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Las comunidades y el ministerio alertan de un verano especialmente complicado en la sanidad pública

El retraso en la incorporación de los residentes con motivo de la pandemia agrava un problema que se repite cada año

La ministra de Sanidad, Mónica García, interviene en la sesión de control al Ejecutivo este miércoles en el Congreso.
La ministra de Sanidad, Mónica García, interviene en la sesión de control al Ejecutivo este miércoles en el Congreso.Jaime Villanueva
Pablo Linde

Las vacaciones estivales ponen cada año en tensión la sanidad pública. Con la mitad de las plantillas de vacaciones y profesionales insuficientes para cubrir las bajas, es un problema que se agrava sobre todo en las zonas que ganan población en estas fechas. Este verano, además, el clásico recurso de hacer contratos temporales a los residentes que terminan el MIR es inviable, ya que la pandemia retrasó su incorporación, y no finalizarán hasta septiembre (cuando lo normal es que lo hagan a finales de mayo). El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas están de acuerdo en que será un verano complicado, pero discrepan (especialmente con las del PP) en quién tiene la responsabilidad de solucionarlo.

La ministra, Mónica García, ha reiterado este miércoles en la sesión de control del Gobierno un argumento que lleva repitiendo en las últimas semanas: que la sanidad pública está dimensionada para el otoño y la primavera, pero se queda corta en invierno ―cuando las infecciones respiratorias, incluso sin covid, lleva a la saturación― y en verano, por las vacaciones. “Los que hemos trabajado en el SNS sabemos que los veranos son un drama, porque los profesionales se tienen que ir de vacaciones. Estamos intentando dimensionar el Sistema Nacional de Salud (SNS) junto para las comunidades para que no sea así”, ha dicho en el Congreso.

Ester Muñoz, diputada popular, ha sintetizado el mensaje que los consejeros de su partido llevan también proclamando las últimas semanas: “Estamos abocados a una emergencia sanitaria este verano y los próximos años. Se van a cerrar centros, hospitales y camas. Ya no es solo responsable, señora García, sino que, a partir de este verano, usted será la culpable [...] y quiere que apechuguen los consejeros de las comunidades autónomas”.

La realidad es que las comunidades autónomas son las competentes en la gestión de la asistencia sanitaria: son las que contratan a los médicos, dimensionan las plantillas, les pagan con sus presupuestos, organizan los hospitales y los centros de salud, también las que acreditan las plazas de médicos residentes (MIR) que pueden formar cada año, en las cuales el Ministerio oferta cada año un número de puestos.

Las comunidades del PP, y con un tono menos beligerante también el PNV, han reclamado al ministerio su responsabilidad de formar más médicos, a lo que García responde que un profesional tarda 10 años en formarse, y que desde 2018 no han hecho más que aumentar el número de plazas MIR: “El Sistema Nacional de Salud tiene hoy más profesionales que nunca, más médicos en formación que nunca y más estudiantes de medicina que nunca. Algunos consejeros de sanidad nos han pedido que avalemos irregularidades y nos han pedido que se salten la ley”.

Se ha referido así García al problema de los MIR de este año, que ya abordó la semana pasada junto a las autonomías en un Consejo Interterritorial extraordinario del SNS. “No vamos a hacer que nuestros redientes terminen su formación tres meses antes, no vamos a hacer que utilicen a los resis como mano de obra barata o sin supervisión, porque eso sería ilegal”, ha dicho la ministra.

Ante las reclamaciones de algunos consejeros para aprovechar en verano a los residentes que están a punto de terminar el MIR, Sanidad envió el martes una carta a las comunidades autónomas, que remite a la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias (LOPS) y al Real Decreto 183/2008, que la desarrolla, establecen los principios básicos que rigen la formación sanitaria especializada en España.

“Estos principios incluyen la asunción progresiva de responsabilidades por parte de los residentes y un nivel decreciente de supervisión a medida que avanzan en su formación. En el caso concreto de Medicina Familiar y Comunitaria [que es la que suele registrar más problema de personal], el programa formativo establece que los residentes de cuarto año deben ser capaces de hacerse cargo de forma autónoma y completa de una consulta, sin la presencia del tutor, aunque con la posibilidad de recurrir a él en caso de duda o ante situaciones complejas”, argumenta el ministerio.

El sindicato médico AMYTS ha recordado que el “residente debe estar tutorizado y no debe cubrir las deficiencias de plantilla de los sistemas sanitarios”. “El verano se avecina peculiar y posiblemente complicado, pero por culpa de la falta de previsión”, ha destacado en una nota. “Los residentes pueden solos en el habitáculo, en la consulta, pero tienen una puerta intercomunicada con el tutor que tienen nombre y apellidos, que es la persona encargada de supervisar o hacer comprobaciones en exploraciones físicas”, ha añadido Sheila Justo, médica de Familia y vicepresidenta de AMYTS.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.
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