España busca una vacunación récord frente a la gripe para aliviar a los hospitales en plena pandemia
Sanidad y comunidades buscan que la inmunización entre mayores de 65 años y personal sanitario alcance el 75%
Con la segunda ola cogiendo fuerza y un cierto temor por la carga que recaerá sobre el sistema sanitario en los próximos meses, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas se han conjurado para lograr este otoño unas cifras récord de vacunación frente a la gripe. Las Administraciones se han marcado como objetivo una cobertura del 75% entre las personas mayores de 65 años y el personal sanitario y del 60% para embarazadas y pacientes más jóvenes con otras patologías. La meta marcada es muy ambiciosa si se tiene en cuenta que hace dos años –el golpe de la pandemia en marzo ha impedido completar los datos de cobertura alcanzados la pasada campaña– apenas se vacunaron cerca del 55% de los mayores de 65 años y uno de cada tres profesionales sanitarios (menos de la mitad del fin propuesto ahora).
“Es la campaña más importante que hayamos tenido. Nuestros hospitales necesitarán toda la ayuda que se les pueda prestar en los próximos meses. Y la vacuna, que reduce cuadros graves, ingresos en la UCI y fallecimientos, será fundamental", afirma Amos García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Las comunidades han adelantado este año varias semanas el inicio de la campaña de vacunación frente a la gripe. Muchas de ellas –como Andalucía, Aragón, Cantabria, Castilla y León, Galicia, Navarra y País Vasco– han empezado este mismo lunes la vacunación de los colectivos considerados prioritarios, como personas mayores que viven en residencias o el personal sanitario. El resto de población en estas regiones empezará a ser vacunada la semana que viene, que es cuando Cataluña, Madrid y el resto de autonomías darán el pistoletazo de salida a sus programas. “El salto que tenemos que dar es muy importante”, admite Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. “Pero es necesario conseguirlo porque hay que proteger a la población vulnerable en un año especialmente complicado", añade.
Son varios los temores que acechan a expertos y gestores sanitarios. El primero es cómo resistirán algunos grandes hospitales, que cada invierno ya viven su particular crisis con la gripe, una segunda avalancha simultánea de enfermos por el coronavirus. El año pasado, cuando la incidencia de la pandemia empezó a escalar, la gripe estacional ya había quedado atrás.
El segundo, la “dificultad de diferenciar en el paciente cuadros clínicos que pueden ser muy parecidos”, explica José Ignacio Peis, coordinador nacional de Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). “Hay una serie de síntomas que nos permiten diferenciar la mayoría de las veces lo que es un catarro, una gripe y la covid. Pero últimamente la sintomatología no es tan clara. Vemos más casos leves, sin tanta fiebre ni mialgia, que pueden parecer más un cuadro catarral”, ilustra este especialista.
La tercera causa que preocupa a los facultativos es que “ya hay dos estudios, aunque incluyen a pocos pacientes y falta una mayor evidencia, que apuntan a que la coinfección de gripe y covid puede doblar la mortalidad entre los pacientes”, añade Peis.
“Sería un sinsentido que no utilizáramos la vacuna que sí tenemos”
El primer gran objetivo pasa, por tanto, por reducir la incidencia de la gripe. “Es esencial evitar las coinfecciones de gripes y coronavirus. No nos podemos permitir la sobrecarga del sistema asistencial. Hay que vacunarse”, resumió el director general de Salud Pública de Aragón, Francisco Javier Falo, en la presentación de la campaña el pasado jueves. Sanidad y las comunidades ultiman estos días un amplio abanico de campañas y estrategias para lograr que aumenten las coberturas. “Ahora que tanto esperamos una vacuna frente al coronavirus, sería un sinsentido que no utilizáramos la que sí tenemos y sabemos que funciona, que es la de la gripe”, dice Amos García.
Esta vacuna se ha topado durante los últimos años con algunas reticencias que han impedido una mayor penetración entre algunos colectivos, especialmente entre los propios sanitarios. La razón principal es que, debido a las constantes mutaciones del virus, su efectividad es menor a la de otras inmunizaciones (algunos inviernos no llega al 50%). Tampoco la respuesta inmunológica perdura, por lo que debe aplicarse cada año. Pero incluso así, todas las fuentes insisten en sus enormes beneficios frente a una enfermedad que hace tres inviernos causó 15.000 muertes en España. “Estimamos que en el último año la vacuna hizo disminuir el 26% las hospitalizaciones entre las personas que contrajeron la gripe, el 40% los ingresos en la UCI y el 37% los fallecimientos”, defiende Aparicio.
Según su situación epidemiológica, cada comunidad ha perfilado la mejor forma de facilitar a la población el acceso a la vacuna. En Cantabria, por ejemplo, “se cita al paciente en los centros de salud”. En el otro extremo, Cataluña quiere liberar a los centros de atención primaria de este proceso y prevé apoyarse en otros equipamientos –municipales o sociales– para administrar la vacuna.
Pero, en todo caso, es imprescindible lograr la implicación de los propios sanitarios, coinciden los expertos. “Este año veo a los compañeros muy concienciados. Hay que pensar en nosotros y en los demás”, asegura Peis. “Tenemos que hacer ver a los sanitarios que es clave que se vacunen por tres razones: porque somos referentes para ciudadanía, porque debemos protegernos porque desarrollamos una actividad fundamental para la comunidad y para no contagiar a nuestros pacientes”, resume Amos García.
Este año han sido incluidos dos nuevos perfiles a los denominados grupos de riesgo, un amplio abanico que ya incluye a los diabéticos y a niños prematuros, por citar solo dos ejemplos. Uno de los que pasarán a vacunarse son los hipertensos y el otro las madres que hayan dado a luz en los en los seis meses anteriores y no fueran vacunadas durante el embarazo. La mayoría de las comunidades también ha incluido este año a los docentes entre los grupos susceptibles de ser vacunados por el servicio que prestan a la comunidad, como ya lo son bomberos, policías...
La clave, sin embargo, parece la apuesta por inundar el sistema sanitario de dosis de vacuna. Si las comunidades ya han incrementado –entre un 10% y un 20%, según el caso– los casi ocho millones de vacunas que suelen comprar cada año en total, el Ministerio de Sanidad también ha movido pieza y ha adquirido 5,2 millones de dosis para repartirlas entre las autonomías. Un acopio que ha dejado a otros actores, como las farmacias, sin posibilidad de hacerse con unidades, lo que ha provocado las quejas del sector.
Pero entre tanta preocupación, gestores y especialistas confían al menos en que se confirme una previsión optimista: las medidas de prevención para el coronavirus (mascarilla, limpieza de manos, aislamientos...) también frenarán al virus de la gripe que este año encontrará más obstáculos para circular. El ejemplo de la escasa (o casi nula) incidencia de la gripe en algunos países del hemisferio sur es utilizado de forma recurrente.
“Puede ser, pero pensar que se va a reproducir miméticamente el comportamiento de una enfermedad infecciosa es muy arriesgado", defiende Amos García, que anima a seguir trabajando como si eso no fuera a ocurrir. “No hay ninguna evidencia que confirme que aquí vaya a pasar lo mismo. En Argentina y el hemisferio sur la gripe coincidió con el confinamiento duro. Puede ocurrir y sería una buena noticia, pero no sabemos cómo se va a comportar el virus y debemos estar preparados”, concluye Pilar Aparicio.
Con Información de Cristina Vázquez, Eva Sáiz, Isabel Valdés, Pedro Gorospe y Sonia Vizoso
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