Los hospitales españoles buscan la variante ómicron y Sanidad impone la cuarentena para los viajeros llegados del sur de África
Los pasajeros procedentes de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia, Lesoto, Mozambique, Namibia y Zimbabue deberán aislarse 10 días
España trata de blindarse ante la nueva variante ómicron del coronavirus. Las mutaciones detectadas hace una semana en Sudáfrica y Botsuana ya han sido identificadas en media más docena de países europeos, incluida España, cuyos hospitales ya la están buscando activamente y donde este lunes se ha producido el primer positivo. Mientras, el Ministerio de Sanidad ha reforzado este lunes los controles para todos los viajeros que lleguen del sur de África: los procedentes de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia (Esuatini), Lesoto, Mozambique, Namibia y Zimbabue deberán guardar una cuarentena de 10 días.
Además, el Ministerio de Sanidad ha reforzado los controles sanitarios para los países de riesgo ante la incertidumbre sobre los efectos de esta nueva variante: por el momento no se conoce que sea más transmisible, que cause enfermedad más grave ni que escape a las vacunas, pero los científicos necesitan más tiempo para descartar estas hipótesis. Hasta ahora, todo el que llegaba a España de un país con un gran crecimiento de diagnósticos o en los que circularan mutaciones preocupantes debía mostrar el certificado de haber sido vacunado, haber superado la covid o tener un test negativo. Desde ahora, según recoge una orden publicada este sábado en el BOE, “se les exigirá, con independencia de su estado vacunal o haber pasado previamente la enfermedad, la presentación de un certificado diagnóstico de infección activa de covid-19 con resultado negativo”.
A dicha norma, este lunes se ha sumado otra orden para poner en cuarentena a los viajeros de los mencionados siete países del sur de África que lleguen a España “con o sin escalas intermedias”. “Durante el periodo de cuarentena [los viajeros] deberán permanecer en su domicilio o alojamiento, debiendo limitar sus desplazamientos, así como los accesos de terceras personas al domicilio o alojamiento, a los imprescindibles para la realización de las siguientes actividades: adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad, asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios o causas de fuerza mayor o situación de necesidad”, reza la orden. El texto permite acortar de 10 a 7 días el aislamiento si pasada una semana un test da negativo.
Paralelamente, los laboratorios de los hospitales ya comienzan a buscar la nueva variante activamente. La Unión Europea solicitó a los países miembros que secuenciaran entre un 5% y un 10% de los diagnósticos. Es la cantidad que se considera suficiente para detectar una mutación que ya está circulando en un territorio. Desde el 9 de agosto, España ha secuenciado el 5,9% de las muestras positivas, según datos del Ministerio de Sanidad. Según las semanas, ha oscilado entre el 2,5% hasta el 8,5%. En un contexto de pocos diagnósticos, como ha sido la mayor parte de ese periodo, es más sencillo secuenciar un alto número de muestras, ya que es un proceso que se demora durante días. Cuando la ola de contagios asciende, las capacidades de los hospitales permiten secuenciar una porción más reducida de casos.
Como el proceso de secuenciación puede tardar hasta dos días en completarse por su complejidad, las pruebas PCR actuales pueden adelantar el trabajo al detectar la presencia (o ausencia) en solo unas horas de determinadas mutaciones en la muestra analizada. Esto permite sospechar que un nuevo caso detectado corresponde a la variante detectada hace una semana en Sudáfrica y Botsuana.
Inmaculada Casas, coordinadora de la red de laboratorio que secuencian al virus (llamada Relecov) desde el Centro Nacional de Microbiología (CNM), explica ya están buscando casos sospechosos de mutación por estas técnicas más simples para después confirmarlos con secuenciación, algo que ya fue “muy efectivo” para localizar la variante alfa.
La PCR de la marca Thermo Fisher, por ejemplo, busca mutaciones en tres partes distintas del virus. Juan Carlos Galán, jefe de virología del Hospital Ramón y Cajal, explica: “Las primeras informaciones de las que disponemos indican que una mutación de la nueva variante hace que la prueba PCR no detecte el gen S. Si una muestra da positivo a este gen, entonces seguro que no estás ante la variante ómicron. Pero si te da negativo en el gen S y positivo en las otras dos dianas, entonces permite sospechar que sí lo sea. Esto es un aviso, una alerta, aunque no es descartable que otras variantes puedan dar los mismos resultados, así que la secuenciación genética siempre será necesaria”.
No todos los hospitales utilizan las PCR de Thermo Fisher, ya que esta es solo una marca más de las disponibles en el mercado. Otros grandes centros usan otros sistemas y algunos varios de ellos a la vez. Pero la experiencia acumulada y el saber cómo se combinan las mutaciones en cada variante permite acercarse a un resultado fiable. El Hospital San Cecilio de Granada, cuyo servicio de Microbiología es de referencia para Andalucía Oriental, desarrolló otro sistema que permitía identificar la variante delta poniendo el foco en dos partes del virus.
Federico García, jefe de microbiología del hospital granadino, detalla: “Los resultados que obtenemos con la variante delta, que actualmente supone más del 90% de los positivos, serían distintos con la ómicron, que carece de las mutaciones usadas como diana para la delta. Esto nos permitiría sospechar ante un caso de la ómicron, aunque debería ser confirmado por secuenciación genética, que sigue siendo la prueba de referencia”.
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