Las noticias que niegan la violencia machista multiplican por cuatro su impacto en X
El último estudio de la consultora LLYC en 12 países sobre cómo se informa y se opina sobre este problema estructural apunta a la justificación de las agresiones en uno de cada cinco casos y al sensacionalismo
Hace poco más de una semana se conoció la sentencia, recurrible, a Dani Alves por violación: cuatro años y medio de cárcel. Ha sido el último gran caso mediático por violencia sexual y, como ya ocurrió con otros, como el de La Manada, la información y los comentarios en redes han ido desde la pedagogía sobre este problema estructural al señalamiento de la propia víctima. Hasta el juicio, los medios que dieron voz a quienes ponían en duda el relato de la víctima les concedieron entre un 25% y un 40% de la cobertura, a través de la familia del exjugador o de letrados brasileños que la acusaron de haber hecho una denuncia falsa. Cada noticia en este sentido multiplicaba por cuatro su difusión en X (antes Twitter). En cambio, por cada noticia con contexto y con perspectiva de género, la difusión en redes sociales es mucho menor: 0,4. “Es decir, de cada 10 noticias que buscan sensibilizar, concienciar y prevenir, se generan 4 tuits sensibilizadores”.
Son algunos de los datos que revela el último estudio de la consultora LLYC, Desenfocadas, sobre la opinión y el tratamiento informativo de la violencia machista, con una radiografía de X y medios online de 12 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana, entre el 1 de diciembre de 2022 y el mismo día de 2023. Analizaron 226,2 millones de artículos de noticias generales, 5,4 millones de noticias y 14 millones de tuits relacionados con la violencia de género. Una vez extraídos, los pusieron en relación con las recomendaciones de los organismos internacionales sobre el tratamiento informativo que ha de hacerse en estos casos.
La conclusión, apunta el estudio, es clara: “Aún hay trabajo por hacer para que la cobertura mediática de la violencia de género cumpla adecuadamente las reglas deontológicas internacionales”. El objetivo, dice Luisa García, una de las autoras y socia y directora global de operaciones de la firma, es “contribuir a que la visibilidad que se le da a la violencia contra la mujer sirva para impulsar un cambio a mejor, en lugar de generar el efecto contrario”, como ocurre con el negacionismo de la violencia machista.
Según los resultados del informe, una de cada 50 noticias “sugiere negacionismo en alguna de sus formas o caen, al menos, en la relativización de los daños o los hechos”, lo que implica “minimizar la realidad de la violencia de género como un problema social, transmitiendo la idea de que es más bien algo puntual o anecdótico”.
Inmaculada Poveda, vocal de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, con la que LLYC contactó para el estudio, incide en “la peligrosidad” que tiene esta negación de la realidad, sobre todo, en los entornos en los que existe una víctima, donde incluso la propia familia puede dudar de su relato: “De hecho, es posible que la víctima sea juzgada o llegue a interiorizar que la violencia es algo normal, incluyendo el maltrato, la vejación, la violencia psicológica y económica, de la cual se habla poco pero existe en gran medida”
Relacionada con la negación, está la justificación de las agresiones: el 20% de las noticias lo hacen, recurriendo en algunos casos a argumentos “como problemas de adicciones o incluso a la provocación por parte de la víctima para intentar explicar y, de alguna manera, justificar los actos violentos del agresor”. Uno de los ejemplos que incluye el estudio, un titular real, es “la asesinada fue violada y descuartizada por vestir ropa demasiado corta”. Aunque ese titular se publicó en un medio español, entre todos los países, la cobertura de Estados Unidos es la que más justifica la violencia (un 27%), “el doble que el promedio del resto de países. En España, encuentran razones para “explicar” la agresión una de cada diez noticias; y México, con una alta prevalencia de feminicidios, es el país que menos lo hace (9,5%).
El tratamiento incorrecto de la información pasa también por cómo y dónde se pone el foco, y cuánto se abre. En uno de cada seis casos se exponen datos personales que “las víctimas preferirían evitar, como su profesión, o su salud mental”, como ocurrió con la víctima de la agresión de Dani Alves; y “el foco” está sobre ellas en vez de sobre los agresores, “hay un 75% más de menciones a atributos de ellas”.
Las redes y el sensacionalismo
Pero no solo son periódicos, radios o televisiones [han analizado cualquier medio que tuviera publicación online]. “La responsabilidad no es solo de los medios, sino de todos los que consumimos y generamos contenidos, que hoy en día somos casi todos”, apunta García. “Es cierto que los medios crean tendencia y en muchos casos marcan la conversación, pero insisto en que quienes no somos periodistas también tenemos mucho que sumar a esta causa”, añade.
En redes, aunque la conversación social en torno a la violencia de género se ha ampliado y extendido en los últimos años, la frecuencia con la que se habla de ella es 15 veces menor que en medios —que llegan “a publicar un artículo sobre violencia de género por cada 30 noticias—, sin embargo, lo que sí hay más en X es sensacionalismo, “el doble que en las noticias”. Explica el informe que “la necesidad de captar la atención rápidamente y generar interacción puede llevar a una presentación exagerada de los casos, priorizando la espectacularización y el morbo”.
Incluso cuando no se pretende, ahonda García: “Todos tenemos sesgos. Quienes participamos en redes sociales, los periodistas, los directivos de empresas. Podemos estar muy comprometidos con la erradicación de la violencia y que, sin darnos cuenta, estos sesgos influyan en cómo hablamos o escribimos sobre el tema. Podemos querer mostrar solidaridad y, sin darnos cuenta, estar poniendo el foco en la víctima en lugar de en el problema estructural que es esta violencia o en el agresor”.
Que los medios incluyan la perspectiva de género para tratar la información y que haya periodistas con especialización en este ámbito le parece “fundamental”, pero también sabe que no es algo ni extendido ni homogéneo. “Mientras los medios ponen en marcha esta especialización y ayudan a que sus periodistas se formen en el tema”, dice, han elaborado una serie de recomendaciones, como reforzar las consecuencias de la agresión o contextualizar sin atacar la intimidad.
Y, además, han creado The Purple Check, “una inteligencia artificial que, cuando le sugieres un titular o un mensaje sobre violencia de género, te indica si está en línea con las recomendaciones de los organismos internacionales y te indica cómo podrías hacerlo mejor”. Para intentar que no haya ningún titular más en el que se lea que “una mujer muere a manos de su pareja”, o “la volcánica relación que mató a Lourdes”, o “la joven de Bilbao violada por seis hombres había quedado con uno de ellos”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista —de la física a la psicológica, la sexual o la económica—, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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