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“Hasta que llegue la eutanasia nos queda la desobediencia”

Marco Cappato acompañó a Dj Fabo a morir en una clínica de Zurich. El caso ha dado lugar a una sentencia que abre la puerta a la eutanasia

Marco Cappato, ante el Tribunal Constitucional en Roma el pasado martes. En vídeo, rueda de prensa del impulsor y protagonista de la sentencia del Tribunal Constiutcional italiano sobre la eutanasia.
Daniel Verdú

Fabiano Antoniani, conocido como Dj Fabo, perdió el control de su vehículo la madrugada del 13 de junio de 2014 cuando volvía de pinchar en un club milanés. Quedó tetrapléjico y ciego. Comenzó una lucha política y mediática para poder morir dignamente en Italia. Intentó de todo y convirtió su batalla en una cuestión nacional. Hasta que encontró a Marco Cappato (48 años, Milán), miembro del Partido Radical y de la Asociación Luca Coscioni. En marzo de 2017 ambos cruzaron los Alpes y consiguió morir en una clínica de Zúrich. Cappato fue imputado por acompañarle. Pero formaba parte del plan. Dos años y medio después, aquel viaje se ha transformado en una histórica sentencia del Tribunal Constitucional que abre la puerta al suicidio asistido en Italia

Pregunta. ¿Por qué ayudó a Dj Fabo?

Respuesta. Su condición era lo que él describía como un infierno de dolor. No estaba dispuesto a seguir viviendo. Me dijo que si no lo ayudaba yo, pediría que alguien le pegase un tiro. Sentí que era mi deber.

P. ¿Qué le ofreció?

R. Le dije, ‘puedes hacerlo clandestinamente y tendrás menos problemas, o públicamente y conquistar un derecho fundamental para los demás y que todo el mundo conozca este problema’. Quiso hacerlo públicamente, aunque fuera un riesgo para él. Se dirigió al presidente de la República y le ayudamos a grabar un vídeo. Luego le acompañé a Suiza.

P. ¿Cuál es el cambio práctico que introduce la sentencia?

R. A partir del miércoles, una persona como Fabo [con una enfermedad irreversible, fuente de un sufrimiento físico y psicológico que considere intolerable pero capaz de tomar decisiones libres y conscientes] puede ir al servicio sanitario público nacional y pedir que le ayuden a morir sin que su solicitud pueda ser rechazada. Pero en la práctica tiene que regularse para que ese derecho no sea ignorado en muchas partes del país, como sucede con otros asuntos como el testamento biológico.

P. ¿Y cómo se hará?

R. Habrá que leer la sentencia completa [solo se ha emitido una nota preliminar], pero el comunicado señala que se puede solicitar ya en la estructura de la sanidad pública. Eso significa que si mañana por la mañana alguien como Dj Fabo llama a su médico de cabecera y pide que le den un vaso con la sustancia para dormirse y morir, deberían dárselo. ¿Significa que el fármaco estará disponible en todos los lugares? No lo sabemos. O, ¿qué sucederá con los médicos que se nieguen a hacerlo? Hay muchas cosas que deberá aclarar la sentencia completa y regular el legislador.

P. Una vez más, en Italia son los tribunales quienes abren la puerta a derechos básicos de los ciudadanos y no el Parlamento.

R. Los partidos italianos no son capaces de afrontar una discusión presente en la sociedad, ni siquiera formaciones que son favorables a ello: de esos partidos procede la mayor desilusión. La esperanza ahora es que esta sentencia otorgue fuerza a parlamentarios individualmente y ellos muevan con libertad el asunto.

P. ¿Por qué no se ha hecho?

R. El problema son los jefes de los partidos. Tienen miedo de afrontar este tema porque rompe las alianzas, las coaliciones, las siempre delicadas relaciones con el Vaticano. Ninguno quiere problemas con ellos. El día que lleguemos al aula con el debate completado y el voto sea libre, se podrá hacer una buena ley.

P. ¿Qué influencia tiene aún la Iglesia en Italia en estos temas?

R. Es todavía un peso muy influyente, sobre todo en los ambientes de poder italianos. Es verdad que el Vaticano ha perdido influencia en la opinión pública en estos temas, pero los partidos políticos son todavía más débiles.

P. ¿Italia está preparada para un cambio de este tipo?

R. No me hago ilusiones de que esta sentencia sirva para obtener la legalización de la eutanasia. Pero mire, la opinión pública en Italia va muy por delante de la política, como muestran los sondeos en este tema. Continuamente aparecen casos y la medicalización de la muerte aumenta la exigencia de las personas en decidir cuándo morir. La presión será cada vez más fuerte.

P. ¿La sociedad italiana está ya preparada para ello?

R. En Italia legislamos sobre el divorcio en 1970 y el referéndum ganó con más del 60% de los votos. Hubo una ley del aborto a mediados de los setenta, la primera propuesta de ley sobre la eutanasia, de Loris Fortuna, fue en 1985… Así que somos un país particular. Era una Italia mucho más católica y asidua a misa. La victoria fue posible gracias a católicos que votaron a favor del divorcio y del aborto. Y es algo que todavía hoy vemos en los sondeos sobre este tema. Lo que pedimos es que dejen elegir a los parlamentarios libremente, sin órdenes de partido. Hasta que aprueben la eutanasia, si es necesario, tendremos el camino de la desobediencia.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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