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El repunte de contagios de covid acelera los ingresos hospitalarios impulsado por nuevas variantes de la ómicron

Todos los indicadores empeoran, incluida la ocupación de las UCI que, sin embargo, se mantiene en mínimos

Enfermeras España
Almudena Cuesta, enfermera de la UCI del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el pasado marzo.Olmo Calvo
Pablo Linde

Los contagios de coronavirus llevan creciendo en España desde principios de junio, impulsados por dos sublinajes de la variante ómicron que se van abriendo paso, BA.4 y BA.5, aparentemente más contagiosos que los anteriores, pero también con menos capacidad de causar enfermedad grave. Este viernes, la incidencia acumulada entre los mayores de 60 años (los únicos entre los que se sigue midiendo) subió 102 puntos para situarse en 755 diagnósticos por 100.000 habitantes en 14 días. Esto ya está repercutiendo de forma clara en los hospitales: hoy hay 8.205 pacientes ingresados en planta (1.417 más que hace una semana) y 388 en UCI, una subida no tan acentuada con respecto al viernes anterior (340) que mantiene a estas unidades en niveles mínimos de ocupación desde que comenzó la pandemia.

Cada vez están menos claras las olas de covid. Desde que terminó la sexta en enero, los casos comenzaron a subir de nuevo durante abril para situarse durante la mayor parte de mayo por encima de 800 casos por 100.000 habitantes. Luego volvieron a bajar hasta los 578 (medidos el 10 de junio) para comenzar de nuevo la escalada. Según se mire, esta podría considerarse parte de la séptima onda o la octava. También hay quien piensa que son oscilaciones dentro de niveles altos de contagios.

El panorama sigue siendo, para bien, muy distinto al que había antes de las vacunas. Los epidemiólogos consultados no creen que vuelva la presión en los hospitales que se vieron en otras olas: de momento, el porcentaje de pacientes con covid es de un 6,6% en planta y un 4,3% en UCI. Pero advierten: estamos a las puertas de las vacaciones de verano, los ingresos probablemente seguirán aumentando y habrá menos personal para atenderlos.

La atención primaria, principal afectada en la sexta ola, ya lo está notando. Vicente Baos, médico de familia en la sierra de Madrid, la comunidad con mayor incidencia (1.313 casos por 100.000 habitantes), asegura que la consulta se está llenando de pacientes con covid. “Los síntomas generales son dolor corporal, cefalea y astenia al inicio. Mucosidad variable en vías superiores no muy pronunciada, y sequedad de boca muy llamativa, más que dolor. Poca tos. Síntomas digestivos con náusea y diarrea más prolongada. La duración habitual está siendo de cuatro días claros y luego se ve una mejoría. La afección al olfato y al gusto ha desaparecido y la bronquitis es muy inusual”, explica.

Para Rafael M. Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, estamos con la “octava ola en marcha, la segunda silenciada por el cambio de estrategia”. Se refiere a la de mayo, después de que el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas decidieran no indicar pruebas a cada caso sospechoso de covid si se daba en personas sanas menores de 60 años y, por tanto, abandonar el recuento exhaustivo que se había llevado hasta entonces.

“La BA.4 y la BA.5 hacen su trabajo. Tras Galicia [tercera comunidad con más incidencia, por detrás de Canarias] y Madrid, llegarán al resto de comunidades. Dentro de la evolución natural del virus, con minimización de los síntomas, pero con una afectación mayor en los que no habían pasado todavía la enfermedad. Los hospitales no llegarán a los niveles anteriores, pero puede preocupar, como cuando aumenta la gripe”, señala Ortí Lucas.

Antoni Trilla, catedrático de Salud Pública de la Universitat de Barcelona, señala que a medida que suben casos, crecen también los hospitalizados, frecuentemente de edad avanzada y patologías de base. “Suelen ir bien con tratamiento y están menos días ingresados [que en anteriores olas]. Pocos, muy pocos, acaban en UCI. El problema es la escasez de personal sanitario, especialmente en enfermería. Hay mucha actividad asistencial y tenemos gente muy cansada y de baja por covid” apunta.

Trilla ve inevitable la subida de casos con la expansión de los nuevos sublinajes: “No creo que se traduzca en una nueva ola, quizás sea algo menos intenso, pero sostenido. En Portugal hemos visto un 20% menos de hospitalizaciones con la BA.4 y BA.5; no parece que vaya a tener un gran impacto social ahora, pero si puede ser difícil de gestionar para el sistema sanitario”.

El antecedente de Portugal

Portugal está saliendo en la última semana de una ola causada por estas variantes de ómicron que llevaron la tasa de infecciones a un pico de 3.600 por 100.000 habitantes, informa Tereixa Constenla. Estas cifras, sin embargo, no se han traducido en una gran presión asistencial, como ocurrió entre diciembre de 2020 y enero de 2021, cuando ocurrió la primera gran explosión de infecciones en el país. Ya en la siguiente onda, un año después, los contagios crecieron, pero las vacunas rebajaron notablemente el número de hospitalizaciones y fallecidos.

En la actual ola, que comenzó en mayo, se ha vuelto a superar la tasa de contagios del fatídico enero de 2021, aunque el impacto en hospitales es bastante reducido. Han subido los ingresos, tanto en planta como en UCI, pero quedan lejos de la presión que soportaron antes de la vacunación de la población. Entre el 7 y el 13 de junio, últimos datos disponibles, había 1.896 ingresados, de los cuales 98 estaban en UCI, muy por debajo de la cifra que se alcanzó en la primera gran ola del país, cuando se superaban las 3.000 hospitalizaciones y el medio millar de pacientes en cuidados intensivos.

Óscar Zurriaga, de la Sociedad Española de Epidemiología, cree que en España sucederá algo parecido: un aumento de casos que no se traducirá en una enorme presión asistencial en hospitales. “Pero hay que concienciar de que la pandemia (y la transmisión) no ha terminado. Y que mientras siga circulando el virus como hasta ahora, tendremos una proporción de casos graves y de defunciones”, señala.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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