Cuatro sufrimientos en lista de espera: “Sangraba a diario, al andar”
Los pacientes explican cómo se ven afectadas sus vidas por las largas demoras para entrar en quirófano o ver al especialista
Son cientos de miles de personas. Vidas sacudidas por el dolor, el malestar o los mareos, a los que se suma la incertidumbre de una intervención o diagnóstico que nunca llega. Cuatro pacientes de la sanidad pública explican a EL PAÍS su experiencia con las listas de espera.
CRISTINA LAZO Comerciante
Ocho meses con un alien que cambia la vida
Cristina Lazo vivió 17 meses con un tumor benigno hurgándole la cabeza. Un cuerpo extraño que te cambia la vida tanto que no te reconoces. La comerciante zamorana, de 50 años, tuvo que dejar la tienda, el gimnasio, esa agenda frenética que la traía de acá para allá diariamente. Los mareos, la inestabilidad y las jaquecas que, a medida que pasaban los meses, le produjo al crecer el neurinoma del nervio acústico le impedían salir a la calle. Dejó de dormir. “Me operaron y se me han quitado todos los males”, cuenta por teléfono, la voz tocada por una parálisis facial común tras esta intervención, “lo peor no ha sido la enfermedad, sino aguardar día tras día a que te llamen”.
El 17 de julio de 2018 le confirmaron la operación con prioridad 2 (espera no superior a 90 días), asegura. Fue intervenida el 5 de febrero, casi ocho meses después, muy por encima de los 53 días que, según datos oficiales, esperan los pacientes de otorrinolaringología para operarse en Castilla y León. En el tiempo que vivía pendiente del teléfono, con la vida detenida, puso un rosario de reclamaciones.
TOMÁS PERERA Comercial
La imposible misión de ver al dermatólogo
“Ayer mismo me dijeron que la lista de espera para ver al traumatólogo era de año y medio”, se lamenta Tomás Perera desde Lanzarote. “Tengo una lesión por la que se me cierra el dedo meñique”, relata por teléfono este comercial de 49 años. Hace no mucho vivió la experiencia de aguardar 14 meses para el dermatólogo porque tenía una lesión, “una especie de tumor”, que durante la espera creció. “Y eso que puse dos o tres reclamaciones”. Canarias es la comunidad con peores marcas en demoras para consultas con el especialista: la mayoría (85%) aguarda más de dos meses, el doble que la media nacional. Tardan 105 días en verles, mientras que la marca global está en 57. Tomás dice que ahora lleva ocho meses esperando para ver al dermatólogo, ya que padece vitíligo y psoriasis, y ocho para el urólogo. “Sufrí una inflamación de próstata y una infección y por mi edad me tienen que controlar”. “Hemos ido muy a peor en los últimos años. Dejas de tener la seguridad de que cuando te pasa algo estás cubierto. Esa experiencia te lleva a llamar a la puerta de la sanidad privada”.
IZASKUN NÚÑEZ Educadora
Cuatro años de calvario entre dos islas
Izaskun anda enredada desde hace cuatro años en un sinfín de esperas, ingresos y médicos entre Fuerteventura y Gran Canaria. “Ahora estoy esperando para ver al psiquiatra porque tengo lagunas mentales”, relata con ánimo la educadora del Cabildo de Fuerteventura, de 55 años. Le pidieron cita preferente en noviembre, pero no la verán hasta mayo. Cuenta que a mediados de 2015 le comunicaron que tenía cáncer de cuello de útero, se demoraron hasta septiembre para la conización y más de dos meses después los resultados. Tenían que quitarle el útero y los ovarios. La operaron en la isla vecina y sufrió graves complicaciones renales. “Estuve más de un año con pañales”. A eso se sumó tomar el avión “con las bolsas de la nefrostomía, cayéndome”, para tratamiento en tres centros distintos. Tras meses aguardando una operación de hernia (en Canarias esperan de media 110 días, la peor marca tras Castilla-La Mancha, donde aguardan 125) la citaron en Gran Canaria a las 7.30 de la mañana. “Avión, alquilar un apartamento... cuando podían haberlo hecho en Fuerteventura”.
PEDRO M. Profesor
“Sangraba a diario al andar”
Pedro M. empezó a sangrar al orinar al final del verano de 2017. Hasta cuatro meses después no le vio el urólogo en Granada. “Fui empeorando antes de que llegara el momento de hacerme las pruebas”, se lamenta este hombre de 36 años que, por el tipo de enfermedad, prefiere ocultar su nombre. Un año después tuvo que regresar apresuradamente del extranjero, donde estaba trabajando un tiempo. “Sangraba a diario, al andar, al dar un volantazo con el coche”. Desde Urgencias le dieron una cita para una ecografía en febrero. Su insistencia logró que tuviera el diagnóstico en septiembre: una piedra en la vejiga de tres centímetros de diámetro. En Andalucía, la espera media para operarse en Urología es de 62 días. Pepe tardó más de cuatro meses y porque se plantó en el hospital a plantear a los doctores su situación. “Pienso en la gente mayor que no tiene los recursos para moverse y protestar. ¿Qué pasa con ellos?”. Tras la intervención sigue con dolores. “No me citaron para las revisiones”, dice indignado. “He acabado haciéndome un seguro privado. Ya no puedo más”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.