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La India superará a China en población y África alimenta el motor demográfico

La ONU dibuja los nuevos patrones que marcarán los desafíos de una humanidad que rebasará los 10.000 millones de personas hacia 2080

Imagen tomada el pasado 22 de octubre en un mercado de Nueva Delhi.
Imagen tomada el pasado 22 de octubre en un mercado de Nueva Delhi.SAJJAD HUSSAIN (AFP)

La población mundial sigue creciendo a un ritmo que plantea gigantescos desafíos a la humanidad —de economía, salud, educación y de desarrollo sostenible—, pero lo hace a menor velocidad que hace algunos lustros —en 2020 cayó por debajo del 1% anual por primera vez desde 1950— y con unos patrones geográficos cambiantes. Así, la ONU, en su afán de anticiparse a los retos demográficos, destaca en sus estudios cómo, a pesar de que Asia seguirá siendo en las próximas décadas el continente más poblado —la India superará por primera vez a China—, el gran foco de atención se desplaza a África, que concentrará más de la mitad del crecimiento de la población hasta 2050. En el lado opuesto, en Europa la previsión es que el censo del continente comience a menguar en la próxima década.

“Llegar a los 8.000 millones de habitantes es un hito a saludar, porque refleja el hecho de que vivimos vidas más largas, pero también una llamada de atención, ya que nuestro planeta solo podrá mantener a 8.000 millones de personas si tenemos un comportamiento que permita un uso sostenible de nuestros recursos”, advierte la vicepresidenta de la Comisión Europea para Democracia y Demografía, Dubravka Suica.

El siguiente es un recorrido por esas claves que están redefiniendo el reto demográfico de un planeta en el que viven ya 8.000 millones de personas, que serán previsiblemente 8.500 millones en 2030, 9.700 millones en 2050 y alrededor de 10.400 millones hacia 2080.

Asia: uno de cada tres habitantes de la Tierra estarán en China y la India

Hace algo más de 200 años, en 1800, la mayoría de la población mundial ya se concentraba en Asia; era el 68%, según datos de Our World in Data, web desarrollada por la Universidad de Oxford. Hoy, los asiáticos siguen siendo mayoría, pero menos: conforman el 60%. Aunque en las cinco últimas décadas Oriente ha experimentado un rápido crecimiento poblacional (4.700 millones de personas viven en este continente, y para 2050 ascenderán a 5.300 millones), los expertos vaticinan una caída para finales de siglo, precipitada por el envejecimiento de la población y el descenso de la natalidad. De momento, el próximo año se producirá un cambio que sin duda trastocará el imaginario colectivo demográfico mundial: la ONU prevé que la India superará a China como nación con mayor número de habitantes sobre la faz de la Tierra.

Así, con una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo, China cederá ese primer puesto cuatro años antes de lo que anunciaban las estimaciones previas y tras siglos ostentando dicha posición. Los últimos datos publicados por la Administración Nacional de Estadísticas (2020) revelan que la tasa global de fecundidad del país (el número promedio de hijos que nacerían por mujer si esta hubiera dado a luz en todos sus años reproductivos) es de 1,3, muy por debajo del 2,1 que hace falta para que la población se mantenga estable. Esta situación llega incluso después de que el Gobierno chino aboliese la política del hijo único en 2016, permitiera desde 2021 tener hasta tres, y continúe anunciando incentivos para animar a las parejas a tener descendencia.

A pesar de los esfuerzos de Pekín, casarse y ser padres ya no figura entre las prioridades de la mayoría de los jóvenes de las grandes ciudades, quienes, conscientes del gasto que esto supone, prefieren priorizar su propio desarrollo personal. En medio de esta profunda crisis demográfica, analistas auguran que el gigante asiático experimentará un crecimiento negativo antes de 2025. Según datos del Gobierno, este 2022 la población china creció a su ritmo más lento desde la década de 1950. La Comisión Nacional Salud alertó en agosto que, para 2035, se espera que más del 30% de la población china sea mayor de 60 años. Una población más envejecida y con una mayor esperanza de vida ( 76 años), sumado a un menor número de nacimientos y de trabajadores jóvenes, amenaza con tener un fuerte impacto en las perspectivas económicas, desde el consumo a los cuidados, pasando por el gasto de la Seguridad Social.

Mientras, la población india continúa aumentando. Aunque en 2019 el Gobierno anunció un proyecto de ley de control de la población, la India decidió un cambio de guion este año después de un rápido descenso de las tasas de fecundidad: de una media de seis hijos por mujer en 1960, se pasó a 2,5 en 2010 y 2,1 en 2020. El plan de 2019 proponía una política de dos hijos por pareja y pretendía incentivar su adopción a través de beneficios educativos, asistencia sanitaria gratuita, mejores oportunidades de empleo, préstamos para vivienda y recortes fiscales. Economistas y especialistas en salud afirman, sin embargo, que el país necesita urgentemente reformar sus políticas educativas, económicas y sociales. Ya en 2011 la mitad de la población estaba en edad de trabajar, una cifra que se mantendrá en las próximas dos décadas. De hecho, se prevé que alrededor del 22% de la mano de obra mundial de los próximos 30 años procederá de la India, lo que podría acarrear un grave problema de desempleo si no se apuesta de inmediato por formar a trabajadores para sectores con mayor empleabilidad.

La ONU vaticina en su informe Perspectivas de Población Mundial 2022 que más de uno de cada tres habitantes de la Tierra vivirá en China o la India para el año 2030, cuando la población mundial alcance los 8.500 millones de habitantes. No obstante, el número de personas que residan en estos dos países continuará siendo muy superior al del resto de naciones, ya que ninguna otra tendrá una población superior a los 360 millones en 2030. En el texto, también se menciona que Filipinas será uno de los ocho países que más contribuirá en las próximas décadas al aumento de la población global. Desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas en este país del sureste asiático, enfatizan que el mayor reto demográfico para el Gobierno filipino será el empoderamiento de las niñas y las mujeres, así como de los adolescentes del país, que suman el 20% de la población.

África: el empuje imparable del continente más joven

África es el gran motor demográfico mundial: hasta 2050, más de la mitad del crecimiento de la población del planeta procederá de este continente, donde cinco países muestran una especialidad vitalidad, Egipto, Etiopía, Nigeria, República Democrática del Congo y Tanzania. Cuenta con unos 1.400 millones de habitantes, pero en el año 2100 la cifra alcanzará los 4.300 millones. “Muchos países van a doblar su población en un plazo muy corto, de unos 30 años. La gran cuestión es cómo van a gestionar las necesidades de todas esas personas en educación, sanidad, empleo o seguridad. Es un desafío enorme”, asegura Gilles Yabi, doctor en Economía del Desarrollo y fundador del laboratorio de ideas africano Wathi.

Uno de los factores que explica este crecimiento es la pirámide poblacional. África es el continente más joven del mundo, con una media de edad de 18,6 años frente a los 31,2 de Asia o los 41,7 de Europa, según Our World in Data. En Níger, Chad o República Centroafricana se sitúa por debajo de los 15 años. Este elemento se combina con el otro gran hecho diferencial: la tasa de fecundidad más alta del mundo. Las mujeres africanas tienen una media de 4,7 hijos frente al 2,5 mundial, según datos de Naciones Unidas. De nuevo son los países de la región central los que se sitúan a la cabeza, con Níger y sus 7,1 hijos de media liderando la estadística.

Un debate recurrente es la apuesta por medidas que frenen el crecimiento. Precisamente en Níger, donde tres de cada cuatro mujeres son casadas por sus familias antes de los 18 años, según Unicef, el presidente Mohamed Bazoum aboga por reforzar la escolarización de las niñas. La planificación familiar ha ido ganando terreno, especialmente en las zonas urbanas, pero en muchas comunidades sigue siendo inaccesible para las mujeres o tabú. “Este debate, que es sano y necesario, no se puede separar de la discusión sobre las condiciones de vida y el estatus de la mujer en muchos países africanos. La elección de tener muchos hijos se explica por factores económicos y relacionados con la pobreza que no se pueden olvidar”, añade Yabi.

Por su peso poblacional, Nigeria concentra todas las miradas. Tiene casi 220 millones de habitantes pero en 2050 serán 400 millones, solo por detrás de India y China. Pero el gigante hace frente hoy a una compleja crisis en materia de delincuencia, terrorismo y conflictos comunitarios. La situación se repite en otros países donde la pobreza, el impacto del cambio climático o la violencia son el pan de cada día. “Los problemas son tan urgentes que las autoridades dedican todo su esfuerzo a tratar de resolverlos y trabajan menos la planificación. Pero el debate demográfico está emergiendo”, comenta Yabi. En Tanzania la población ha aumentado un 37% en tan una década y su presidenta, Samia Suluhu, lanzó la alerta: “Tenemos que elaborar proyectos de desarrollo e introducir reformas políticas para hacer frente a estas cifras”.

Aunque la tasa de crecimiento se ralentizará a partir de la década de 2040, cuando se alcancen los 39 millones anuales, el aumento poblacional en África es imparable. En 2100, cuatro de cada diez habitantes del planeta serán africanos, con una especial incidencia en las ciudades: de mantenerse la tendencia las tres megalópolis más grandes del mundo a finales del siglo XXI estarán en el continente, según el Global Cities Institute: Lagos (Nigeria) con 88,3 millones, seguida de Kinshasa (RDC) y Dar Es Salaam (Tanzania).

Una Europa más vieja y con menos influencia

Frente a la explosión demográfica de otras regiones, Europa, con una tasa de nacimientos en continuo retroceso, hace cada vez más honor a su etiqueta de viejo continente: según la Comisión Europea, no es la única región con una población mayor, pero sí es donde este proceso está “más avanzado”, provocando una brecha brutal con otros continentes como el africano: en Europa, la media de edad es de 42,5 años, más del doble que en África.

Y la tendencia va a agudizarse: para 2070, el 30% de los europeos tendrán más de 65 años, frente al 20% actual y la proporción de ciudadanos mayores de 80 años se duplicará hasta llegar al 13%. Al mismo tiempo, la población activa (20-64 años) irá declinando: en 2070, será hasta un 18% menor que actualmente, mientras seguirán naciendo menos niños (la media actual es de 1,55 partos por mujer, cuando para reemplazar de manera natural a su población debe estar al menos en 2,1). Las cifras confirman lo que los expertos llevan años advirtiendo: que el modo y calidad de vida europeos, empezando por el sistema de pensiones y de cobertura sanitaria, no se sostienen con esta pirámide demográfica invertida que afecta al empleo, la productividad y a la capacidad de un país o región para cuidar de los suyos.

Una tendencia de la que no escapa España, inmersa en un proceso de envejecimiento de la población “producido por una tendencia a medio y largo plazo de una muy baja fecundidad, y por otro, por el incremento de la esperanza de vida, que en las últimas décadas ha sido casi lineal, con un aumento de 2,5 años cada década”, explica Diego Ramiro, director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Por otro lado, los nacimientos españoles siguen a la baja. “La fecundidad es una de las más bajas de Europa, está en los mismos niveles que Italia y otros países del sur. Casi todo el continente está por debajo del nivel de reemplazo”, añade.

Así las cosas, en los próximos años seguirá habiendo más muertes que nacimientos. España crecerá exclusivamente debido a la inmigración. Las proyecciones de población del INE prevén que de aquí a 15 años España ganará más de cuatro millones de habitantes, si se mantienen las tendencias actuales, y de aquí a 50 el país podría alcanzar los 52,9 millones de personas. Ramiro puntualiza, no obstante, que esta variable está “sujeta a muchas fluctuaciones económicas, si tienes una depresión económica te van a afectar las entradas de población”.

Pero Europa no solo envejece, también pierde peso político: su proporción en la población mundial decrece y, si en la década de 1960 suponía el 12% de los habitantes del planeta, en 2070 constituirá algo menos del 4% de la población mundial, con potenciales implicaciones geoestratégicas de las que Bruselas lleva tiempo advirtiendo. “Su cuota de población y de PIB mundiales serán comparativamente menores. Con esta perspectiva, es aún más necesario que Europa esté unida, sea más fuerte y tenga un mayor peso estratégico”, advertía en 2020 un informe sobre los efectos del cambio demográfico en Europa. Aun así, la vicepresidenta de la Comisión considera que este reto puede tener un efecto positivo. Según la vicepresidenta de la Comisión Europea para Democracia y Demografía, Dubravka Suica, tanto en Europa como más allá estos cambios también pueden representar “oportunidades a la hora de innovar y trazar políticas para acompañar este cambio demográfico que supone la tercera transición que vive el mundo, además de la transición verde y la digital”.

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