continuación será un gesto pensado y no espontáneo”. Lo mismo, explica Torregrosa, puede interpretarse a partir de la rigidez de la mano, el mentón levantado, la tensión articular y en las comisuras de la boca. Por último, “el ‘uhm’ que dice verbalmente al finalizar el gesto”. Todo hace pensar al experto que es controlado.
Esto no quiere decir que la alusión sea nazi o fascista, sino que el gesto posee un contenido simbólico. “Nadie puede afirmar el significado”, subraya Torregrosa. “Puede tener un sentido para él, que solo él conoce, o puede ser un símbolo sociocultural”. Lo que es evidente, dice, es que el mensaje va más allá del público que tiene en frente. No así la repetición, que según el especialista, es tan solo un saludo.
La catedrática de lingüística general y experta en comunicación no verbal de la Universidad de Alcalá de Henares, Ana María Cestero Mencera, sin embargo, sostiene lo contrario: el gesto es espontáneo y no es un saludo, sino un agradecimiento. “Pero la comunicación no verbal raya la inconsciencia, entonces se produce la fuga de información”, explica. “A mí me hace pensar que no lo ha preparado, pero ahí detrás está su ideología, por eso todo el mundo lo ha interpretado así”, agrega, recordando el estiramiento del brazo “más fuerte que cuando el saludo es normal”.
Ante la ola de repercusiones que hubo en los medios de comunicación y las redes sociales, Musk se ha mostrado muy activo a través de su cuenta de X, compartiendo memes en los que se mostraba, por ejemplo, una foto de Trump tomando agua junto a una de Hitler haciendo lo mismo, u otra que decía: “A Elon Musk le gustan los perros. También le gustaban a Hitler”. Ironizando sobre lo sucedido, el propietario de la red social y actual Administrador del Departamento de Eficiencia Gubernamental de la Casa Blanca compartió una publicación con fotos de dirigentes como Hillary Clinton, Barack Obama o Kamala Harris con el brazo extendido en alto. Y aprovechó la publicación para apuntar contra los medios de comunicación: “Los medios tradicionales son pura propaganda. Ustedes son los medios ahora”.
The legacy media is pure propaganda.
— Elon Musk (@elonmusk) January 21, 2025
You are the media now. https://t.co/lgkIbzcAZP
Referencias históricas
Lo primero que hay que desmentir es la supuesta alusión romana. La historiadora británica Mary Beard se encargó de hacerlo a través de su cuenta de X. “Soy de las que dudaría antes de etiquetar el gesto de Musk como un saludo fascista”, escribió la historiadora. “Pero, por favor, no tiene nada que ver con los antiguos romanos (reales)”, aclaró.
I am one of those who would be hesitant before labelling Musk’s gesture a “fascist” salute. But please, it has nothing to do with the (real) ancient Romans.
— mary beard (@wmarybeard) January 21, 2025
En cuanto al saludo nazi y al saludo fascista, existen algunas diferencias. Según un artículo de National Geographic, la diferencia entre uno y otro está en la inclinación de la mano. Mientras que el que realizaban los miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán consistía en poner la palma en una inclinación horizontal, los seguidores del dictador Benito Mussolini la colocaban en el mismo ángulo de inclinación que el brazo. Este último fue el que importó José Antonio Primo de Rivera para la Falange Española.
Hay un tercer gesto al que podría haber hecho alusión Elon Musk en caso de que su saludo fuera un mensaje simbólico. A finales del siglo XIX, un socialista cristiano estadounidense, Francis Bellamy, creó lo que la historia recordaría como el saludo Bellamy. En el marco de los 400 años de la conquista de América, Bellamy inventó este saludo para prestar jura a la bandera. Este consistía en extender el brazo en alto. Años más tarde, el gesto derivó en colocarse la mano sobre el corazón para, acto seguido, hacer el estiramiento del brazo (tal cual lo ha hecho Elon Musk). Sin embargo, con la aparición de las dictaduras europeas, el Gobierno de Estados Unidos decidió, en 1942, reducir el saludo civil a la bandera por la mano en el corazón.
Saludo o gesto, espontáneo o deliberado, Torregrosa y Cestero están de acuerdo en una cosa. Si había o no una referencia, dice la lingüista, “no lo podremos saber nunca, porque no estamos en su cabeza”.
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