La atención primaria afronta su nueva normalidad: una falta de recursos crónica agudizada por la pandemia
Sanidad y las comunidades acuerdan aprobar un plan de acción antes de fin de año para fortalecer los centros de salud, pero no concretan medidas ni presupuesto
La atención primaria retorna a la vieja normalidad lanzando el enésimo grito de auxilio: la covid va de bajada, los pacientes habituales vuelven a la consulta y la presencialidad gana terreno, pero persiste la falta de recursos humanos que los centros de salud denunciaban ya antes de la pandemia y se acumula ahora el lastre de los retrasos asistenciales y las bajas profesionales que ha dejado la crisis sanitaria. Falta personal y tiempo para los pacientes, que llegan ahora en peor estado de salud por las demoras que provocó la pandemia, resume María Justicia, responsable de atención primaria del sindicato médico de Madrid, Amyts: “Si no llegan más recursos, la atención primaria se muere”, amenaza la facultativa. España gastó en 2019, último año del que se tienen cifras, 9.874 millones de euros en atención primaria (el 14,2% del presupuesto total en sanidad); en 2009, la partida era de 10.415 millones (14,9%). La ministra de Sanidad, Carolina Darias, se ha reunido este jueves y viernes en Gran Canaria con los consejeros autonómicos del ramo para abordar la situación primaria, y ha anunciado la puesta en marcha de un plan de acción antes de final de año para el sector, aunque no ha aclarado medidas concretas ni presupuesto asociado.
La pandemia ha sido, según Justicia, “la puntilla de un deterioro progresivo en la atención primaria”. Los centros de salud, puerta de entrada al sistema sanitario, llevan años denunciando una infrafinanciación crónica y reclamando que se invierta en el sector el 25% de la partida sanitaria. Pero ese porcentaje está lejos de alcanzarse en todas las comunidades autónomas: Andalucía, la más próxima, se encuentra aún al 18%, pero Madrid apenas invierte el 11,2%, según el informe del Ministerio de Sanidad sobre gasto sanitario. Vicente Matas, exvocal de atención primaria de la Organización Médica Colegial y coordinador del Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, insiste en que “se necesita presupuesto, plantilla adecuada y tiempo para atender a los pacientes”: “Con 50 o 60 consultas diarias, los médicos no dan abasto para no tener demoras de 15 días. Y eso también repercute en los hospitales, porque el paciente acaba acudiendo a Urgencias y eso genera mucho más gasto. Se despilfarra dinero bloqueando servicios”.
Darias ha indicado que el plan de acción contempla fortalecer el seguimiento de los pacientes por su médico de cabecera, la mejora de la capacidad de resolución diagnóstica y la adaptación y formación de los recursos humanos, entre otras cuestiones. Pero no hay medidas concretas ni tampoco una partida presupuestaria clara. “Adecuaremos la política presupuestaria y el desarrollo normativo que posibiliten la consecución de los objetivos de este plan”, se ha limitado a decir la ministra.
Había muchas expectativas del sector en esta reunión y la inconcreción ha sentado como un jarro de agua fría en la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), explica su presidente, Salvador Tranche: “Es una decepción enorme. Esto es humo. Estamos muy desilusionados. Esperábamos una inyección económica y propuestas decididas en recursos humanos para reducir la precariedad y que los profesionales no abandonen la atención primaria”, lamenta.
Si en algo coinciden todas las voces consultadas es en la falta de personal en todas las disciplinas de atención primaria y la ausencia de relevo generacional. En España hay más de 38.000 enfermeras y cerca de 43.000 facultativos (médicos de familia, pediatras, de urgencias y paliativos) en atención primaria, según el Ministerio de Sanidad. El estudio Estimación de la oferta y demanda de médicos especialistas 2018-2030, elaborado para Sanidad, ya advierte de que “medicina de familia, con solo un 13% de efectivos menores de 39 años, es particularmente preocupante en cuanto a relevo generacional”. En este ámbito, además, hay más temporalidad, apunta el informe: solo el 6,9% de los contratos eran indefinidos, mientras que en el resto de especialidades estos eran el 9,4%. “En el caso de las dos especialidades vinculadas a atención primaria, medicina de familia y pediatría, se pueden prever tensiones de reposición a corto plazo, especialmente en medicina de familia, con un 27,5% de profesionales con 60 o más años y en ambas a medio plazo, puesto que un 63,4% de los médicos de familia y un 55% de los pediatras tiene 50 o más años”, reza el informe.
Los mayores se jubilan y los jóvenes se van por falta de contratos atractivos, sintetiza Matas. “Y como a los jóvenes no les ofrezcan contratos estables, de larga duración, se irán a las Urgencias de los hospitales, a la privada o a Francia, donde pagan mucho más, los contratos son mejores y las condiciones del ejercicio, también”, zanja. Precisamente, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, reclamó activar ya, en este trimestre, un MIR extraordinario para médicos y pediatras de atención primaria de 1.000 plazas.
Por lo pronto, las plazas convocadas para el MIR de 2022 son casi las mismas (dos menos, 2.336) que el año anterior, una situación que ha indignado al sector. El Foro de Atención Primaria, que aglutina a varias organizaciones científicas y sindicales, mostró su “indignación y asombro” por las plazas convocadas, reclamó “la necesidad urgente” de puestos reales de medicina y pediatría de familia y advirtió, además, su “preocupación” por la falta de tutores para enseñar a estos médicos en formación.
Por su parte, Antoni Sisó, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, aboga también por incorporar “administrativos sanitarios, que se puedan formar como asistentes clínicos”, y liberen de carga burocrática y consultas administrativas a médicos y enfermeras. Tranche coincide y apunta que, a falta de recursos humanos para incorporar de forma inmediata al sistema, “hay que potenciar el papel de los equipos de atención primaria y hacer una gestión compartida de la demanda”. Cataluña, explica un portavoz del Instituto Catalán de la Salud, está promocionando, precisamente, la figura del administrativo de alta resolución que, entre otras cosas, ordena la demanda en la puerta. Para filtrar los motivos de consulta, Andalucía ha creado una especie de triaje para usuarios que lleguen sin cita: una enfermera se encargará de determinar si necesitan o no ser atendidos por un médico.
La atención primaria sale de la pandemia peor de lo que entró, coinciden los profesionales consultados. Durante la crisis sanitaria, además de la carga de trabajo habitual, los profesionales de los centros de salud han asumido la atención y seguimiento de la inmensa mayoría de los casos de covid (todos los leves), el estudio de los contactos estrechos y gran parte de la campaña de vacunación. La quinta ola, además, ha sido especialmente dura porque el volumen de contagios fue mucho mayor y, al tratarse de gente joven con covid leve, el grueso de las infecciones se atendían desde atención primaria. Pero toda esta actividad ha tenido un impacto, para empezar, en el paciente ordinario no covid.
Patologías desplazadas
Sisó lo llama “efecto desplazamiento”. La covid ha apartado a otras patologías. De hecho, según un estudio realizado por el propio Sisó y su equipo de investigación del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer, la pandemia hizo que el diagnóstico de otras patologías en atención primaria cayese hasta un 50%. La investigación, publicada en la revista Annals of Family Medicine, analizó los diagnósticos realizados en tres centros de atención primaria de Barcelona (con una población de referencia de unas 85.000 personas mayores de 15 años) en 2020 y los comparó con la media entre 2017 y 2019: el resultado fue que se diagnosticó un 50% menos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, un 48% menos de cardiopatía isquémica, un 45% menos de melanoma y un 40% menos de hipertensión o diabetes. Solo se detectó un 16% más de ansiedad.
Pero la enfermedad, aunque no se detecte, está ahí, alerta Sisó: “Este septiembre, llegó una mujer con dolor abdominal desde hace tiempo, pero que no había venido porque sabía que estábamos liados y para no molestar, nos dijo. Le hicimos una ecografía y le encontramos metástasis hepáticas. A las 48 horas, un TAC reveló un cáncer de colon con metástasis en hígado y pulmón”, relata el facultativo. También, enumera, otra mujer de 52 años, que tenía un dolor lumbar que pensaba que era por una piedra en el riñón y resultó ser un tumor de ovario. “Y los crónicos están más descompensados. En otro estudio que estamos haciendo, analizando el estado metabólico de 250 pacientes diabéticos, encontramos que, en diciembre de 2020 respecto al mismo mes de 2019, había aumentado la presión arterial, se habían reducido los cribados de retinopatía diabética y de vasculopatía periférica [estos pacientes tienen más riesgo de ceguera y de amputaciones a causa de la diabetes] y que habían aumentado unos 4,5 kilos de peso”, explica Sisó.
María Justicia explica que ahora “están aflorando” los pacientes que no pudieron atender y llegan, además, con muchos motivos de consulta, todos “imposibles de abarcar”, lamenta, con el poco tiempo que tienen para cumplir la agenda. Tampoco las enfermeras dan abasto, coincide Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería: “Las enfermeras están trabajando de forma reactiva: los pacientes crónicos complejos y el paciente agudo copan toda la actividad de la enfermera. Pero falla la clave de la atención primaria, que es hacer una intervención en las familias y la comunidad para hacer intervenciones de prevención y cuidado de la salud”.
Los profesionales repiten que la situación de la atención primaria es crítica y urgen decisiones y un plan de choque con medidas concretas. Tranche reclama más recursos humanos y mejoras tecnológicas para pruebas diagnósticas. A propósito de la reunión de Sanidad con las comunidades, Matas insiste: “A ver si en vez de un diagnóstico, lo que se hace es poner un tratamiento: recursos y personal”.
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