Mônica Benício: “Quiero que Lula sea presidente, pero quiero que haga políticas feministas y para la población LGTBI”
La viuda de Marielle Franco, la política y activista brasileña asesinada a tiros en 2018, conversa con EL PAÍS sobre cómo ha asumido el legado de su expareja
A Mônica Benício se le nota el cansancio en los ojos, pero no en la voz, que se mantiene inquebrantable cuando repite la misma pregunta que se lleva haciendo desde el 14 de marzo de 2018: ¿Quién ordenó matar a Marielle Franco, su pareja, y por qué? Hace cuatro años, a la política y activista brasileña Marielle Franco la asesinaron a tiros. A día de hoy, su muerte permanece impune. Después del asesinato, Benício (Maré, Río de Janeiro, 36 años) decidió dejar de lado su carrera como arquitecta y centrarse en la política y el activismo. Desde el año pasado es concejala de su ciudad natal, ocupando el puesto que dejó Marielle tras ser asesinada. Benício cuenta que su nuevo propósito es mantener vivo el legado de Marielle. Algo que, según ella, es de vital importancia en un país donde el actual presidente prefería tener un hijo muerto a un hijo homosexual. Ahora está haciendo campaña para que el expresidente Lula da Silva sea reelecto en las elecciones presidenciales de octubre. No obstante, advierte de que luchará para que sea un gobierno que la represente: “Quiero que Lula sea presidente, pero también quiero que cumpla con las agendas progresistas que contempla: que dialogue con el movimiento feminista y la población LGTBI, que no nos quedemos al margen de un debate de gran política, como ha sucedido en otros momentos”, señala.
Pregunta. ¿Cómo vivió el asesinato de Marielle Franco?
Respuesta. Pasé por un período de luto, que no ha terminado cuatro años después. Fue un período de gran dolor, pero que se hizo más difícil todavía por la lesbofobia a la que me tuve que enfrentar. Se intentó borrar mi lugar como pareja de Marielle, no querían reconocerme como viuda legítima de una mujer que fue brutalmente asesinada. Aún hoy se intenta borrar esta parte tan importante de la memoria de Marielle: el hecho de que eligió formar una familia con una mujer. Esto en sí es un acto más de violencia contra ella.
P. Dos hombres han sido arrestados por haber ejecutado a Marielle y a su chófer, pero siguen sin ser juzgados. A cuatro años del doble asesinato, ¿en qué ha quedado la investigación del caso?
R. El asesinato de Mariele fue un feminicidio político, en el que se intentó silenciar todo lo que ella representaba, como mujer negra, socialista, que venía de las favelas y que defendía los derechos del colectivo LGTBI. Es una situación muy dramática porque desgraciadamente fue un crimen muy sofisticado y muy bien ejecutado. Pero es importante que sigamos luchando por Marielle y que sigamos preguntando: ¿quién ordenó el asesinato y cuáles fueron las motivaciones? Porque en un estado de derecho democrático no podemos permitir que se ejecute a un parlamentario elegido democráticamente y que el estado no responda. La falta de respuesta indica a los brasileños y a la comunidad internacional que hoy en día en Brasil existe un grupo político capaz de asesinar como forma de hacer política en la certeza de la impunidad.
P. ¿Por qué es importante mantener viva su memoria?
R. Exigir justicia para ella es también una manera de exigir que se restablezca la democracia en Brasil. Mientras no nos digan quién ordenó su asesinato y por qué, estaremos aceptando que hoy en Brasil la democracia y la barbarie caminen juntas.
P. Después del asesinato decidió asumir la lucha de Marielle y dar el salto a la política. ¿Cómo ha sido continuar su legado?
R. Mariele y yo teníamos un pensamiento político muy similar, el de dos mujeres feministas, que aman a las mujeres y que quieren ver un mundo mejor. Por tanto, continuar su legado ha sido un proceso natural. Siendo concejal, desarchivé varios proyectos suyos. Por ejemplo, en este momento estoy representando uno de ellos: un proyecto de visibilidad lésbica. Ella lo presentó en 2017 y perdió. Yo lo presenté el año pasado y perdí, pero vuelvo a presentarlo este año. Se votará ahora en agosto y seguiré presentándolo hasta que se apruebe. Pero también considero que su legado no es solo lo que ella dejó, sino también llevarlo más allá, hacia delante. Así que ese es mi compromiso con mi compañera: llevar adelante lo que teníamos en común, incluyendo la construcción de un mundo donde no haya LGTBIfobia, donde no haya racismo, donde las mujeres sean respetadas por igual.
P. Siendo una mujer lesbiana e hija de las favelas de Brasil, su cuerpo siempre ha sido politizado. ¿Cómo ha lidiado con eso toda su vida?
R. Las favelas son un ambiente muy machista, misógino, LGTBIfóbico, y no fue fácil entenderme a mí misma dentro de ese entorno. Y ahora, siendo una mujer lesbiana en la política, me enfrento a un entorno muy similar dentro de la Cámara Municipal de Río de Janeiro. Somos 51 concejales, pero solo nueve somos mujeres, y yo soy la única mujer lesbiana. Por lo tanto, es un entorno muy violento. Pero sostengo que el cuerpo es la principal herramienta política de transformación que tenemos en la sociedad. El hecho de que una mujer lesbiana exista ya es un acto de resistencia.
P. Serán muchas las personas que la ven como una amenaza al status quo, al orden establecido, que es patriarcal y LGTBIfóbico. ¿Cómo hace para que entiendan y valoren su punto de vista?
R. Solo nos consideran una amenaza porque saben lo grande que es nuestro poder. La cuestión es que no quieren dejarnos espacio para avanzar en una sociedad patriarcal. Es muy importante para ellos que las mujeres permanezcan en un lugar de sumisión, como también es muy importante que la población LGTBI no adquiera los mismos derechos que la población heterosexual. Así que no se trata de cómo podemos hablar con ellos y dialogar, demostrando que nuestro punto de vista es importante. Lo saben, pero no quieren aceptarlo, precisamente porque es una amenaza para mantener su poder.
P. Entonces, ¿de qué se trata?
R. Seguir resistiendo, porque no les estamos pidiendo que despejen el camino. Lo vamos a abrir. Es solo cuestión de tiempo. Precisamente por eso el activismo de una mujer feminista, de una mujer lesbiana, se considera una amenaza. No estoy pidiendo un favor. No estoy pidiendo permiso para pasar. Voy a pasar.
P. En Latinoamérica nunca se puede dar nada por hecho, pero todos los sondeos indican que Lula da Silva será el próximo presidente de Brasil. ¿Qué tipo de relación tiene con él?
R. Estoy haciendo campaña por Lula, pero no tengo grandes expectativas sobre este nuevo gobierno que formará porque nadie gobierna solo. Fíjese en el vicepresidente que ha elegido Lula: Geraldo Alckmin, un hombre directamente vinculado al Opus Dei. Esto es una señal de advertencia. Pero indiscutiblemente, aunque ha habido muchos problemas y tengo muchos desacuerdos y disgustos con su partido, sé que Lula es el principal camino que tenemos hoy como posible solución para este momento tan dramático que vive la política de Brasil.
P. En una entrevista reciente con un medio argentino, usted dijo que seguirá siendo la oposición aunque Lula sea presidente.
R. También se lo dije a Lula. Es una persona muy querida, con la que tengo una relación personal, y le dije: “Presidente, estoy loca por que ganes la presidencia, porque en cuanto ganes y se me pase la resaca de la celebración, volveré a la oposición”. Fue una broma, pero me refería justamente a lo que acabo de decir: realmente quiero que Lula sea presidente, pero quiero que sea un presidente que me represente. Y que me represente como creo que debe ser la política, que está más a la izquierda de lo que incuestionablemente está su propio partido. Quiero que desarrolle políticas para la población LGTBI, políticas para el movimiento feminista, como por ejemplo, tener un debate sobre la legalización del aborto. Esto es más que urgente en Brasil.
P. En Brasil solo se permite abortar en casos de violación, en los que no haya otra forma de salvar la vida de la madre y en los que el feto tenga anencefalia.
R. Pero estamos viendo casos de niñas que están siendo perseguidas por querer abortar después de ser violadas. Ha habido dos casos recientes: el de una niña de once años, que fue violada y que el juez intentó, durante la entrevista con la niña, inducirla a continuar con el embarazo y luego dar al niño en adopción. En el caso de otra niña de diez años, la ministra de la Mujer, Familia y Derechos Humanos de Brasil, Damares Alves, intentó impedir que pudiera abortar. ¿No es eso violencia?
P. Pero Lula se ha mostrado a favor de que el aborto sea un derecho, siguiendo los pasos de países como Argentina o Colombia y dándole la espalda a los retrocesos en países como Estados Unidos.
R. Lo que vemos en Estados Unidos es muy preocupante, pero es importante que nos inspiren países vecinos como Argentina, porque en Brasil también estamos viendo un retroceso. Se está intentando que ni siquiera se pueda abortar en casos de violación. Es un motivo para que demos la voz de alarma y sintamos verdadero temor. Pero el movimiento feminista está organizado y tiene que seguir siendo fuerte. Espero que Brasil esté más cerca de Argentina que de Estados Unidos, y no solo físicamente, territorialmente, sino políticamente.
P. Y los derechos del colectivo LGTBI también están bajo amenaza en Brasil. Ante este contexto, lanzaron el mes pasado una plataforma web llamada “LGBTs Contra Bolsonaro”.
R. Sí, la idea es reunir a personas LGTBI dentro y fuera de Brasil que quieran participar en esta campaña contra Bolsonaro, de cara a las elecciones. Queremos organizar, educar y concienciar a las personas LGTBI para que entiendan que no pueden votar por Bolsonaro, que Bolsonaro es nuestro enemigo. No podemos aceptar a un presidente que nos quiere muertos. Entonces, el objetivo es que ninguna persona LGTBI en Brasil vote a Bolsonaro.
P. ¿Qué le diría a las personas del colectivo LGTBI, dentro y fuera de Brasil, que se encuentran en una situación de vulnerabilidad?
R. Estos últimos cuatro años, tras el asesinato de Marielle, dos movimientos me han acogido realmente: el movimiento LGTBIy el movimiento feminista. Gracias a ellos aprendí que el proceso de evolución del individuo es también un proceso colectivo, que no puedes evolucionar como individuo solo. Organizarme con la población LGTBI y con el movimiento feminista, es lo que me ha hecho seguir adelante estos últimos cuatro años y lo que ha dado un nuevo sentido a mi vida. Por lo tanto, lo único que les podría decir es no hay ninguna persona LGTBI que esté sola, mientras yo esté aquí para luchar por ellos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.