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La drástica caída del cultivo de amapola en Afganistán abre una rendija al fentanilo en Europa

El Observatorio Europeo de la Droga advierte del riesgo de que los opiáceos sintéticos suplan un hipotético desabastecimiento de heroína en el mercado mundial

Rebeca Carranco
Amapola Afganistan
Soldados afganos destruyen un campo de amapolas en la provincia afgana de Nangarhar.GHULAMULLAH HABIBI (efe)

La adormidera es una de las bases de la economía en Afganistán. La prohibición de su cultivo por parte de los talibanes, que recuperaron el poder en 2021, ha supuesto una caída drástica de las hectáreas dedicadas a su cultivo, de 233.000 a 10.800. El último informe del Observatorio Europeo de la Droga advierte del riesgo de que una posible falta de suministro a nivel global sea sustituida con “opiáceos sintéticos más dañinos, como derivados del fentanilo o nitazenos”. Afganistán producen el 80% del opio a nivel mundial, según el observatorio.

“No tenemos ningún indicio de que haya opiáceos sintéticos en España, pero estamos todos histéricos vigilando”, asegura el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Joan Villalbí. Hasta su mesa ha llegado también el informe europeo, que han analizado con detenimiento. “Los talibanes anunciaron que prohibirían el cultivo de opio. No sabíamos si sería de verdad o de cara a la galería. Ahora tenemos los primeros avisos de que podría estar pasando”, indica Villalbí. El documento señala también otro riesgo derivado de la falta de droga: un aumento de las “polisustancias” entre los consumidores de heroína.

“Es una ventana de oportunidad”, admite el comisario jefe de investigación de los Mossos d’Esquadra, Ramon Chacón. “Le llaman la teoría del caos: si no se cultivan amapolas en Kabul, morirán miles de personas en Europa”, dice, sobre las consecuencias que tendría un hipotético desabastecimiento de heroína en los mercados europeos, con consumidores a los que les llegan alternativas más peligrosas. Pero insiste en que los datos hasta el momento desmienten que ese escenario se cierne de manera inmediata sobre España. “De los 45.000 análisis anuales (15.000 penales y 30.000 administrativos) que hacemos, no se ha encontrado nunca fentanilo”, revela. En los últimos seis años, la policía ha intervenido 379 gramos de esta sustancia, según datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO). Y la mayor parte (291 gramos) corresponden a una única actuación, de 2018, en el puerto de Ceuta, donde se le requisó a una persona de origen extranjero.

Los expertos recuerdan también que el viaje de la heroína derivada del opio que se produce en Afganistán a Europa es largo. “La droga tarda mucho en llegar”, indica el comisario Chacón, lo que supone que aún no se haya producido ese temido desabastecimiento. Una visión compartida por el director estatal de Energy Control, Claudio Vidal, especializados en el análisis de las drogas: “Todavía se puede vivir un tiempo del stock, el almacenaje”. Vidal añade que hasta el momento ellos tampoco han encontrado trazos de los temidos opiáceos sintéticos en su tarea de análisis de lo que se consume tanto a nivel recreativo, como en salas de venopunción. “Nadie ha aportado un dato sólido para confirmar la presencia” de fentanilo u otros derivados en España.

Antes del hallazgo propiamente de las drogas, otros elementos permitirían avanzarse. “El precio de la heroína y su pureza supondrían indicadores previos”, apunta Chacón. Ante la escasez de heroína, subiría el coste del gramo, y bajaría su calidad, estaría más cortada. En agosto del año pasado, se emitió una alerta desde la Sala Baluard de Barcelona, la mayor sala de consumo supervisada de España, de que se estaba vendiendo heroína más adulterada. “En algunos momentos, se encontraron muestras con cero heroína”, asegura el delegado del Plan Nacional sobre Drogas. Pero poco después, la situación regresó a la normalidad, con muestras con un 5% o 6% de pureza. Fuentes policiales que luchan en contra de la droga en La Mina, un punto de venta tradicional de Barcelona, tampoco han detectado desabastecimiento. “No paramos de hacer decomisos de heroína”, cuentan, e insisten en que jamás han encontrado fentanilo o derivados similares.

Villalbí, sin embargo, no desprecia el riesgo real de que la producción de los opiáceos sintéticos, si Afganistán no cultiva adormidera, se lleve a cabo en “la ruta de la heroína”. “En cualquiera de los países de alrededor”, avisa, sobre un producto que necesita otros elementos químicos que se producen en su mayoría en China. El comisario Chacón objeta que el proceso de fabricación de los opiáceos sintéticos es complicado, y debe estar muy medido para no matar directamente al consumidor. “No es tan fácil tener el conocimiento. Es química orgánica, molecularmente es difícil”, indica. A su entender, sería más plausible que otros países cercanos a Afganistán, como la India o Kazajistán, tomasen el relevo del cultivo de amapola, mucho más sencillo. El año pasado, Myanmar ya superó las hectáreas cultivadas de Afganistán, según el informe del Observatorio Europeo de la Droga.

El experto policial señala otros elementos que complican la llegada de estas drogas. El primero, el escaso interés de las organizaciones criminales potentes asentadas en España, que se dedican a otras drogas, como el hachís, o la marihuana, ambas en “ciclos expansivos”. “No tienen la necesidad” porque ya obtienen grandes beneficios. El comisario añade el “runrún” que les llega a los policías de vez en cuando: la posibilidad de que se corte la cocaína con fentanilo. El mercado, indica, está en un proceso de “fragmentación mundial”, con más procesos de producción externalizados, pero también hay más cocaína que nunca, debido al aumento de las hectáreas de cultivo en Perú y Colombia. “No tiene sentido cortarla con fentanilo. Y lo encontraríamos en los análisis”, explica. “La cocaína tiene índices de pureza desconocidos hasta la fecha”, coincide Vidal, sobre lo que encuentran sus análisis.

Condiciones extremas de cultivo

Otra cosa, apunta el comisario de los Mossos, es que los carteles mexicanos, que suministran a Estados Unidos, decidiesen cubrir una posible demanda en Europa. Pero contrapone otro elemento más que, a su juicio, puede acabar con la amenaza: ¿Cuánto tiempo sostendrán los talibanes el veto? “Afganistán ya no tiene las ayudas del FMI o del Banco Mundial”, analiza. Además, el país sufre también la sequía. “Cada vez bajan más las hectáreas de cultivos de árboles frutales porque no es rentable”, añade. La adormidera, en cambio, sí que aguanta condiciones más extremas para su cultivo. La prohibición ha tenido un efecto devastador en la economía del país, con una pérdida de más de 1.000 millones de dólares [920 millones de euros] para los agricultores, según la U. S. Institute of Peace, una agencia independiente.

Y si todo fallase, y finalmente los opiáceos sintéticos entrasen en el mercado europeo, los implicados en la lucha antidroga aseguran que la detección sería inmediata. “Se sabría enseguida por el principal riesgo que tienen son las sobredosis”, recuerda Claudio Vidal, de Energy Control. Y sobredosis que en muchos casos suponen la muerte. “Nos lo miramos con mucha atención”, insiste Villalbí, del Plan Nacional sobre Drogas, sobre la vigilancia de todos los indicadores que revelarían la llegada del temido fentanilo, que causa estragos en Estados Unidos. En ese escenario, Chacón considera que tienen “más números” de asentarse los nitazenos, que ya se han encontrado antes en Europa, que el fentanilo. Las agencias de Salud del Reino Unido, de Francia y de Irlanda han emitido alertas recientes pero puntuales de sobredosis por este tipo de derivado sintético, con unas consecuencias devastadoras para la salud. En todo caso, advierte Chacón, si los opiáceos sintéticos llegan a Europa, “será un fenómeno global”.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.
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