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OBITUARIO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ángel Benito, un agitador contra el monopolio del franquismo en la prensa

Logró que la dictadura accediese a romper el monopolio de la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid y construyó una teoría de la información en la que puso el acento en la formación cultural de los periodistas

Ángel Benito, impulsor de los estudios universitarios de comunicación en España.
Ángel Benito, impulsor de los estudios universitarios de comunicación en España.

En el estreno del Registro Oficial de Periodistas, creado por la ley de Prensa de 1938, figuraban en los cuatro primeros puestos Francisco Franco, su cuñado Ramón Serrano Suñer; el jefe de Falange, José Luis Arrese y el promotor de la ley, Gabriel Arias Salgado. Con el registro, la dictadura controlaba el acceso a la profesión, gracias a la expedición de un carnet donde el titular juraba “ante Dios, por España y su Caudillo servir a la grandeza de la patria”. También vigilaba que nadie escapase a las órdenes de la autoridad, del tipo “en relación con las ceremonias de El Escorial, se precisará que el Caudillo llevaba el uniforme de jefe nacional de la Falange, pero se abstendrán los periodistas de señalar que era la primera vez que lo hacía” (30 de abril de 1939). O esta otra: “Los periódicos se abstendrán de hablar del automóvil que le regaló Hitler al Generalísimo”. Aspiraron al carnet 4.000 personas y superaron la prueba de fe falangista o nacionalcatólica 1.800. El registro no fue cancelado hasta 1982.

Contra la opresión censora, se alzó en 1941 la jerarquía católica, reclamando para sus medios el desparpajo falangista que exhibía la prensa del Movimiento. Los obispos fracasaron, con gran enfado, que expresaron en una instrucción pastoral de la Conferencia de los Metropolitanos, como se llamaba entonces la Conferencia Episcopal.

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Quienes sí iban a abrir caminos fueron un grupo de jóvenes profesores del Estudio General de Navarra, antecedente de la Universidad de Navarra, creada en 1952 por el Opus Dei. Lo lideraba Antonio Fontán, catedrático de Latín y presidente del Senado entre 1977 y 1979, y el agitador más correoso era el sevillano Ángel Benito Jaén, que llegaba a Pamplona con apenas 30 años, después de dirigir en Madrid el semanario La Actualidad Española y cofundar la agencia Europa Press, de la que fue primer consejero delegado. Falleció el día 11 a los 91 años dejando una obra de 2.500 páginas entre libros y artículos, varios de ellos en EL PAÍS, el primero el 1 de agosto de 1976.

Ángel Benito fue un pionero. Contra viento y marea logró, junto a Fontán, que la dictadura accediese a romper el monopolio de la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, autorizando la creación del Instituto de Periodismo de Navarra, que dirigió durante ocho años.

Volvió a Madrid para participar en la creación de la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, de la que fue el primer decano elegido democráticamente —durante diez años; hasta entonces, la dirección estuvo en manos de unos llamados comisarios, entre otros Emilio Romero—, y construyó una teoría de la información en la que puso el acento en la formación cultural de los periodistas, horma imprescindible para ejercer la profesión con libertad. También oteó el caos que producirían los cambios tecnológicos, precipitados sin la reflexión suficiente, y la irrupción con ínfulas informativas de unas redes sociales que en una ocasión calificó, con gravedad, como “redes fecales”.


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