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Boaventura de Sousa pide que nadie interfiera en la investigación sobre los casos de acoso sexual

El sociólogo portugués, acusado por ocho mujeres, considera “calumniosa” la denuncia de una activista argentina

El sociólogo Boaventura de Sousa Santos, en Coimbra en septiembre de 2019.
El sociólogo Boaventura de Sousa Santos, en Coimbra en septiembre de 2019.João Henriques
Tereixa Constenla

El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos ha manifestado que “tiene todo el interés” en que avance la investigación del Centro de Estudios Sociales (CES) de Coimbra, que él dirigió hasta 2019 y donde supuestamente ocurrieron los casos de acoso sexual denunciados por varias antiguas investigadoras y una conferenciante. En un correo enviado a EL PAÍS, el científico señala que está a la espera de ser citado por el CES para dar su versión de los hechos y reclama imparcialidad para la comisión independiente creada en el centro para aclarar lo ocurrido. “Es fundamental que no existan interferencias de ningún tipo ni de ninguna persona, sean las acusadoras sea el afectado. Y para que quien tenga algo que decir, negativo o positivo, lo pueda hacer libremente”, escribió.

Boaventura dos Santos señaló que no ha recibido ninguna denuncia formal y que eso le impide dar una respuesta concreta. “Necesito tener el conocimiento en detalle de los hechos que me son imputados para que me pueda defender adecuadamente de acusaciones que yo considere injustas”, señaló.

El sociólogo ha sido acusado por cinco mujeres de aprovechar su cargo como director del CES y su gran prestigio intelectual para acosar sexualmente a varias investigadoras y una conferenciante. El asunto salió a la luz con la publicación del libro Sexual Misconduct in Academia: Informing an Ethics of Care in the University (Mala conducta sexual en la academia: sobre una ética del cuidado en la universidad), editado por Routledge, donde tres antiguas investigadoras, Lieselotte Viaene, Catarina Laranjeiro y Miye Nadya, publicaron un artículo en el que hablaban de un ambiente de abuso de poder y acoso sexual en una institución que no citaban pero que fue identificada rápidamente como el CES. La autora principal del artículo, la antropóloga Lieselotte Viaene, que trabaja en la actualidad en la Universidad Carlos III de Madrid y que estos días se encuentra en Nepal en un trabajo de campo, declinó en un correo responder a las preguntas de EL PAÍS.

La publicación del artículo motivó las declaraciones de otras dos mujeres, la diputada brasileña Bella Gonçalves y la activista argentina Moira Millán, que acusaron al sociólogo de haberlas acosado. En un vídeo que se puede ver en Youtube, Millán aseguró que el catedrático se abalanzó sobre ella en su apartamento, después de la cena que siguió a una conferencia que dio en Coimbra la activista mapuche en 2010. Además de tildarle de “machista” y “violento”, Millán asegura que el sociólogo la elude desde entonces: “Él sabe que hay una verdad que yo no me animé a decir en 2010 porque era una mujer activista mapuche, no soy una académica”.

El sociólogo considera que la acusación de Millán es “absolutamente calumniosa” y que carece de pruebas. Boaventura de Sousa envió a EL PAÍS varios correos electrónicos que sostiene que le envió la activista después de su encuentro en Coimbra en 2010 escritos en tono cordial. En algunos de ellos le pide ayuda económica para afrontar deudas o financiar proyectos profesionales. “Los contactos terminaron en diciembre de 2014 y no volví a saber nada de ella. Hasta que me topé con la falsa acusación que me ha hecho en distintos medios de comunicación”, afirma el científico.

Boaventura de Sousa recuerda las pintadas contra él que surgieron en el CES entre 2017 y 2018 (Fuera Boaventura. Todas sabemos), que provocaron que la institución crease un comité de ética y estableciese un código de conducta. “Se celebraron asambleas y diversas reuniones en las que se consultó a organizaciones feministas de distintos matices con el fin de adoptar medidas para corregir las posibles prácticas sexistas y violentas en la institución”, asegura. “Lo que yo no sabía hace cuatro años es que tales pintadas eran consecuencia de la denuncia de una activista argentina, Moira Millán, que comenzó a afirmar pública y calumniosamente que yo la habría ‘secuestrado’ y que había intentado violarla tras una actividad académica en la que ella había participado en el CES”, afirma por correo.

En los últimos días han surgido nuevos casos sobre supuestos acosos en el CES por parte de su fundador, que elevarían a ocho el número de mujeres que le acusan. La abogada brasileña Daniela Félix representa a tres mujeres, dos brasileñas y una portuguesa, que también se consideran víctimas del sociólogo. Félix declaró a la agencia de periodismo de investigación Pública que está recopilando la documentación para remitir a la comisión del CES que indaga sobre lo ocurrido.

En un correo enviado a EL PAÍS, la abogada explica que los hechos denunciados abarcan 19 años de la jefatura de Boaventura de Sousa en el CES y no solo se refieren a situaciones de acoso sexual, sino también de apropiación intelectual: “Las denuncias mostrarán ejemplos concretos de prácticas abusivas en los equipos dirigidos por Boaventura, como la publicación de textos de las investigadores en nombre propio sin reconocer su autoría”. Daniela Félix ha reclamado a la comisión de investigación del CES que abra un canal para recibir denuncias o pruebas, así como que proporcione “garantía absoluta de sigilio a las mujeres que quieran denunciar”.

Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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