Una anciana convive durante días con el cadáver de su gemela en Salamanca en condiciones insalubres
Un familiar alertó por no tener noticias de las dos hermanas, que vivían solas en la pequeña localidad de Arcediano
La Guardia Civil ha encontrado este lunes por la tarde el cadáver de una anciana con la que su gemela, de 77 años, convivió durante varios días en la vivienda que compartían en Arcediano, localidad salmantina de unos 100 habitantes. La alerta la emitió un hermano que mantenía contacto con ellas. Este pariente decidió acudir al inmueble y, dado que las hermanas no dejaban entrar a nadie, llamó al 112 y estos, a su vez, a los guardias civiles. Los agentes se personaron en su domicilio y se encontraron con una escena crítica: el cuerpo de la mujer, en proceso de descomposición, en una casa en condiciones insalubres. La hermana que sigue viva, que sufre problemas psicológicos, no avisó del fallecimiento y residió con el cadáver durante un periodo de tiempo cuya duración no estaba clara este martes: la Guardia Civil habla de unos 20 días y el alcalde, citando al forense, de aproximadamente una semana.
Fuentes de la Guardia Civil explican que, según las primeras investigaciones que han realizado, la gemela que han encontrado muerta era la que se hacía cargo de la gestión del hogar y cuidaba de su hermana, con dificultades por su salud mental. La casa, según la Guardia Civil, se encontraba “repleta de basura, sin agua corriente, ni luz, ni calefacción”. El motivo del deceso, a falta de que lo confirme la autopsia, apunta a causas naturales. Los sanitarios desplazados a esta vivienda de Arcediano se hicieron cargo de la anciana que sigue con vida. El alcalde de la localidad, Víctor González, rechaza las primeras informaciones que aseguran que la mujer llevaba unos 20 días muerta y esa presunta falta de electricidad o agua corriente. “No eran indigentes”, sentencia el regidor, que añade que ha hablado con el forense que ha analizado el cadáver y que este le destacó que llevaría aproximadamente una semana fallecida, probable víctima de un ictus o alguna causa natural de defunción.
“Habían sido profesoras en Madrid, tenían cierta capacidad económica y hacían sus compras”, apunta González, que admite que desde su llegada a Arcediano, tras jubilarse en la capital e instalarse en la antigua casa de sus padres, las gemelas “se habían vuelto un poco extrañas, con los años se hicieron algo esquivas”. Según él, sus hermanos acudían con cierta frecuencia para interesarse por ellas y estas respondían por la ventana, pues no permitían que nadie cruzara el umbral. Cuando estos familiares constataron que solo respondía una de ellas optaron por avisar a las autoridades para comprobar, como finalmente pasó, si había ocurrido algo.
Un vecino de esa pequeña localidad salmantina, de apenas 40 residentes en invierno, no cree que una atendiera a la otra porque ambas estaban en circunstancias similares, con una actitud huraña hacia los demás habitantes: “Nadie del pueblo hablaba con ellas”. Este hombre comenta que estas dos mujeres solteras se desplazaban, ante la falta de tienda en esas calles, a otros pueblos o a Salamanca para hacer algunas compras.
Una mujer del municipio coincide en que apenas se dejaban ver y que era raro mantener contacto con ellas: “Nunca hemos entablado conversación”. Esta vecina coincide en que ambas ancianas habían ejercido como profesoras y que su “deterioro” se fue haciendo evidente con el paso de los años, siendo sus vecinos conscientes de esas “condiciones penosas”. Con cierta frecuencia, añade, montaban en el autobús La Serrana que comunica este núcleo con la ciudad de Salamanca o con otros pueblos cercanos, y allí apreciaban ese deterioro: “Iban mal vestidas y muy poco aseadas”. “Llevaba ya varios días sin verlas y este lunes lo hablé con el conductor del autobús”, lamenta esta salmantina, que al día siguiente se ha enterado de lo ocurrido con aquellas hermanas.
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