Del desierto a dirigir una sociedad empresarial
El egipcio Amuda Goueli, criado en la pobreza, relatará el miércoles en ‘EL PAÍS con tu futuro’ cómo fundó Destinia en Madrid
Al sur del río Nilo se encuentra la región de Nubia, un territorio antaño independiente y que hoy se divide en dos países: Egipto y Sudán. Allí, en un pueblo que cumple con los estereotipos europeos sobre África, nació Amuda Goueli. Criado en un lugar sin agua, luz, ni escuela, fue por primera vez a un colegio con nueve años. Hoy dirige desde Madrid un conglomerado de compañías tecnológicas que tiene como cabeza más reconocible el turoperador Destinia. El empresario compartirá su trayectoria, basada en la “curiosidad y el esfuerzo”, con los más de 3.000 estudiantes que el miércoles y el jueves pasarán por EL PAÍS con tu futuro, un evento destinado a orientar a jóvenes de entre 16 y 18 años a elegir destino profesional.
“No había nada, menos una escuela”, recuerda Goueli de su aldea. Su padre, que trabajaba en la sección africana del ejército británico, quiso que sus hijos estudiaran, así que se los fue llevando a El Cairo. Él llegó el último, ya que era el menor y debió esperar su turno. Al salir de clase, trabajaba en un quiosco y, allí, “por puro aburrimiento”, comenzó a leer. “Primero veía las fotos, después me descubrí a mí mismo en la lectura y ya no paré”, relata.
Tenía 16 años cuando cayó en sus manos el libro de un escritor libanés que hablaba de literatura hispanoamericana y “de un fabuloso escritor, un tal Cervantes”, y su obra El Quijote. “Tenía que conseguir ese libro”, asevera. Acabó en el Centro Cultural Español y allí, por primera vez, escuchó cómo sonaba el español. Comenzó a asistir a clases y aprendió sus primeras palabras con algunas fotocopias raídas que les proporcionaba el profesor. Todavía rememora la emoción de conseguir su primer diccionario de español. De segunda mano.
No tenían muchos materiales para aprender, así que, junto a algunos compañeros de clase ahorraba el dinero suficiente para comprar EL PAÍS del domingo. “Era el único periódico en español que llegaba, aunque con cinco días de retraso”, apunta. Cada uno se llevaba cuatro o cinco páginas para leer en casa.
Según avanzaban los cursos, sus amigos fueron abandonando el empeño del español. Goueli, en cambio, perseveró. Tenía ya 18 años y “por pesado” le dieron una beca de verano para estudiar en Madrid. “Pasaba tantas horas en el centro cultural que la gente creía que era un trabajador, pero no había Internet, así que mi Google eran los profesores y los buscaba por los pasillos para preguntarles cosas; no era el mejor, pero sí el que más pasión le ponía”, resume sentado en su despacho de la capital.
Tras él cuelga una imagen. En ella se ve a una madre que prepara a su hija para el colegio. Nada extraño sino fuera porque viven dentro de un tubo de hormigón en plena calle. Explica que es para no olvidarse de sí mismo: “Todas las mañanas la veo antes de empezar y mantengo los pies en la tierra”. No se olvidará de estos detalles en su exposición el miércoles en EL PAÍS con tu futuro. Recordará a los alumnos “lo afortunados que son por haber nacido en España, en Europa, con acceso a una buena educación”.
El empresario acabó formándose como programador en Madrid. Junto a un compañero músico creó su primera página web: “Él ponía el contenido, yo la tecnología”. Claro que eran los años noventa y eso suponía pasarse 12 horas diarias tecleando durante un mes para crear una precaria web. “No ganábamos nada, pero nos encantaba”, enfatiza.
De ahí, saltaron a una guía de hoteles on line para ayudar a los clientes movidos por su pasión por viajar. Pedían a sus amigos que cuando salieran a otros países trajeran referencias de los alojamientos. Después metían a mano cada una de ellas. La web disparó sus visitas y un anunciante les propuso pagarles por publicidad. Así, como dice Goueli, no buscaron el negocio, pero el negocio vino a ellos.
Tras la crisis de Internet del año 2000, su socio —Ian Webber— y él decidieron transformar la página en un intermediario entre viajeros y hoteles. Fundaron la empresa Destinia al año siguiente y, como todavía no existía la tecnología necesaria para hacer reservas on line, ellos mismos recibían las peticiones y llamaban a los hoteles para ejecutarlas. Goueli se ríe al recordar la situación. Hoy la empresa funciona en más de 30 países y se ha convertido en un cliente más del grupo de tecnológicas que posee el director ejecutivo y que da servicio a terceros de todo el mundo. “Para el exterior somos una empresa de viajes, pero los empleados son en su mayoría programadores”, cuenta.
Goueli espera que su relato sea inspirador para los jóvenes participantes en el evento de EL PAÍS coorganizado con la Fundación Santillana. Quiere transmitirles que ya tienen “un 90%” del camino andado, el de la educación”. Recalca, en cambio, que lo restante es “esfuerzo, curiosidad y disciplina”, cualidades difíciles de mantener en el tiempo. Anima a ponerlas en práctica con pequeños actos, “como terminar el libro que empiezas a leer”, y a que los jóvenes no dejen a medias su futuro por falta de tesón. “Será difícil resumir mi historia, pero lo más importante es que entiendan que con esfuerzo se consigue todo”.
‘EL PAÍS con tu futuro’: inspiración para los jóvenes
EL PAÍS con tu futuro se celebra el miércoles y el jueves en Kinépolis (Pozuelo, Madrid), aunque todos los centros educativos pueden seguir las conferencias en directo a través del streaming de EL PAÍS. Durante las jornadas, profesionales de diversas áreas compartirán sus experiencias y trayectorias con jóvenes de bachillerato y Formación Profesional. Santander, Telefónica y Google patrocinan las más de 80 charlas sobre videojuegos, social media, música, marketing, investigación científica, etc. También patrocinan Airbus, Bayer, el Colegio Universitario de Estudios Financieros y la Universidad de Castilla-La Mancha.
Los asistentes se encontrarán además con expositores de Microsoft y las universidades Complutense, Nebrija, Politécnica de Madrid, o la escuela de negocios ESIC, entre otros. Así, participarán de un entorno repleto de asesores que podrán orientarlos y resolver sus dudas formativas. Cada sesión se celebrará en dos salas diferentes: una orientada a las ciencias y otra a las letras. No obstante, ambas contarán con ponentes de las dos ramas para recordar a los participantes que estas divisiones son cada vez más caducas. Con un plantel de profesionales que proceden de muy diversos ámbitos, se acercará el actual mercado laboral a los estudiantes y también el que está por venir, con empleos y carreras que los propios jóvenes tendrán que crear para solventar las demandas del futuro. El evento tiene también en cuenta las habilidades transversales —las soft skills— que se demandan en los trabajadores, como la capacidad comunicativa o resolutiva de conflictos.
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