Los viales contaminados retrasan la campaña de vacunación en Japón con los contagios de covid al alza
La retirada de 2,6 millones de dosis coincide con el máximo de infecciones. El Ministerio de Sanidad nipón cree que las impurezas en los fármacos de Moderna se produjeron al inyectar las agujas en los viales
“Sea cual sea el origen (de las sustancias anómalas), no hay evidencias para preocuparse por la seguridad de la vacuna”. Así lo ha afirmado este martes el ministro de Sanidad japonés, Norihisa Tamura, después de que el país retirara un total de 2,63 millones de dosis de Moderna al hallarse impurezas en varios viales pertenecientes a cinco lotes fabricados en España por la farmacéutica Rovi. El funcionario nipón aclaró además que es muy probable que tal contaminación fuera causada por una negligencia al insertar las jeringas en los tapones de goma antes de proceder a la inyección.
Las declaraciones del ministro llegan un día después de que dos prefecturas ─Gunma, cerca de Tokio, y la meridional Okinawa─ suspendiesen la administración de otro millón de vacunas de Moderna, una cifra que se suma a tres lotes, con un total de 1,63 millones de dosis, retirados la semana pasada como medida preventiva tras descubrirse, en uno de ellos, lo que los medios calificaron de “materiales extraños”.
El domingo, el propio Ministerio de Salud nipón informaba que en Okinawa se habían encontrado sustancias negras en varias jeringas y un vial (frascos de vidrio que contienen 10 dosis, cada uno con un tapón de goma cubierto por otro metálico), así como otras de color rosa en una jeringa. Paralelamente, en un centro de vacunación de Gunma, se reportaba el hallazgo de una sustancia negra en un vial. El lunes, las autoridades regionales suspendían de manera temporal el uso de estos productos, provenientes de nuevos lotes independientes de aquellos tres con las referidas 1,63 millones de dosis.
El Ministerio de Sanidad y la farmacéutica Takeda, distribuidora local de Moderna, aseveraban más tarde que no se habían detectado problemas de seguridad, y concluían que la suspensión era innecesaria. Informes de Reuters, mientras tanto, se hacían eco de la versión del ministro de Sanidad nipón, al achacar los casos de Okinawa al mal empleo de las jeringas en los viales, provocando que parte del tapón de goma se rompiese.
La primera voz de alarma se dio el pasado 16 de agosto, cuando se reportó la detección de 39 viales, aparentemente contaminados, en un lote que se había distribuido entre ocho centros de vacunación localizados en cinco prefecturas (Aichi, Ibaraki, Gifu, Saitama y Tokio). La planta española de la farmacéutica Rovi, que produce la vacuna de Moderna para el mercado europeo y nipón, había sellado dicho lote. El jueves 26, el Gobierno decidía poner freno al uso de ese y otro par fabricado en fechas similares como medida preventiva. Antes de tomar esta decisión drástica, los viales se habían enviado ya a 863 centros de vacunación de toda la nación y la cifra de personas vacunadas ascendía a medio millón, según informó el viernes Taro Kono, el ministro a cargo de la campaña japonesa de inoculación.
El escándalo alcanza su punto álgido en medio de una coyuntura muy adversa a nivel nacional, marcada por el peor brote de covid-19 que enfrenta Japón en lo que va de pandemia y todavía lidiando su capital con la organización de la XVI edición de los Juegos Paralímpicos de Verano, inaugurados unas dos semanas después de los muy polémicos Juegos Olímpicos en la capital japonesa. La nación del sol naciente ha registrado este agosto su récord de contagios diarios desde el inicio de la crisis sanitaria mundial, más de 25.000 casos en una jornada. Para más inri, el ritmo de vacunación en el país sigue siendo lento: de sus 126 millones de habitantes, tan solo un 44% tiene la pauta completa de inmunización.
Vinculada a este escándalo de las sustancias anómalas en los viales, las autoridades niponas desarrollan una pesquisa para determinar las causas de la muerte de dos hombres, de 38 y 30 años, que fallecieron tres días después de recibir la segunda dosis de Moderna producida por Rovi. Tanto Moderna como Takeda y la farmacéutica española están realizando en paralelo una investigación conjunta para esclarecer si las muertes están directamente relacionadas con su producto.
“Es poco probable, en mi opinión, que las sustancias externas puedan ser causa directa de las muertes repentinas”, explicó a Reuters el médico Takahiro Kinoshita, subdirector de Cov-Navi, un grupo de información sobre vacunas. “Si las sustancias contaminadas fuesen tan peligrosas como para provocar muertes, muchas más personas habrían experimentado síntomas graves tras vacunarse”.
A pesar de que aún no se llegara a resultados concluyentes en relación con los decesos, el lunes las acciones de Rovi se desplomaban un 13,5% en el Ibex, mientras que las de Moderna caían un 4% en Wall Street.
Un portavoz de Moderna confirmó la semana pasada que la compañía “ha sido notificada” del incidente. “La compañía investiga estas informaciones y sigue trabajando con su socio [japonés] Takeda y los organismos reguladores para solucionarlo. Moderna cree que el problema de fabricación se ha producido en una de sus líneas en España. Hasta el momento, no se han registrado problemas de seguridad o eficacia. Debido al compromiso de la compañía con la calidad de sus productos, un lote afectado y otros dos han sido apartados”, añadió la compañía.
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