Condenado a 25 años por asesinar a tiros a su exesposa
El matrimonio tenía tres hijos y vivía separado en Guadahortuna (Granada). El hombre, de 54 años, la disparó por la espalda y, una vez inmovilizada, en el abdomen y la cabeza
La Audiencia Provincial de Granada ha condenado a 25 años de prisión por los delitos de asesinato y de tenencia ilícita de armas al hombre de 54 años que, en junio de 2018, mató a su mujer a tiros "por la espalda y a menos de un metro de distancia", según el fiscal. El crimen, ocurrido en el municipio de Guadahortuna (Granada), se juzgó el pasado noviembre por un jurado popular que alcanzó un veredicto de culpabilidad por unanimidad. La sentencia es del pasado 17 de diciembre.
Desde que, en 2004, se aprobó la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, los jueces y los tribunales con jurados populares han aplicado condenas más contundentes a estos delitos: el castigo medio por asesinato ha pasado de 17 a 22 años; mientras que la pena por homicidio ha aumentado de 12 a 15 años.
La sentencia considera probado que el hombre tuvo intención de causarle la muerte a su mujer, de 43 años, y que actuó con alevosía, y, no estima que concurriera ninguna de las atenuantes propuestas, incluida la de confesión.
En sus conclusiones definitivas, tanto el Ministerio Público como la acusación particular, que representa a la familia de la víctima, pidieron para él una pena de 28 años de prisión por los delitos de asesinato y de tenencia ilícita de armas. La fiscal defendió que la alevosía con la que actuó el ahora condenado, que ha estado en prisión provisional por estos hechos, es "de libro" pues "no apunta a cualquier sitio" sino "a la espalda" y "a menos de un metro".
Una vez paralizada, le dispara, según agregó la fiscal con base en los testimonios de testigos y peritos que se escucharon en el juicio, un segundo tiro "casi inmediato y a corta distancia, al abdomen", y para "asegurarse la muerte", un tercero a la cabeza.
Respecto a la atenuante de confesión propuesta por la defensa, que mantuvo que fue un homicidio imprudente, la fiscal explicó que no existe porque el procesado, en su declaración ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia, "habla de unos bichos" que se la aparecieron cuando disparó, si bien "no ha quedado acreditado que tuviera alucinaciones".
En su declaración, el ahora condenado, al que también se le aplican las circunstancias agravantes de parentesco y de violencia de género, indicó que disparó cuando creyó que se le abalanzaban unas "hormigas muy grandes" tras consumir un litro de whisky en su casa. En el proceso está representada como acusación popular la Junta en defensa del interés general.
Al procesado se le ha condenado a 22 años y medio por el asesinato, y a dos años y medio por la tenencia ilícita de armas. Además, deberá indemnizar a cada uno de sus tres hijos, una de ellos aún menor de edad, con 200.000 euros.
Según la sentencia del 17 de diciembre, contra la que cabe recurso, el acusado se dirigió al domicilio familiar el 16 de junio de 2018, en el que ya no vivía por su "inclinación" a la bebida, por lo que residía con su madre. Portaba un revólver, para el que no tenía licencia, con "el propósito de dar muerte" a la madre de sus hijos. Al llegar cerca del domicilio familiar, divisó cómo ella estaba de espaldas, por lo que, "de forma sorpresiva", efectuó un primer disparo que le "alcanzó" en la espalda.
El disparo le provocó "una parálisis súbita de los miembros inferiores" a la víctima a la que, ya en el suelo, realizó un segundo disparo a la región abdominal y "con intención de asegurar la muerte" le descerrajó otro tiro a quemarropa en la cabeza.
La víctima fue trasladada al Hospital de Traumatología de Granada, donde, a pesar de ser intervenida quirúrgicamente, falleció a las 17.30 del 17 de junio, por los politraumatismos causados por herida de arma de fuego.
"Una vez consumado su propósito", el hoy condenado se dirigió a la casa de su madre, donde vivía, y una patrulla de agentes de la Guardia Civil fue al lugar de los hechos. Cuando le dieron la orden de alto, el hombre mostró una "actitud huidiza", pero cuando lo alcanzaron los agentes "obedeció la orden de detenerse, alzó las manos" y les dijo: "Madre mía, qué es lo que he hecho... ella está bien, ¿está viva?", relata el sumario.
El Ministerio Público destacó en la vista oral que el matrimonio llevaba unos meses separado, lo que el acusado "no aceptaba, en la creencia de que su esposa pudiera mantener alguna otra relación con otra persona". Por ello, en otras ocasiones, se había dirigido a ella "con insultos y admoniciones de muerte", a lo que ningún miembro de la familia prestó atención.
En el momento de los hechos, el acusado "no presentaba ningún signo de haber ingerido bebidas alcohólicas" ni constaban en el informe forense "patología neurológica ni psiquiátrica", detalló la fiscal.
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