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Volcán de La Palma: “Está estable, y eso es bueno para todos”

La erupción sigue arrojando fuertes cantidades de gases, lo que indica que no hay signos de debilitamiento. Solo discurre la colada que llega al mar, aunque el cambio del viento amenaza la calidad del aire

Volcan La Palma
El Volcán en Cumbre Vieja visto desde Los Llanos de Aridane, La Palma, en la mañana del miércoles.PACO PUENTES (EL PAÍS)
Guillermo Vega

El volcán de La Palma no está dando nuevos disgustos, y eso es algo que tanto el comité científico como el técnico han puesto en valor este miércoles. “Llevamos unas horas en las que el volcán mantiene un comportamiento estable, y eso es bueno para todos”, ha asegurado este miércoles por la tarde el portavoz del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico en la Comunidad Autónoma de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende. Las deformaciones del terreno van en retroceso y la sismicidad se ha reducido. Y, sobre todo, existe una única colada de lava activa, la que desemboca en el mar al oeste de la isla, con lo que no se han producido nuevas destrucciones de inmuebles. Este río, además, presenta lo que se conoce como tubo lávico (cuevas volcánicas, usualmente con forma de túneles, formados en el interior de coladas), lo que acelera el flujo subterráneo del magma y contribuye a que no se ensanche el cauce.

¿Significan estas variables positivas que el volcán ofrece signos de apaciguamiento, para alivio de los más de 6.000 evacuados? Ni mucho menos, a tenor de lo comunicado por las autoridades. Para empezar, “seguimos con una potente emisión de dióxido de azufre en el penacho [masa de aire sobresaturado que contiene contaminantes sólidos, líquidos o gaseosos] del cono, lo cual no permite prever a corto plazo el fin del evento”, ha asegurado Morcuende.

Y para continuar, la explosividad del volcán sigue inalterada, si bien es reducida: está cifrada en un dos sobre una escala de ocho por el Instituto Geográfico Nacional (IGN). La columna de cenizas y gases se levanta tres kilómetros desde un cono que no cesa de variar en forma y tamaño, y que en cualquier momento puede crear nuevos focos dentro de su fisura.

“No queda otra que comportarse como palmeros”, aseguraba a este periódico horas antes de conocerse este pronóstico Antonio, un platanero preocupado por los letales efectos que tienen sobre la cosecha la expulsión el riego indiscriminado de cenizas y los cortes de agua. “Es decir, como habitantes de una isla volcánica a los que nos sobran paciencia y resignación”, añadía.

La isla que conoció Antonio en sus 49 años cuenta ahora con 422 hectáreas cubiertas de un manto de lava distribuido a lo largo de una lengua que presenta ya un perímetro de casi 36 kilómetros. Su isla también cuenta con un territorio nuevo: la fajana que se extiende sobre el mar mide casi 38 hectáreas, se expande tanto por el norte como por el sur y se adentra a más de 500 metros desde la costa.

La sismicidad, al menos, ha concedido un cierto alivio a los habitantes de la isla. “Ha caído tanto el número de sismos como su magnitud”, ha sentenciado la portavoz del comité científico y vulcanóloga del IGN, María José Blanco. En las últimas horas, se han registrado una decena de terremotos, de los cuales apenas seis han podido ser sentidos. El más fuerte, de magnitud 3,7, se ha sentido como 3, apenas perceptible. El tremor volcánico, la huella energética de la erupción, continúa, una vez más “estable”.

La calidad del aire sí puede constituir un elemento de preocupación en las próximas horas. El régimen de vientos está cambiando y decrece la altitud de la inversión térmica (la temperatura del aire crece a medida que este toma altitud, lo que puede provocar que la contaminación quede atrapada cerca del suelo). Así, la ceniza puede volver a hacer acto de presencia en el aeropuerto, situado al este de la isla, y se puede incrementar la presencia en el aire de gases como el dióxido de azufre que emana del cono. La compañía aérea Binter ha nanunciado la cancelación de vuelos para este jueves.

La situación de los damnificados, no obstante, sigue siendo dramática. La lava no solo ha arrasado con casi 1.100 construcciones. Además, ha engullido 93,4 hectáreas de cultivos. El Cabildo de La Palma cifra en 1.377 los afectados. Tres cuartas partes de ellos son vecinos del municipio de Los Llanos de Aridane, el más poblado de la isla. Los de El Paso, el término en el que se sitúa la erupción, suponen el 26,2% del total.

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, ha hecho especial hincapié, en declaraciones a los medios este miércoles por la mañana, en que los fondos aprobados por el Consejo de Ministros y por el propio Ejecutivo regional “están llegando ya”.“Estamos ante el mayor reto al que jamás se ha enfrentado Canarias para la reconstrucción de la isla”, ha asegurado.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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