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Anatomía del macrobrote de Málaga que convirtió una comida prenavideña en pesadilla

La celebración que reunió a 170 sanitarios de cuidados intensivos, que se realizaron test de antígenos para asistir, afecta ya a 80 profesionales del Hospital Regional de Málaga (antiguo Carlos Haya) y obliga a contratar refuerzos para cubrir las bajas

Coronavirus outbreak Malaga
Una mujer pasa por delante de la entrada al Hospital Regional Universitario (antiguo Carlos Haya).Garcia-Santos (El Pais)
Nacho Sánchez

El pasado miércoles 1 de diciembre, unos 170 profesionales sanitarios se citaron en un restaurante de la barriada de Teatinos, al este de la ciudad de Málaga. Lo hacían para celebrar la comida navideña de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Regional Universitario de Málaga (antiguo Carlos Haya) donde trabajan. Llevaban un mes organizando el evento y habían alquilado el establecimiento solo para ellos, con un menú de 55 euros que incluía una copa. Existía, eso sí, un requisito para acudir: pasar un test de antígenos. “Era obligatorio”, dicen quienes asistieron. El resultado fue negativo en todos los casos y nadie se quedó sin disfrutar de un almuerzo cuya sobremesa se alargó hasta la noche. Tres días después, el 4 de diciembre, varios de los participantes sintieron síntomas compatibles con coronavirus. El día 5, la Junta de Andalucía notificaba un brote que afectaba a 22 personas, el lunes 6 ascendía ya a 68, y este martes, a 80. El encuentro entre compañeros se ha convertido en el epicentro de una pesadilla que ha minado la imagen de los sanitarios, ha obligado a contratar personal de refuerzo en el centro hospitalario y ha puesto de relieve la falsa seguridad que generan las pruebas.

Las oposiciones

La comida navideña se había empezado a organizar con un mes de antelación. A principios de noviembre se abrió una lista donde el personal se fue apuntando. Había ganas de celebrar tras año y medio de lucha en primera línea contra la pandemia. Pero existía un segundo motivo: buena parte de los asistentes había participado tres días antes –el 28 de noviembre– en las pruebas de oposición al Servicio Andaluz de Salud, para las que llevaban un año estudiando en busca de una plaza fija. Los exámenes se realizaron en diferentes sedes de la Universidad de Málaga, en aulas con las ventanas abiertas de diferentes facultades del campus de Teatinos. Más de 4.000 personas asistieron a las pruebas y, tras acabar, muchas de ellas se dirigieron a los bares cercanos. “Creemos que ahí está la clave: toda esa gente pasando la tarde sin mascarilla en los negocios de la zona”, cuenta un enfermero, que asegura que no todas las personas asociadas al brote –aunque sí la mayoría– acudió al almuerzo navideño, de ahí que apunte a las oposiciones.

El almuerzo

El 1 de diciembre, unos 170 sanitarios de la Unidad de Cuidados Intensivos llegan escalonadamente al restaurante, reservado solo para ellos. Lo hacen sobre las 16.00, tras acabar sus turnos de trabajo y con la tranquilidad de los negativos en las pruebas de antígenos que unos se habían hecho en el hospital y otros, en casa. Tras la comida, llega la hora de las copas. Y poco a poco van llegando nuevos compañeros. Al final de la tarde son más de 200 las personas que hay en el interior del restaurante. La inmensa mayoría tiene ya la tercera dosis de la vacuna puesta, aunque algunos en fechas muy recientes.

Los primeros síntomas

Tres días más tarde, el sábado 4 de diciembre, un pequeño grupo de asistentes al evento comienza a sentir dolor de garganta y otros síntomas asociados al coronavirus. Repiten el test de antígenos y surgen los primeros positivos. Quienes se han contagiado se acercan al Hospital Regional Universitario, a través del circuito de acceso covid, para practicarse una segunda prueba, también de antígenos. Se confirman los positivos y empiezan a avisar a los compañeros y también llaman al restaurante para avisar de lo ocurrido. En el negocio realizan PCR periódicos a su plantilla, pero tras conocer lo ocurrido repiten las pruebas, todos los empleados dan negativo. “Todos están vacunados, además”, explican desde el establecimiento, que ha estado cerrado más de un año por la pandemia. “Hasta que no desaparecieron las restricciones preferimos no abrir”, subrayan.

El brote

El día 5 ya son más personas las que tienen síntomas, siempre leves. Estos repiten la operación con el mismo resultado: quienes se hacen las pruebas vuelven a dar positivo con rapidez, apenas la gota cae sobre el dispositivo. Como sus compañeros del día anterior, son enviados a casa y se les impone un aislamiento de siete días. Según fuentes hospitalarias, hasta hace unas semanas el personal sanitario que daba positivo en el test de antígenos estaba obligado a ir a trabajar, pero desde la aparición de la variante ómicron el protocolo cambió y deben quedarse en casa siete días. La Dirección de Salud Pública de la Junta de Andalucía notifica la situación: un brote que afecta a 22 personas asistentes a la comida navideña. La noticia es publicada por Diario Sur a media tarde. Y comienzan las primeras consecuencias: la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) que gestiona el servicio del 061 cancela su comida de empresa para evitar problemas. Las críticas a los sanitarios son respondidas por el sector. “En Andalucía no hay restricciones en los aforos y ellos, además, han hecho más que la mayoría: pasar previamente una prueba de antígenos”, añade Carlos Bueno, delegado de UGT en el Hospital Regional.

Los casos se multiplican

El día 6, en medio de la polémica, Salud Pública confirma que los casos del brote aumentan hasta los 68 profesionales, la mayoría personal de enfermería, aunque también hay médicos. Los síntomas son siempre leves o inapreciables. El hospital asegura que el servicio de la unidad no se ha visto mermado, pero se ve obligado a equilibrar los turnos con personal de otras áreas. Mientras, la delegación de Salud recomienda a centros sanitarios públicos y privados que no realicen eventos navideños. “Lamentablemente no tenemos más opción que cuidarnos para cuidar a los demás”, decían en el mensaje a sus trabajadores en una clínica privada.

Otras unidades del Hospital Regional también cancelan sus comidas de Navidad mientras aumenta la polémica ante la indignación de muchos de los asistentes, que consideran haber hecho lo mismo que otros gremios: acudir a una comida de empresa. Ponen como ejemplo los miles de personas que están acudiendo durante los días de puente a los negocios de hostelería del centro de Málaga, las aglomeraciones junto al alumbrado navideño o los conciertos multitudinarios en salas de música. El sindicato CSIF denuncia que es “muy injusto que se les criminalice por este brote” porque no han infringido ninguna norma “ni se han saltado ningún tipo de restricción, sino que han seguido las recomendaciones establecidas en este momento”.

Autorización de refuerzos

Salud Pública comunica que el brote afecta ya a 80 personas. Como consecuencia, el Servicio Andaluz de Salud autoriza la llegada de nuevo personal a la Unidad de Cuidados Intensivos. Fuentes del Hospital Regional subrayan que “se está procediendo a contratar a profesionales de refuerzo”. Los sindicatos aseguran que se han autorizado 35 nuevos contratos, pero también que existe un problema: las primeras llamadas han tenido una respuesta negativa.

“De los 8.000 sanitarios a los que no se renovó contrato el 1 de noviembre, 1.500 eran de Málaga. Y más de 600 se han ido ya a Cataluña, donde les ofrecen contratos de un año”, ha explicado Carlos Bueno, delegado sindical de UGT en el centro hospitalario, quien confirma que la asistencia en UCI “está garantizada gracias a que el personal está doblando turnos o acepta sin rechistar que les cambien de unidad. Su labor está siendo ejemplar”, concluye. Mientras, desde la delegación de Salud de la Junta de Andalucía, se mantienen distantes con la situación. “De brotes no hablamos”, han subrayado desde la administración autonómica. También mantiene silencio la dirección del Hospital Regional.


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