“Es la peor fecha posible para las restricciones”: las Rías Baixas pierden el bullicio nocturno en plena quinta ola
La hostelería arremete contra las medidas de la Xunta y avisa: “Los jóvenes no se irán a dormir, optarán por beber en la calle o las casas.”
Sanxenxo es el corazón de la fiesta veraniega en Galicia. Y la histórica cafetería Mar y Cielo, situada frente a la ría de Pontevedra, es un referente en las noches de esta ciudad, que desde este sábado se queda sin ocio nocturno por la explosión de casos de covid. “Es la peor fecha posible para imponer restricciones a nuestros negocios. Es evidente que lo vamos a notar porque el flujo de gente será mucho menor, pero confiamos en que estos datos den la vuelta en dos semanas como ha ocurrido en las olas anteriores”, comenta el encargado del local, Juan Piñeiro, de 32 años.
El cierre del ocio nocturno decretado por el Gobierno gallego afecta a un total de 36 municipios, la mayoría en la provincia de Pontevedra, ante el imparable ascenso en la tasa de contagios, que está por encima del 14%. Además, el Tribunal Superior de Galicia autorizó a la Xunta este viernes a limitar las reuniones a seis personas en interiores y diez en exteriores, así como a prohibir encuentros con no convivientes entre las 3.00 y las 6.00. Son “medidas idóneas, necesarias y proporcionadas”, dice el tribunal para contener la expansión de la covid-19, cuya transmisión se ha incrementado al mismo ritmo que las hospitalizaciones.
Uno de los focos de esos contagios es Sanxenxo, el principal centro turístico de las Rías Baixas y cuyo constante bullicio es un imán para las poblaciones del entorno. La intensa actividad de las cafeterías y terrazas que rodean la playa de Silgar se rebajará de golpe en esta pequeña localidad de 17.000 habitantes, la que más acusa el impacto de su población flotante, que se cuadriplica en estos meses. Pero la vida en Sanxenxo no se detiene, aunque los establecimientos, comercios y hostelería, asumen con resignación el nuevo horario. El crecimiento de los contagios en esta localidad en los últimos siete días ha sido calificado como “explosivo” por el alcalde Telmo Martín. Es uno de los pocos ayuntamientos en el nivel máximo de restricciones, con una incidencia acumulada por encima de los 1.600 casos por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, según el último dato de la sanidad pública gallega —la media en la comunidad es de 576—.
La tensión es máxima porque estas restricciones llegan cuando los municipios costeros de las Rías Baixas están abarrotados de turistas. La hostelería ruge exhausta al encontrarse de nuevo en la diana de las medidas drásticas del Gobierno gallego y en medio de un vaivén de aperturas y cierres que están ahogando al sector. El principal objetivo para revertir la escalada es cortar la elevada transmisión entre la población más joven en esta quinta ola de la pandemia.
“Esperaba estas medidas porque es la única forma de revertir la situación y poder salvar el mes de agosto”, añade Piñeiro. El joven camarero cree que pedir pruebas diagnósticas o la vacunación, requisito indispensable en toda para entrar en discotecas y pubs, es otro factor disuasorio para el cliente más joven y afirma que las vacunas habría sido la solución. “Yo no estoy vacunado, pero tengo que pedir las pruebas, y si no las tienen, irán a otro lugar o buscarán otra alternativa para divertirse, y no hay muchas”, comenta. Otras regiones también solicitan prueba negativa de covid o inmunización para acceder al ocio nocturno.
Críticas de la patronal hostelera
Con críticas al comité científico de la Xunta por “falta de coherencia”, la Federación de Hostelería de la Provincia de Pontevedra ha anunciado que pedirá al Tribunal Superior la paralización de las medidas. Su presidente, César Sánchez Ballesteros, avisa de que “los jóvenes no se van a dormir por el cierre de los locales nocturnos, van a seguir socializando y optarán por beber en la calle o las casas sin distancias ni mascarillas”.
Sánchez Ballesteros descarta que la hostelería sea el problema y ha defendido el cumplimiento de los controles por parte de los establecimientos. Insiste en que en las zonas de mayor riesgo “es incongruente el cierre nocturno porque la gente, principalmente los jóvenes, se desplazarán a otros ayuntamientos del entorno donde estos locales están abiertos”. “Nosotros cumplimos las normas y asumimos las pérdidas, pero mi opinión es que deberían de controlar mucho más las fiestas privadas y las concentraciones sin medidas porque el problema está ahí, no en la hostelería”, añade Piñeiro.
Galicia es la primera comunidad que ha dado este paso en bares y restaurantes cuando el número de contagiados entre personas vacunadas se ha triplicado y también crece el de hospitalizados ya inmunizados, según ha dicho este miércoles el presidente regional, Alberto Núñez Feijóo. De momento, la Xunta no ha pedido a la justicia el toque de queda, como sí hizo hace dos semanas la Comunidad Valenciana. Los tribunales la rechazaron en Canarias, Extremadura y Navarra y están pendientes de pronunciarse en Andalucía.
Sin embargo, el empresario y portavoz de la Confederación de Hostelería, Cheché Real, ha lamentado la decisión de la Xunta porque “coloca otra vez a los locales de ocio nocturno como los sacrificados”. Además, Real no descarta que esta situación desencadene un cierre masivo en un par de semanas e incide en que el sector “está teniendo muchas dificultades con los test de antígenos porque la gente dice que no los consigue”.
Sánchez Ballesteros también incide en que “es un sinsentido pedir los certificados y diagnósticos cuando hay muchos camareros que lo exigirán y están sin vacunar”. “No tenemos placa de sheriff para pedir que el cliente se identifique”, critica, y vaticina “una debacle para la economía y los empleos que van a sobrar por falta de trabajo.”
Las críticas han tenido respuesta por parte de Feijóo, quien se ha mostrado comprensivo con el “descontento” que puedan tener colectivos de hosteleros: “Estoy convencido de que si estos empresarios estuviesen en mi lugar y en el de las autoridades sanitarias, tomarían medidas muy parecidas o iguales”, ha apuntado Feijóo. “Entiendo el descontento de los hosteleros, de los jóvenes y el de la sociedad en general porque no tenemos vacunas, y también el del Gobierno de España porque no puede proveerlas por la imposibilidad de comprarlas en la central de compra de la Unión Europea”, ha añadido el presidente gallego.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.