El bar que recicla los botellines de cerveza del guitarrista de Obús

El heavy metal tiene fama de sucio. Acordes rasgados de guitarra bañados con cerveza de litrona. Un tópico que también se extiende a los seguidores de este género musical: melenudos en motocicletas contaminantes que desafían todas las normas establecidas, entre ellas las del reciclaje. Una escena más próxima a una película hollywoodense que a la realidad. Testigo de que el rock no es como lo pintan es el bar Starway Rock de Alcalá de Henares (Madrid), un local que lleva en su escudo de armas dos normas ineludibles: el buen rock y la sostenibilidad. Al compás de la música que se escucha en este negocio, los trabajadores lanzan envases de cartón, vidrio, aluminio y plástico a unos contenedores de colores. "Aquí no se fía, pero sí se recicla. Ecohostelero", aparece en un letrero en la puerta del establecimiento bar.

"No desechamos la misma cantidad de envases que un restaurante como El Bulli, pero hacemos todo lo que podemos. Eso sí, en comparación con la mayoría de locales, separamos más envases. Segurisimo", explica Eduardo Sánchez, fundador y dueño del local. Como Starway, 15.736 establecimientos del sector de la restauración forman parte del proyecto de Ecohosteleros, puesto en marcha por la asociación Ecoembes y que busca acercar a los ciudadanos el reciclaje más allá de su casa. 

"Empezamos a reciclar una semana después de abrir y no hemos parado", se enorgullece Sánchez. Este ingeniero de profesión decidió abandonar su oficio en 2011 y se lanzó al mundo de la hostelería. Desde que abrió su local un 24 de noviembre (aniversario de la muerte de Freddie Mercury), han reciclado unas 13.440 cajas de cartón, 96.000 botellines de cerveza y 768 contenedores cargados de envases plásticos y latas de aluminio. Algunos de estos fueron utilizados por músicos conocidos, como los de Obús, los de Barón Rojo, los de Sober y los Mojinos Escozíos. 

Junto con el reciclaje, Sánchez ha puesto en marcha otras iniciativas sostenibles, como ofrecer a sus clientes pajitas biodegradables. "Son ocho veces más caras, pero dañan mucho menos el medioambiente. Además, hay clientes que no las quieren si son de plástico", cuenta. Su hambre de rock le llevó a abrir otro local hace dos meses, Backstage. Similar al primero, pero más enfocado a la cervecería. También con la misma política de reciclaje.

Ubicado en la calle Santiago de la localidad complutense, este local es, a la par, una sala de conciertos y un restaurante museo. En su paredes están adornadas con fetiches que harían llorar de emoción a los coleccionistas más acérrimos. Desde un single firmado por Freddy Mercury hasta el disco de platino que Barón Rojo recibió por su Lp Volumen Brutal. Sí, de aquel grupo que cantaba: “Eres un hombre de habilidad, piensas con vanidad y contaminas para aumentar la rentabilidad”. Sánchez cuenta que uno de los responsables de que el bar se haya convertido en un museo fue Francisco Laguna, uno de los integrantes de Obús y parroquiano del local. “Es muy amigo mío y cuando le comenté la idea se lanzó a ayudarme. Me regaló la guitarra con la que grabó gran parte de sus discos y me consiguió más artículos”.