Peón e4
Mi destreza o mi impericia en el ajedrez son, en realidad, mi destreza o mi impericia en general. Pierdo mucho, hasta el enojo

He vuelto a jugar ajedrez en el confinamiento, ahora en línea. No jugaba desde los 15 años. Dejé de hacerlo porque en la medida en que el mundo se ensanchaba —de la familia al barrio, del barrio al municipio, del municipio a la provincia— me convertía en un jugador cada vez más mediocre. Así sucede. Crecer es entrar en tu normalidad, y en ese entonces todavía pensaba, como todos los hombres, que podía haber en mí algo excepcional. Me apartaba de cualquier evidencia que sugiriera lo contrario, hasta que la evidencia fue la realidad entera y ya no hubo nada que evadir....
Inicia sesión para seguir leyendo
Sólo con tener una cuenta ya puedes leer este artículo, es gratis
Gracias por leer EL PAÍS