“Cada mascarilla cuenta”

El doctor Braulio Peramo no podía contener su indignación al ver la carencia de equipos de protección con que el personal sanitario se estaba enfrentando a la pandemia en España. A pesar de trabajar a 6.000 kilómetros de su país, este ginecólogo que dirige el Centro de Fertilidad de Al Ain, en Emiratos Árabes Unidos, se puso manos a la obra. Tirando de agenda y de amistades ha logrado organizar un envío de un millón de mascarillas, un millón y medio de pares de guantes y 200.000 buzos que saldrán de China el próximo día 15. Y todavía espera ampliarlo.

“Estoy en contacto con mis compañeros de carrera, la mayoría de los cuales están implicados en la lucha contra el coronavirus y una cuarta parte de ellos se han infectado por falta de protección”, declara por teléfono desde Al Ain. “A algunos de ellos, les han estado dando una mascarilla para una semana. Y son médicos. No me quiero imaginar la situación para enfermeras, limpiadoras y otro personal”, añade escandalizado.

Peramo, que estudió Medicina y se especializó en Obstetricia y Ginecología en la Universidad Autónoma de Madrid, se planteaba qué hacer cuando un destacado ciudadano emiratí le preguntó cómo podía ayudar. Además de buscar proveedores en China y en India, ha tenido que gestionar la logística para poder trasladar el material. “Se trata de conseguir la mayor cantidad posible, al menor coste no solo de compra sino de traslado”, resume sobre las decenas de contactos telefónicos que ha mantenido para organizar el envío.

Sus destinatarios serán la Junta de Andalucía y la Guardia Civil, debido a los vínculos personales del principal donante. Sin embargo, ya puesto en faena, Peramo, que tiene también sendos másteres en Reproducción y Gestión médica, ha querido aprovechar el esfuerzo para intentar ampliar la compra y los posibles destinatarios tratando de implicar a otros españoles que trabajan en Emiratos Árabes.

“Cada mascarilla cuenta. Cada par de guantes cuenta. Pueden significar un contagio y una vida más”, afirma en el mensaje que ha mandado a colegas y amigos para que se unan a la iniciativa. Con ese objetivo, trabaja sin descanso desde hace más de una semana. Ha sondeado al Ejército y a una multinacional española para ver si puede encajar el envío en uno de sus aviones. “El objetivo es lograr el coste cero, para poder comprar más material”, explica.

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