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El Papa no acepta la renuncia del cardenal Marx y admite que la Iglesia está “en crisis” a causa de los abusos

Francisco pide al arzobispo de Múnich que se mantenga en su puesto en una carta hecha pública este jueves

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El cardenal Marx, en una conferencia de prensa en Múnich la semana pasada.
El cardenal Marx, en una conferencia de prensa en Múnich la semana pasada.LENNART PREISS (AFP)

El papa Francisco no acepta la renuncia del arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, que este le presentó a finales de mayo como una forma de asumir su parte de responsabilidad ante los abusos sexuales a menores de algunos miembros de la Iglesia alemana. En una carta hecha pública por el Vaticano, Francisco admite que “toda la Iglesia está en crisis” a causa de los abusos y que no puede seguir adelante sin reconocerlo. “La política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual”, señala la misiva, publicada originalmente en español y con modismos argentinos, lo que indica que el Papa se ha ocupado personalmente de escribirla y no es un mero trámite burocrático.

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Aunque no es muy frecuente, sí se conocen varios casos en los que el Papa ha rechazado las renuncias presentadas por obispos y otros colaboradores. En estas circunstancias es normal que el Pontífice y los implicados intercambien comunicaciones. Pero es muy poco común que el proceso se desarrolle en el terreno público y menos aún en tiempo real. Normalmente las cuestiones relativas a las renuncias y nombramientos se gestionan estrictamente en el ámbito privado, por lo que lo ocurrido en esta ocasión es extraordinario y resulta llamativo que se hayan publicado prácticamente de inmediato tanto la misiva en la que el cardenal Marx comunicaba sus intenciones como la respuesta del Papa.

Marx, de 67 años, es un pilar de la jerarquía eclesiástica, no solo en Alemania, donde es uno de los obispos más conocidos del país —presidió la Conferencia Episcopal (DBK, en sus siglas en alemán) hasta el año pasado—, sino también en Roma, porque asesora directamente al Papa como miembro de la comisión cardenalicia. Se le considera un representante del ala progresista. Su dimisión, que argumentó como una forma de propiciar un nuevo comienzo, sacudió a la Iglesia católica. Marx no está acusado directamente de haber conocido abusos ni de ocultarlos.

“Querido hermano, ante todo gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme anonadarse delante de la tremenda realidad del pecado”, empieza el Pontífice la misiva. Marx reconoció en su carta de renuncia el “fracaso institucional” de su archidiócesis a la hora de enfrentarse al escándalo de los abusos sexuales. “En esencia, se trata de compartir la responsabilidad por parte de miembros de la Iglesia en las últimas décadas”, le dijo al Papa, y admitió que se habían producido “fallos institucionales o sistémicos”, además de los personales. Una gran investigación reveló en 2018 que al menos 3.677 niños y adolescentes habían sido víctimas de abusos por parte de 1.670 abusadores, miembros de la Iglesia católica alemana, en un periodo de casi sesenta años, entre 1946 y 2014.

La carta original, difundida por El Vaticano y fechada este jueves 10 de junio, está escrita en español, la lengua materna del papa, y contiene matices de la variante rioplatense argentina. Además está elaborada en un tono informal y fraternal, lo que indica que el escrito es una reflexión personal del Pontífice. Otro matiz que lo diferencia de otros documentos oficiales sobre la cuestión de los abusos, es que aunque lleven la firma del papa Francisco suelen pasar por otros filtros y revisiones en distintos departamentos de la Curia romana.

La carta de Francisco se ha interpretado en algunos sectores de la Santa Sede como un respaldo del Papa a la controvertida reforma de la Iglesia alemana impulsada por el cardenal Marx, que partió precisamente como respuesta a la crisis de los abusos, y que se ha topado con férreas oposiciones no solo en Alemania sino también entre los sectores más conservadores en El Vaticano. En particular, los integrantes de esta corriente se oponen a que los obispos alemanes debatan en su proceso sinodal cuestiones como el celibato, la ordenación de las mujeres o la homosexualidad y alegan que estos son asuntos deberían concernir a la Iglesia universal y no pueden tratarse por separado en cada país.

Una Iglesia en “punto muerto”

Marx dijo en su carta que la Iglesia católica se encuentra en “un punto muerto”. El Pontífice no se refiere literalmente a esta expresión, pero coincide con el diagnóstico y usa la misma palabra que Marx, “catástrofe”, para referirse a la “triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarla que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo”. “Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual”, señala Francisco, que urge a “ventilar esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia”.

“El mea culpa delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica. Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy”, asegura el Pontífice, que añade que aunque “las situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron”, eso no exime de asumirlas “como historia del pecado que nos asedia”. “A mi juicio cada Obispo de la Iglesia debe asumirlo y preguntarse ¿qué debo hacer delante de esta catástrofe?”, se pregunta.

Al final de la carta el Pontífice le pide a Marx que continúe como arzobispo de Múnich y Freising y le recuerda que tampoco Jesús le aceptó la renuncia a Pedro: “Si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: ‘Apártate de mí, que soy un pecador’, y escuchá la respuesta: ‘Pastorea a mis ovejas”.

“Con espíritu de obediencia, acepto su decisión”, contestó el jueves por la tarde Marx en una carta dirigida a Francisco publicada en la web de la archidiócesis. El cardenal asegura que no esperaba una reacción tan rápida ni tampoco que el Pontífice le pidiera continuar en su puesto. “Me conmueve el detalle y el tono muy fraternal de su carta y siento lo mucho que entiende y ha aceptado mi petición”, añade Marx, que asegura que entiende la decisión del Papa como un “desafío” que no permite volver a la agenda anterior sino que le invita a seguir reformando la Iglesia.

La dimisión de Marx se conoció pocos días después de que el papa Francisco ordenara abrir una investigación, o comisión apostólica, acerca del modo en que la diócesis de Colonia, la mayor y más rica de Alemania, ha tratado los casos de abusos sexuales de menores. Los dos visitantes apostólicos de la Santa Sede ya están en Alemania para evaluar “la posible comisión de errores” por parte del cardenal Rainer Maria Woelki (arzobispo de Colonia desde 2014) y otros miembros de la Iglesia. Woelki ha sido muy cuestionado en los últimos meses por su negativa a sacar a la luz los resultados de un primer informe sobre los abusos que él mismo encargó. En marzo, y también debido a cómo la Iglesia ha dado respuesta al escándalo, presentó su renuncia el arzobispo de Hamburgo, Stefan Hesse.


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