La Agencia Europea del Medicamento aprueba la vacuna de Moderna para adolescentes de 12 a 17 años
El organismo ya autorizó en mayo el suero de Pfizer para el grupo de 12 a 15 años, cuya inmunización masiva se prevé desarrollar con el principio del próximo curso
La Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés) ha aprobado este viernes la utilización de la vacuna contra el coronavirus de Moderna en adolescentes de 12 a 17 años. “El Comité de Medicamentos para Uso Humano ha recomendado conceder una extensión a la vacuna Spikevax [nuevo nombre comercial de este suero] para incluir su uso” en este nuevo grupo de edad, ha informado en un comunicado el organismo regulador. La de Moderna es la segunda vacuna autorizada para menores, después de que la EMA aprobara a finales de mayo el uso para adolescentes de 12 a 15 años de Comirnaty, la desarrollada por Pfizer-BioNTech. Ambos fármacos utilizan la novedosa tecnología de ARN mensajero.
La aprobación llega en el momento en que países como España están empezando a poner el foco en la vacunación de grupos de edad cada vez más jóvenes, adolescentes incluidos, ante la explosión de casos registrada durante la quinta ola de la pandemia.
La estrategia de vacunación española incluye a los adolescentes menores de edad en el grupo de 12 a 19 años, formado por casi cuatro millones de personas. De ellos, más de 210.000 ha recibido la primera dosis y 53.000 han completado la pauta, aunque en la práctica totalidad se trata de jóvenes con problemas de salud de base que les hace más vulnerables al SARS-CoV-2 y cuya vacunación se ha priorizado. El grueso de la inmunización de este grupo de edad arrancará previsiblemente en el mes de septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar.
La decisión del Reino Unido de no vacunar a los adolescentes, adoptada en los últimos días, ha reabierto el debate sobre la necesidad de inmunizar a un grupo de edad en el que, en personas sanas, la infección cursa casi siempre de forma asintomática o con cuadros clínicos muy leves.
España y la práctica totalidad de los países de la Europa continental piensan vacunarles por dos motivos. El primero es que, aunque los riesgos sean muy bajos, si el número de casos crece exponencialmente como lo ha hecho en las últimas semanas, siempre habrá jóvenes que desarrollen cuadros graves y eventualmente puedan fallecer. El segundo es que vacunando a este grupo se logra reducir la circulación global del virus, lo que también protege a otros grupos de población más vulnerables y reduce la probabilidad de que surjan nuevas variantes más peligrosas.
En el otro lado de la balanza están los posibles efectos secundarios que sufrirá al ser vacunados una pequeña parte de los adolescentes. Aunque en la práctica totalidad serán muy leves y de corta duración (fiebre, dolores musculares fatiga...), también ha habido casos raros pero graves de miocarditis y pericarditis. El Gobierno británico ha decidido por ello seguir las recomendaciones de un informe del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI, en sus siglas en inglés) que concluye que “los beneficios de la vacunación universal en niños y jóvenes menores de 18 años no superan los riesgos potenciales”.
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