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Los últimos 10.736 españoles bajo toque de queda

El municipio sevillano de Cantillana conserva la medida hasta este sábado por un brote en su residencia de ancianos que disparó la tasa de contagios hasta los 1.276 casos

Varias jóvenes pasean por las calles engalanadas de Cantillana (Sevilla) este miércoles festivo.
Varias jóvenes pasean por las calles engalanadas de Cantillana (Sevilla) este miércoles festivo.PACO PUENTES (EL PAÍS)
Javier Martín-Arroyo

El ambiente en la terraza del bar El Peñón del Moro en Cantillana (Sevilla) este miércoles era de jarana con mucha corbata, trajes de gala y alguna chica con mantilla, pero sin distancia interpersonal y apenas cuatro mascarillas entre las 200 personas que disfrutaban de pie en corrillos y sentados en mesas al sol. Botellines de cerveza y cohetes al aire.

Hace apenas dos meses uno de cada seis españoles vivía bajo el toque de queda, medida extraordinaria impuesta para frenar la propagación del coronavirus. Pero hoy los 10.736 habitantes de Cantillana son los únicos del país que aún soportan la medida. El toque de queda está en vigor entre las 2.00 y las 7.00 de la madrugada, y este miércoles la localidad celebra la fiesta de la Divina Pastora a medio gas debido a las restricciones, que a menudo se ignoran por el calor y el alcohol. Una alfombra roja para el coronavirus. “La gente, al estar vacunada, se cree que ya no se contagia y el miedo se pierde porque llevamos mucho tiempo ya con el virus”, comenta Carmen Sanz a 50 metros del bullicio.

La semana pasada, una tasa de 1.276 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, disparada por un brote de 86 contagiados con la variante delta del virus en la residencia de mayores de la localidad, obligó a la Junta andaluza a decretar el toque de queda. Pero este miércoles los contagios ya habían bajado hasta los 447 casos (casi el triple que la media española) y la medida de confinamiento nocturno decaerá la madrugada de este sábado. “La vigilancia del toque de queda es de la Guardia Civil, pero todos sabemos que en días clave los chavales se organizan y se van a chalés. No sé hasta qué punto el toque de queda es la medida más efectiva”, confía la alcaldesa, Ángeles García. No hay discotecas en el pueblo.

Varias vecinas de Cantillana posan para una foto en la calle.
Varias vecinas de Cantillana posan para una foto en la calle. PACO PUENTES (EL PAÍS)

La sospecha de la regidora la confirma Jose Jiménez, camarero de 21 años: “El sábado la gente respetó el cierre a la 1.30 en el bar, pero en la aldea de Los Pajares [a las afueras del pueblo] se hacen fiestas y quedadas”. Tanto Jiménez como su novia Asunción García, de 18 años, se contagiaron el pasado octubre. “En mi familia hemos caído todos”, añade resignado Jiménez.

Estos días las calles del centro del pueblo están engalanadas con farolillos blancos y banderitas, añadidas a las cerámicas de santos que decoran las esquinas de esta localidad mariana. Una pantalla gigante en la calle ha retransmitido la misa para evitar la aglomeración en la parroquia de la Asunción y la veneración de los vecinos a la virgen de la Divina Pastora ha sido trasladada a una plaza contigua a la iglesia. En años sin pandemia la virgen sale en procesión entre las 22.00 y las 6.00 de la madrugada, pero desde 2019 sus 5.000 hermanos (la mitad del pueblo) esperan a poder pasearla por las calles como acostumbran a principios de septiembre.

Caen los contagios en Andalucía

En Andalucía la quinta ola está en descenso y este miércoles la comunidad ha pasado a riesgo medio de contagio tras descender a una tasa de 139 contagios por cada 100.000 habitantes, por debajo de la frontera de 150 casos —riesgo alto—, que traspasó ya el pasado abril. El 89% de la población mayor de 12 años está vacunada. Al margen de Cantillana, hay otros pueblos como Villaharta (Córdoba) con 3.864 casos o Nevada (Granada) con 2.985 casos, que superan la frontera de los mil casos, pero su población no supera los 5.000 habitantes y por eso la Junta no solicitó a la justicia aplicar el toque de queda.

La escalada de Cantillana comenzó el pasado 19 de agosto cuando una anciana de la residencia San Nicolás dio positivo por la variante delta del virus, que ya se había extendido entre sus residentes. “Ese mismo día dieron positivo otros 15 mayores, todos asintomáticos y vacunados, en el área de personas con mayor deterioro y dependencia. Son personas que no toleran la mascarilla, que son andarines y se relacionan con otros, con alzhéimer acusado y agitación”, explica la directora de la residencia, Yolanda Román. Desde entonces, cinco residentes han fallecido, 64 permanecen contagiados y 15 de ellos están hospitalizados. “Las familias han sido muy comprensivas y evitaron las comuniones de mutuo acuerdo, pero una vez el residente sale del centro ya no puedes controlar dónde van”, añade. Todos sus residentes y trabajadores estaban vacunados cuando el virus entró en el edificio. La regidora concluye sobre su protagonismo inesperado: “Es muy fuerte que Cantillana esté en el mapa de toda España por esto”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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