China y EE UU se enfrentan por el informe de la OMS sobre la covid
Washington cuestiona los hallazgos del equipo de la OMS en Wuhan y pide una investigación independiente. Pekín lo acusa de dañar la cooperación internacional
Los primeros enfrentamientos entre China y la nueva Administración estadounidense no se han hecho esperar. Apenas unos días después de la primera conversación telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, durante la que el primero repasó algunos de los asuntos que enfrentan a las dos potencias, como las tensiones comerciales o los abusos de Pekín a los uigures —grupo étnico del noreste de China— y otras minorías, se ha abierto un frente más: el diagnóstico sobre el origen y expansión de la pandemia. Y, en concreto, sobre la credibilidad que cada una de las potencias otorga a los hallazgos avanzados por el equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que la ha investigado en Wuhan, la ciudad china que sufrió el primer foco.
Este domingo la cadena estadounidense CNN ofreció unas declaraciones exclusivas del jefe de la delegación de la OMS, el danés Peter Ben Embarek, en las que este aseguraba que en diciembre de 2019 el coronavirus estaba más extendido de lo que se pensaba en la provincia de Wuhan. Pero hasta ahora el resultado más contundente de los científicos de la OMS ha sido descartar como “extremadamente improbable” la teoría de que el patógeno pudo salir de un laboratorio situado en esta ciudad del centro de China, un planteamiento que el expresidente estadounidense, Donald Trump, defendió sin pruebas durante su mandato.
Horas después de que, el pasado martes, Embarek presentara las primeras conclusiones de las cuatro semanas de investigación, que apuntan como hipótesis “más probable” a que el coronavirus llegó a las personas desde un “reservorio natural” tras pasar por una tercera especie, Estados Unidos manifestó sus reservas. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que la Administración de Biden pretende llevar a cabo una revisión propia e independiente de los datos recogidos en el informe de la OMS, arguyendo que Washington no participó en la “planificación y puesta en marcha” de una investigación que, subrayó, llega muy tarde. Pekín tardó un año en autorizar la visita sobre el terreno de los expertos de la OMS.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, fue más explícito y consideró que China “no ha ofrecido el requisito de transparencia” que exige EE UU. Así, resaltó que la confianza de Washington sigue depositada principalmente en la información proporcionada por los servicios de inteligencia estadounidenses y sus aliados. “Trabajaremos con nuestros socios y evaluaremos la información recopilada y analizada por nuestros servicios de inteligencia, en vez de precipitarnos y llegar a conclusiones que pueden derivar de motivos ajenos a la ciencia”, añadió Price.
Por su parte, la embajada de China en Washington acusó ayer a Estados Unidos en un comunicado de haber “dañado gravemente la cooperación internacional” en el terreno sanitario. La legación china instó a Washington a adoptar “una postura seria, transparente y responsable para apoyar el trabajo de la OMS con medidas reales” y a hacer “contribuciones pertinentes a la lucha contra la covid-19”, si bien dio la bienvenida a la decisión de Biden de reincorporar a su país a la organización internacional, revirtiendo la decisión de su predecesor.
La vuelta de Estados Unidos a la OMS se enmarca en un regreso más amplio a los foros multilaterales con los que rompió el expresidente republicano Donald Trump. No se trata, sin embargo, de una vuelta acrítica. Washington recela de la información sobre la pandemia ofrecida hasta ahora por el régimen de Xi Jinping, que en los primeros compases de la crisis ocultó la gravedad del virus.
Reacción asiática
Desde Pekín, el portavoz del ministerio de Exteriores, Wang Wenbin, había urgido el miércoles a Washington a permitir que expertos de la OMS realizasen una investigación en EE UU, volviendo a sugerir que el virus pudo surgir en este país, teoría sin respaldo científico que China ha defendido en varias ocasiones desde el pasado año, en paralelo a las acusaciones vertidas por Trump. “Esperamos que Estados Unidos, como China, adopte una postura abierta y transparente e invite a la OMS a proceder allí con sus investigaciones”, declaró Wang.
Con más preguntas abiertas que respuestas, la misión de la OMS en Wuhan está lejos de haber servido al objetivo de China de desmentir su supuesta falta de transparencia y acabar con las sospechas de haber obstaculizado el viaje de los expertos. Tampoco a la intención de la OMS de rebatir las críticas de haber sido demasiado permisiva con Pekín, sobre todo al inicio de la crisis.
Las averiguaciones del equipo desplegado en Wuhan no han mejorado la tensión entre ambas potencias, que se nutre de otros conflictos en los terrenos comercial y político previos a la llegada de Trump a la Casa Blanca, en 2017. La primera conversación entre Joe Biden y Xi desde que el demócrata llegó a la Casa Blanca el 20 de enero, mantenida la semana pasada, evidenció además que el nuevo presidente siente una preocupación mayor que su predecesor por el autoritarismo de Pekín.
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