Sevilla busca la hepatitis C en las personas sin hogar como paso indispensable para su erradicación
Una unidad móvil de Médicos del Mundo peina la capital para detectar una enfermedad asintomática que afecta al 3% de quienes viven en la calle y al 0,22% de la población general
La unidad móvil de Médicos del Mundo de Sevilla salió a las 10 de la mañana de su sede frente a plaza de Armas para recorrer la ruta habitual de los lunes en la que atiende a una veintena de personas que viven en la calle, muchos de ellos aparcacoches. Lo hizo con una tarea añadida: conseguir que participen en el cribado para la detección de la hepatitis C en toda la población sin techo que tiene la capital andaluza: unas 500 personas. Solo seis de ellos han querido, el primer día, hacer el test de saliva que detecta si tienen anticuerpos de la hepatitis C, aunque otros tres han asegurado que participarán la próxima semana. Un hombre, español de 55 años, ha dado positivo.
Es la primera vez en España que se inicia un cribado en una gran ciudad entre personas sin hogar para erradicar la hepatitis C, una enfermedad que padecen sin saberlo unas 20.000 personas en España de entre 20 y 80 años, según datos del Sistema Nacional de Salud, y era la primera causa de mortalidad infecciosa antes de la covid. En 2019 fallecieron en España a causa de la hepatitis C 482 personas (frente a 414 a causa del VIH).
Según la Encuesta de Seroprevalencia del Ministerio de Sanidad, un 0,22% de la población tiene una hepatitis C activa, un índice que entre los sin techo es del 3%. En Sevilla, la primera ciudad española en sumarse al movimiento Ciudades Libres de Hepatitis C en julio de 2020, tras aprobarlo por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento, los expertos calculan que hay unas 900 personas sin diagnosticar.
Said Bahari, marroquí de 37 años, es uno de los que ha dado su consentimiento sin pensarlo dos veces. Bahari se busca la vida aparcando coches en la calle Torneo. “No puedo hacer otra cosa, no tengo papeles”, asegura este hombre, que era pescador en su país y llegó a España hace algo más de tres años. Tras media hora de espera junto a la furgoneta de Médicos del Mundo, Valentín Márquez, coordinador de Andalucía de Proyectos de Inclusión de la ONG, le comunica el resultado del test de antivirales: negativo. “Yo estoy bien, no tengo nada”, dice satisfecho, aunque no se ha vacunado del coronavirus por temor a una reacción. “He visto a gente que han vacunado con mucha fiebre, pasaron dos o tres días malos. Viviendo en la calle no puedo aguantar eso”, explica.
La hepatitis C es una infección para la que hay cura desde hace algo más de seis años. Su eficacia es tanta que la OMS y las sociedades médicas confían en poder erradicar la enfermedad en 2030, pero para todos los infectados —y, por tanto, posibles transmisores—, deben estar, primero, diagnosticarlos y, segundo, tratados. Para la mayoría de la población, esto se puede lograr en sus centros de salud u hospitales, pero las personas sin hogar suelen estar al margen del sistema sanitario, por lo que al poner el foco en ellos se pretende acabar con uno de los posibles reservorios del virus.
Juan Carlos, sevillano de 45 años, es otro de los habituales en la ruta de Márquez y Linda Pizzoli, técnico de Intervención Social de Médicos del Mundo. Juan Carlos no quiere ni oír hablar de pruebas: “Con lo fuerte que yo estoy, para que me saquen ahora la cara amarilla”, dice entre risas este hombre que ha trabajado 20 años en mantenimiento en un hospital de Barcelona y que en 2012 volvió a Sevilla tras un divorcio. “Yo vivo en un barrio muy malo, en las Tres Mil, donde hay muchas cosas, y me he quitado de en medio. Prefiero estar aquí en la calle”, comenta. Tras un recorrido de cuatro horas, que ha acabado en la zona de Nervión, los técnicos de la ONG están satisfechos con el primer acercamiento. “Hoy, sobre todo, les estamos informando. Sabemos que para trabajar con ellos todo tiene que plantearse a medio y largo plazo”, afirma Pizzoli, quien conoce la historia personal de cada una de las personas que atiende. “Como conocemos al colectivo, nuestras expectativas nunca son muy altas y eso nos ayuda a seguir trabajando sin demasiada frustración”, apunta Márquez. La ONG atendió en 2020 en Sevilla a 400 personas que viven en la calle, una cifra mucho más alta que otros años en los que la media es de 250.
El doctor Manuel Romero, hepatólogo del hospital Virgen del Rocío y coordinador del comité local de Ciudades Libres de Hepatitis C (#hepCityFree), un programa de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Viricas en España (Aehve), cuenta que el proyecto nace para cumplir el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de acabar con las hepatitis víricas en 2030, aunque España “probablemente” lo conseguirá en 2023. “La hepatitis C es una enfermedad silenciosa que se mantiene asintomática durante muchos años hasta que el paciente desarrolla una cirrosis hepática o un cáncer de hígado y entonces el índice de mortalidad es muy alto; pero desde que comenzamos a tener un tratamiento en 2015 el índice de curación es del 100%. Desde entonces todos los pacientes que han pasado por mi consulta se han curado”, afirma Romero, también catedrático de Medicina de la Universidad de Sevilla. El hepatólogo ha acudido este lunes al Centro de Alta Tolerancia en el Hogar Virgen de los Reyes de Sevilla en el que viven a 33 personas sin hogar y donde también han comenzado los cribados.
La directora del centro, Mirian Rodríguez-Nogueras, cuenta que la respuesta de los usuarios ha sido muy buena: “El miércoles les dieron una charla sobre la necesidad de participar en este programa y 19 se han hecho la prueba esta mañana. Algunos tienen trabajos, tan precarios que no les permite pagarse un alquiler, y por eso han dicho que se la harán el miércoles”, adelanta.
Miroslaw Dunikowski, polaco de 41 años, ha sido uno de los primeros del Centro de Alta Tolerancia de Sevilla en dar su consentimiento para el cribado. “Yo no voy al médico desde los 16 años y tengo salud de hierro”, comenta en un buen castellano. Dunikowski, que era albañil en su país, desde que llegó a España en 2006 ha trabajado en el campo, alternando las campañas de Sevilla y Lérida, pero la pandemia le ha dejado sin trabajo, cuenta mientras espera el resultado del test: negativo. Otro de los usuarios, José Alberto Valero, sevillano de 28 años, lleva siete meses viviendo en el centro de Virgen de los Reyes, una institución municipal que no pone límite a las estancias, sino que valora las necesidades de cada caso. “Solo estuvo cuatro días en la calle, pero conozco como viven. Es como si las enfermedades no fueran con ellos, siguen como si no pasara nada”, lamenta Valero, quien va alternando trabajos precarios de camarero o repartidor y que también ha dado negativo en hepatitis C.
La puesta en marcha del programa, que se desarrollará hasta septiembre, coincide con la celebración este miércoles del Día Mundial de la Hepatitis C e incluye también a otros colectivos vulnerables como toxicómanos o población en riesgo de exclusión en asentamientos chabolistas. Además de buscar y contactar con personas que viven en la calle, el plan Ciudades Libres de Hepatitis C se extiende a centros municipales y a los que gestionan las ONG Fundación Atenea, Adhara, Fundación Triángulo y Cruz Roja Española que también forman parte del proyecto junto al Ayuntamiento de Sevilla, los servicios de Hepatología, Microbiología y Farmacia de los hospitales Virgen del Rocío y Macarena, y la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.
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