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El Papa: “Todo feminismo acaba siendo un machismo con falda”

Francisco afirma en la segunda jornada de la cumbre contra la pederastia que dar más papel a la mujer en la Iglesia no resolvería los abusos

Daniel Verdú
El Papa, este viernes en la segunda jornada de la cumbre contra la pederastia en el Vaticano.
El Papa, este viernes en la segunda jornada de la cumbre contra la pederastia en el Vaticano.GIUSEPPE LAMI (EFE)

Accountability, algo así como rendición de cuentas en español, no tiene una traducción directa en el mundo latino. Más allá de una cuestión lingüística, los expertos en corrupción y abusos sostienen que también se trata de un tema cultural. No la tiene porque durante años no se llevó a cabo nada parecido, vienen a decir. Faltan mecanismos, especialmente en la Iglesia, para asegurar que determinados comportamientos tienen consecuencias. Y justo de eso es de lo que se ha hablado en la segunda jornada de la cumbre donde el Vaticano debate los abusos a menores con 190 líderes religiosos, pero también del papel de la mujer en la Iglesia.

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El Papa, por la tarde, afirmó precisamente que dar más funciones a la mujer en la Iglesia no resolvería el problema de los abusos sexuales, que "todo feminismo acaba siendo un machismo con falda". "No se trata de dar más funciones a la mujer en la Iglesia —sí, eso es bueno pero no resolvería el problema—, se trata de integrar a la mujer como figura de la Iglesia en nuestro pensamiento", opinó el Pontífice, sentado al lado de la experta en Derecho Canónico Linda Ghisoni, la única mujer que ha intervenido hasta ahora en la cumbre, en el atrio del Aula Nueva del Sínodo donde tienen lugar las sesiones de trabajo.

El Papa, fuera del guion previsto, alabó la intervención de la experta en Derecho Canónico, quien abogó por un “sistema de verificación ordinaria” sobre el cumplimiento de la legislación vigente contra el abuso a menores, incluyendo en las directrices nacionales un capítulo que determine los motivos y procedimientos de la rendición de cuentas. “Es aconsejable que en cada conferencia episcopal se creen comisiones consultivas independientes —formadas por laicos y clérigos— para aconsejar y asistir a los obispos”. Esos órganos, indicó, con sus informes y reuniones periódicas, “contribuirían a asegurar una mayor uniformidad en las prácticas y una interacción cada vez más eficaz” en el seno de la Iglesia.

El Papa respondió después: "Escuchando la intervención de Ghisoni, he escuchado a la Iglesia hablar de sí misma. O sea, todos hemos hablado de Iglesia, en todas las ponencias, pero esta vez es la misma Iglesia la que hablaba. No es solo una cuestión de estilo: el genio femenino que se refleja en la Iglesia es mujer", dijo el Papa, que insistió en que invitar a una mujer a pronunciar un discurso sobre las heridas de la Iglesia es invitar a la Iglesia a "hablar de sí misma". "Es este el paso que debemos hacer con mucha fuerza: la mujer es la imagen de la Iglesia, es esposa, madre. Un estilo. Sin este estilo hablaríamos del pueblo de Dios, pero como organización, quizás sindical, pero no como familia alumbrada por la madre Iglesia".

El día, en fin, tuvo acento inglés. Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda o Irlanda son algunos de los países donde mayor avance hay en esta línea. El arzobispo de Chicago, el cardenal Blase Cupich, fue uno de los ponentes este viernes y subrayó la necesidad de rendir cuentas. También que la denuncia de un delito “no debe verse obstaculizada nunca por el secreto oficial o por las normas de confidencialidad”. Una idea que empieza a apuntar hacia las peticiones de las víctimas, que también incluyen la extensión del concepto de tolerancia cero a todas las conferencias episcopales del mundo. Es decir, cualquier sacerdote que sea condenado por abusar de un menor debe ser expulsado del sacerdocio.

El cardenal y arzobispo de Boston, Sean O’Malley, presidente de la Comisión para la Protección de Menores que el Papa instauró a su llegada, es uno de los más estrictos representantes de la Iglesia en esta cuestión. Este viernes no fue invitado a dar ninguna ponencia. Algunas desavenencias con la cúpula vaticana le habrían dejado al margen. O’Malley sí participó en la conferencia de prensa diaria donde abogó por extender la tolerancia cero a todo el mundo. Además, explicó que en los turnos de debate en la cumbre se había hablado de revisar el asunto del “secreto pontificio”. “La transparencia es muy importante para enfrentarnos a este problema. No solo a nivel de los países, sino también de la Santa Sede”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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