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Los profesores de la Universidad estatal de California logran un principio de acuerdo en el primer día de huelga

El sindicato y el mayor sistema universitario público de Estados Unidos pactan desconvocar la protesta, que iba a durar cinco días

California Faculty Association members
El sindicato California Faculty Association convocó a una huelga de cinco días en el sistema de educación pública universitaria más grande de EE UU.Eric Risberg (AP)
Luis Pablo Beauregard

De vuelta a las aulas en el sistema universitario público más grande de Estados Unidos. El sindicato que representa a 29.000 integrantes de la facultad de la Universidad estatal de California (CSU por sus siglas en inglés) ha alcanzado la noche del lunes un acuerdo para poner fin a una huelga convocada para toda la semana. La protesta, una de las más grandes en el país, había sido seguida desde esta mañana por profesores, tutores, consejeros, bibliotecarios y entrenadores deportivos, quienes exigían una mejora de sus condiciones, entre ellas un incremento anual de 12% al salario. La manifestación alteró los planes del primer día de clases del semestre primaveral. La normalidad, sin embargo, regresará a los salones desde este martes tras el sorpresivo acuerdo, que llega ahora, después de más de seis meses sin acuerdo entre las partes. Esta fue la primera huelga en su totalidad para el extenso conjunto educativo, formado por 23 centros y 450.000 alumnos.

El acuerdo al que se ha llegado deberá ser ratificado por los 29.000 miembros del sindicato, la California Faculty Association (CAF). Los líderes del grupo han anunciado que no se ha logrado el 12% que se buscaba, pero que las autoridades universitarias ofrecieron un incremento de 5% retroactivo a julio de 2023. A este se sumará otro 5% de subida que llegará en julio de este año, cuando entrará en vigor el nuevo contrato colectivo, que tiene una vigencia de tres años. “Lo estamos comunicando como un incremento de 10% en los próximos seis meses, aseguró, Kevin Wehr, uno de los integrantes del equipo de negociación, a la prensa local.

Además de las mejoras al salario, CSU ha aceptado subir el monto mínimo para los trabajadores en lo más bajo de la pirámide salarial. La baja parental pasará de seis a ocho semanas, se otorgarán días de ausencia para crisis personales y se instalarán baños de género neutro, salones para lactancia y plazas de aparcamiento en varios campus.

“El acuerdo permite a la universidad compensar con justicia a su facultad reconocida a nivel mundial, mientras se protege la viabilidad financiera a largo plazo de la universidad”, aseguró la noche del lunes en un comunicado la rectora Mildred García. La institución había argumentado el año pasado, en medio de las tensiones de las negociaciones, que la subida del 1% al cuerpo docente costaba a las finanzas de la universidad al menos 26,5 millones de dólares. La organización educativa aseguraba que un aumento del 12% se traduciría en un monto que superaba los 300 millones de dólares. El monto superaba con holgura los 227 millones que Cal State recibió de presupuesto para 2023 del Congreso estatal. Las finanzas de California, que nutren a CSU, están marcadas por un déficit de 30.000 millones de dólares.

La manifestación había sido convocada por CAF tras varios meses sin acuerdo. Las autoridades universitarias habían puesto sobre la mesa un incremento de 5% anual en los salarios. El acuerdo logrado es similar a esta propuesta. Diciembre dejó señales que indicaron que el conflicto podía aumentar en 2024. El mes pasado, los educadores llamaron a una huelga de un día en cuatro de los campus de Los Ángeles, Sacramento y San Francisco, que albergan a unos 105.000 estudiantes. Fue la última muestra de presión hasta que este lunes miles de profesores salieron a las calles con pancartas para exigir un acuerdo.

“Vivimos en un constante esfuerzo para llegar a fin de mes”, dijo esta mañana Dirk Horn, profesor de Ciencias Políticas, al medio Cal Matters. El profesor explicó que algunos días debe manejar unos 130 kilómetros para acudir a tres diferentes campus para dar clases. Su salario anual es de 64.000 dólares (57.000 euros), una cantidad con la que le es cada vez más difícil vivir por las presiones inflacionarias y el implacable aumento de los costes de vida en California. Horn afirma que hay meses donde debe complementar sus ingresos conduciendo para Uber. “No debería buscar trabajos externos. Debería poder pagar mis recibos y facturas con el que es esencialmente mi trabajo de tiempo completo”, señaló.

Los salarios de los profesores del sistema varían, en promedio, entre los 64.000 y los 122.000 dólares. La universidad asegura que desde 2007 ha incrementado un 20% los ingresos para los empleados con los sueldos más vulnerables. El sindicato argumenta que las subidas han sido mucho más pronunciadas en la cúpula del sistema, donde los cancilleres y presidentes de los campus han visto crecer los números de sus cheques un 40%, llevando a casa un promedio de 400.000 dólares.

La rectora García, cuyo salario supera el millón de dólares, aseguró el viernes que la huelga no iba a provocar el cierre de ninguno de los 24 campus. Tampoco se repondrán las clases que se han perdido este lunes en lo que fue el primero de los cinco días que iba a durar la protesta. La universidad emitió un comunicado en diciembre en el que dio a conocer la oferta planteada al personal.

El conflicto en CSU marca un nuevo capítulo en las tensiones laborales que se han vivido en California en los últimos meses. A finales de 2022, miles de académicos del otro gran sistema estatal, el de la Universidad de California, una de las instituciones que más conocimiento produce en el país, convocó a una protesta similar para elevar los ingresos de sus profesores e investigadores más vulnerables. En marzo de 2023, el segundo distrito escolar más grande de Estados Unidos del nivel básico (solo por detrás de Nueva York), protestó para conseguir mejoras. La manifestación, como la de este lunes, fue pasado por agua por la fuerte lluvia que se registraron en varias entidades del Estado.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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