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Marruecos se sitúa a la vanguardia mundial en medidas de confinamiento contra el coronavirus

El transporte interurbano de pasajeros queda prohibido, casi todos los vuelos están cancelados y es obligatorio un salvoconducto para salir del domicilio

Francisco Peregil
Un vehículo militar da instrucciones a los habitantes de Casablanca para que permanezcan en sus casas, este sábado 21 de marzo.
Un vehículo militar da instrucciones a los habitantes de Casablanca para que permanezcan en sus casas, este sábado 21 de marzo.RIZKOU ABDELMJID (AFP)

Las aglomeraciones de coches que se han visto salir en plena cuarentena desde el País Vasco o la Comunidad Valenciana hacia una segunda residencia, a pesar de todas las recomendaciones de científicos y autoridades, serían impensables desde este domingo al otro lado del Estrecho. Mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaraba el sábado por la noche que España ha aplicado “las medidas más duras del mundo” en relación al confinamiento, Marruecos anunciaba en ese momento normas mucho más restrictivas.

Desde el viernes 20 de marzo es obligatorio disponer de un justificante sellado por las autoridades para salir de domicilio. A partir de la media noche del sábado se declararon prohibidos los transportes de pasajeros, públicos y privados. Lo cual abarca, además de los autobuses, a los llamados grand taxis y vehículos particulares.

Con esa batería de normas, Marruecos se situó este sábado a la cabeza de los países que mayores medidas de confinamiento ha adoptado en su lucha contra el coronavirus. Ni siquiera China implantó algo así en todo su territorio. El Gobierno de Xi Jinping solo paralizó por completo el transporte en la provincia de Hubei, de 60 millones de habitantes, donde se encuentra la ciudad de Wuhan, de 11 millones. Fuera de Hubei se interrumpieron las rutas de autobuses interprovinciales, algunas líneas de tren y se cancelaron muchos vuelos, pero no todos, según informa Macarena Vidal Liy. El metro y los autobuses urbanos siguieron funcionando en las grandes ciudades, pero la recomendación era evitarlos en la medida de lo posible. Y en lo peor de la cuarentena, eso sí, iban vacíos o casi vacíos

En Marruecos, a pesar de que las cifras oficiales informaban el sábado por la noche de que había 96 contagiados y solo tres muertos a causa del coronavirus (frente a los 25.000 infectados de España y los 1.720 muertos en ese momento), a las autoridades marroquíes no les tembló el pulso para aplicar medidas radicales entre sus 34 millones de habitantes.

El viernes 13 de marzo, con 8 casos de contagio y un muerto reconocido oficialmente, Marruecos cerró las fronteras con Ceuta y Melilla y solo dejó pasos abiertos para la salida de turistas extranjeros bloqueados en el país. Las vías de regreso a Marruecos se han cerrado para los marroquíes que se encuentran fuera del país.

Trabajadores transfronterizos

Decenas de los llamados empleados transfronterizos, trabajadores marroquíes que van y vienen a diario entre Marruecos y Ceuta y Melilla, se vieron a la intemperie en las ciudades autónomas españolas, sin poder entrar en su país. Han sido socorridos por las autoridades y organizaciones humanitarias españolas. Alrededor de 60 marroquíes transfronterizos permanecen alojados en el polideportivo ceutí La Libertad. Se dio el caso de cinco jóvenes marroquíes que regresaron a nado desde el espigón del Tarajal, en Ceuta, para ingresar de forma irregular en su país, según informó el medio local Hespress.

El domingo 15 de marzo, con solo un muerto oficialmente reconocido a causa de la pandemia, Marruecos ya suspendió todos los vuelos internacionales y dejó abiertos solo los estrictamente necesarios para repatriar turistas a sus países de origen.

El lunes 16 de marzo, con 29 casos de contagio y solo un muerto, Marruecos cerró todos los centros educativos. Este sábado 21 de marzo, con 96 contagiados y tres muertos, la línea aérea nacional, Royal Air Maroc, suspendió sus vuelos domésticos. La Organización Nacional de Ferrocarriles suspendió las líneas de larga distancia y redujo al mínimo la de mayor afluencia, entre Casablanca y Kenitra. Por la frontera de Marruecos a Ceuta han desfilado durante toda la semana cientos de caravanas de turistas. Pero siempre en dirección a España. Las puertas de entrada al país están cerradas.

Las medidas afectarán sin duda a una economía 10 veces más pequeña que la española. El turismo aporta a Marruecos el 7% de su PIB, frente al 15% en España. No obstante, la diferencia sustancial es que el colchón de protección social con que cuentan los desempleados en la Unión Europea esta muy por encima del que sufrirán los parados en Marruecos. Aunque el Gobierno ha anunciado una batería de medidas económicas para ayudar a empresas y particulares afectados, está por ver qué compensación pueden recibir los cientos de miles de marroquíes que viven del sector informal.

Las normas de confinamiento de Marruecos llegan mucho antes que en la mayor parte de los países afectados y con mayor dureza. Pero eso no quiere decir que las autoridades no hayan cometido errores. Hasta hace apenas tres días los autobuses urbanos circulaban repletos de pasajeros en las ciudades como Rabat. Los grandes supermercados, como la cadena Marjane, estaban abarrotados de clientes en busca de las últimas compras. Y el viernes 13 de marzo, día de gran afluencia a las mezquitas, los imanes recibieron la consigna por parte del ministerio de Asuntos Islámicos, de concienciar a los feligreses en la lucha contra la pandemia. Pero en vez de predicar con el ejemplo, las autoridades permitieron las concentraciones de feligreses. En Marruecos existen más de 50.000 mezquitas, de las cuales 23.000 acogen la gran oración semanal del viernes.

No obstante, el lunes 16 de marzo, con solo 29 casos de infectados reconocidos, el ministerio del Interior ya prohibió las concentraciones públicas de más de 50 personas, se clausuraron, cines, museos, cafés y restaurantes. Y se anunció el cierre de las mezquitas a partir del 16 de marzo. Las autoridades dieron ese mismo viernes por la tarde otra vuelta de tuerca: ya solo se permitía salir del domicilio mediante un salvoconducto por motivo laboral, sanitario o para efectuar compras urgentes en las proximidades del domicilio.

Aunque la producción no se ha detenido en el país y se permite acudir a los puestos de trabajo autorizados, las medidas han dejado muchas calles semi vacías. Cualquier violación del confinamiento decretado desde este domingo hasta el 20 de abril puede acarrear penas de uno a tres meses de cárcel. Pero las cárceles están superpobladas, con más de 85.000 reos que superan en un 37% la capacidad de las prisiones. Aún está por ver si el Estado puede garantizar el cumplimiento de unas medidas tan drásticas. El sábado por la noche decenas de individuos violaron la ley que prohibe las concentraciones de más de 50 personas y salieron a las calles de Tánger, Tetuán, Fez o Castillejos (Fnideq, en árabe), para invocar la ayuda de Alá frente a la pandemia.

Por ahora, en las principales ciudades transitan vehículos militares que piden a los vecinos mediante altavoces que permanezcan en sus casas. Y este domingo el Gobierno ha “solicitado” a los editores de diarios y revistas que suspendan sus publicaciones en edición de papel. Hasta nueva orden.

Fe de errores. En una versión anterior se indicaba que se anunció el cierre de las mezquitas a partir del 20 de marzo, en lugar del 16 de marzo.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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