El volcán de La Palma cesa toda su actividad: se detiene la erupción, la emisión de lava y gases y se reducen los terremotos
Los científicos consideran “improbable” su reactivación, pero no es del todo descartable
La Palma ha amanecido sin explosiones, emisión de lava, gases contaminantes o tremor por primera vez en 86 días. El volcán de la isla canaria ha cesado este martes toda su actividad y los científicos, pese a la cautela, confían en que esta vez no vuelva a despertar. “No emite lava, ni registra señal alguna de tremor o sismicidad ni observamos salida de dióxido de azufre”, han confirmado fuentes del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Estas fuentes consideran “improbable”, aunque no del todo descartable, que retome la actividad. La tasa de emisión de dióxido de azufre, de hecho, es extremadamente baja por primera vez desde que comenzara el proceso eruptivo en la zona de Cumbre Vieja el 19 de septiembre, según los datos del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan). Una tasa extremadamente baja supone que las emisiones son inferiores a cinco toneladas diarias. En los picos de la erupción se llegaron a superar las 50.000.
Por eso, fuentes del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) han asegurado que prefieren esperar algunos días antes de certificar su defunción definitiva. El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, ya había asegurado en la rueda de prensa de este martes que la actividad del volcán había caído hasta “prácticamente desaparecer”, si bien calificaron la situación de “impasse”. ¿Es esto el final? Los científicos mantienen la prudencia a la hora de hablar de la conclusión de la erupción.
No es la primera vez que se detiene en todo este tiempo, pero hasta la fecha todos sus paréntesis habían sido de pocas horas, seguidas de reactivaciones explosivas y de importante salida de lava. Nunca hasta la fecha el tremor había estado parado una jornada completa o más, como sucede ahora.
Reactivación
El pasado domingo, el volcán registró un repunte en la actividad en la emisión de lava y gases. El lunes siguiente, todos los valores cayeron drásticamente. La portavoz del Comité Científico del Pevolca, María José Blanco, recordó entonces que el tremor en el volcán submarino de El Hierro en 2011, el Tagoro, también tuvo pulsos de intensificación poco antes de extinguirse la erupción. Este miércoles, los expertos del Pevolca decidirán cuánto tiempo debe continuar este periodo de inactividad para considerar que la erupción ha terminado.
El director técnico destacó en la rueda de prensa de la tarde del martes, antes de las señales que apuntan al cese de la actividad horas después, que el Comité Científico había concluido que la actividad del volcán estaba “claramente atenuada”. Los signos de esta menor actividad eran varios. Según se explicó entonces, con datos de la mañana y del día anterior, los niveles de tremor —la señal acústica que provoca el ascenso a la superficie de magma y los gases— eran “prácticamente inexistentes”, hasta alcanzar apenas la calificación de ruido de fondo. Además, la sismicidad se mantenía en niveles muy bajos, tanto a profundidad intermedia como a profundidades superiores a 20 kilómetros. A su vez, no había signos de deformación debido a la ausencia de presión proveniente del subsuelo.
Respecto a las coladas, Morcuende señaló que el flujo de lavas continuaba desde la base occidental del cono, sobre todo a través de tubos volcánicos —cavidades dentro de la colada—, aunque con un caudal “muy disminuido” y “muy debilitado”. Mientras, en el delta lávico de la zona de Las Hoyas (municipio de Tazacorte, en el oeste de la isla) la colada discurría sobre lavas anteriores sin nuevos aportes al mar.
Hasta ahora el volcán ha destruido 1.646 edificaciones —1.318 viviendas—, 73 kilómetros de carreteras y 369 hectáreas de cultivos. El avance de la lava, que ha cubierto 1.221 hectáreas de terreno, ha obligado a desalojar a más de 7.000 personas, de las que unas 2.300 han perdido su vivienda.
Cautela pese a todo
Pese a todos estos signos observables de claro descenso de la actividad del volcán, el director técnico del Pevolca incidió en la necesidad de “seguir esperando” para poder afirmar que la erupción ha llegado a su fin, pues “la impresión puede ser una y la realidad puede ser otra”. Añadió que la actitud del Comité Científico ha sido “claramente de prudencia, de tranquilidad y de esperar”, pues “en principio esto va razonablemente bien, pero nada más”.
Es más, el propio Morcuende recordó que en las primeras horas del lunes la erupción presentaba una situación “parecida” a la de este martes. Pero casi sin esperarse, se produjo “un pulso importante, con una importante salida de lava que llegó a preocupar, sobre todo por el ancho que tuvo, que se pudo cifrar en algunos momentos en 200 metros”.
El volcán entró en erupción el 19 de septiembre. Sus 86 días de vida lo han convertido ya en el más longevo de la historia de La Palma, tras superar la erupción de Tehuya en 1585. En la clasificación de toda Canarias ya empata con el volcán de Tao o del Clérigo, que erupcionó en Lanzarote durante 86 días en 1824; y quedan por delante la de Narices del Teide, en Tenerife (99 días en 1798) y los seis años que duró la erupción en Timanfaya, en Lanzarote en 1730.
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