Muere el exsacerdote Fernando Karadima, condenado por la Iglesia católica por abusos sexuales en Chile
El religioso, expulsado del sacerdocio en 2018, falleció el domingo a los 90 años
El exsacerdote Fernando Karadima, condenado por la justicia canónica en 2011 por repetidos abusos a menores de edad, murió la noche de este domingo a los 90 años, según confirmaron este lunes a la agencia Efe algunas de sus víctimas. Su nombre ha estado en el centro de los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia católica en Sudamérica en las últimas décadas. El religioso, expulsado del sacerdocio en 2018, falleció en la residencia de ancianos San Juan de Dios, en Santiago de Chile, debido a una bronco-neumonía, insuficiencia renal, diabetes e hipertensión arterial, según consignaron medios locales con base en el certificado de defunción.
El caso Karadima salió a la luz en 2010 cuando Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo contaron los abusos que sufrieron en un reportaje de televisión. “Todo lo que teníamos que decir de Karadima está dicho. Él era un eslabón más en esta cultura de perversión y encubrimiento en la Iglesia”, han dicho las tres víctimas en un comunicado publicado este lunes. Tras una investigación interna, el religioso fue condenado en 2011 por la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede a “una vida de oración y penitencia” y se le prohibió tener contacto con antiguos feligreses o realizar cualquier acto eclesiástico de forma pública.
El escándalo que rodeó durante años a Karadima se hizo conocido internacionalmente durante la visita de Francisco a Chile en enero de 2018, cuando el Pontífice fue cuestionado por el encubrimiento que realizaron hombres de su máxima confianza, como el obispo Juan Barros. “Es todo calumnia. ¿Está claro?”, dijo entonces provocando la rabia de las víctimas. Esa declaración le costó luego una disculpa y, durante años, el caso del chileno fue visto como el ejemplo más claro de cómo la Iglesia prefería mirar hacia otro lado en lugar de enfrentar la lacra de la pederastia.
Tras la polémica, el Papa le expulsó del sacerdocio en septiembre 2018. El caso había alcanzado la máxima tensión con la dimisión de toda la cúpula eclesiástica de Chile en un acto sin precedentes. 34 obispos pusieron su renuncia a disposición de Francisco, luego de que este acusara a la institución religiosa en el país sudamericano de “falta de transparencia”.
La expulsión sacudió no solo a la Iglesia, sino también a la élite política y económica chilena con la que el religioso había forjado sólidos nexos desde la parroquia El Bosque, en el acomodado barrio capitalino de Providencia. Conocido como el “cura de la élite”, Karadima formó a numerosos religiosos, entre ellos cinco obispos, y fue confesor y consejero de personalidades públicas de Chile, uno de los países más católicos de la región.
La justicia chilena le investigó pero, como las acusaciones en su contra se remontaban a los años 80 y a la primera mitad de los 90, determinó que los delitos habían prescrito, pese a dar por válidos los testimonios de las víctimas. Los tribunales, sin embargo, sí condenaron en 2019 a la Iglesia a pagar una indemnización por “daños morales” de cerca de 150.000 dólares a Murillo, Hamilton y Cruz. “Nosotros estamos en paz y solo nos mueve seguir luchando para que estos crímenes no vuelvan a pasar y por tantas personas que lo han vivido y aún no tienen justicia”, han agregado las víctimas.
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