Sin prácticas, futuro incierto
Más que nunca, las empresas han de vincular estudios y experiencia
Con la crisis minando las economías familiares, más que nunca se necesitan becas en España. No solo del Estado, sino de instituciones privadas que quieren velar por la formación de nuevas generaciones, sabedoras de que sin conocimiento no hay desarrollo. Pero estas organizaciones —bancos, empresas, fundaciones— también se han visto arrastradas por el descalabro financiero y muchas de ellas no pueden invertir en esta partida de sus gastos la misma cantidad que antes. Por eso se buscan nuevas fórmulas imaginativas que garanticen que quien se beneficie de la beca —aunque por las circunstancias sean menos personas que antes— reciban al menos una preparación exquisita. Ademas, sin experiencia previa, encontrar trabajo es una tarea aún más ardua.
Sólo el 8% de los jóvenes españoles está satisfecho con sus estudios y su empleo; y el 45% de los estudiantes no se siente capacitado para dar el salto de la Universidad a la empresa, según un estudio de Observatorio Adecco.
Solo el 8% de los alumnos está satisfecho con sus estudios y trabajo
El debilitamiento de las ayudas se cuantifica en el Programa Erasmus, convertido en la mejor herramienta para la integración europea. Visto el gran éxito que ha tenido —40.000 alumnos se van cada curso, España es el principal receptor y emisor de estudiantes—, las empresas empezaron a completar la cuantía de algunos alumnos. Llegaron a aportar, junto con las universidades, 41 millones de euros en el curso 2010-2011 y ahora se han reducido casi a la nada.
La vinculación entre formación y trabajo la tiene clara Emilio Botín, presidente del Banco Santander, y así se lo expresó la semana pasada a los rectores. “En España sólo hay 2,3 investigadores por cada 1.000 empleos en el sector privado, la mitad que en Alemania y Francia”, recordó, y reclamó que existiese “una mayor interacción entre la Universidad española y la empresa”. Por eso en 2015 su banco concederá 5.000 becas de prácticas en pymes, dotadas con 1.800 euros. En tres años han entregado ya 12.500.
El Gobierno quiere una plataforma única que oriente en la empleabilidad
La Fundación Especial Caja Madrid concede 128 becas para estudios de postgrado y prácticas de Formación Profesional en el extranjero. El desglose de esas ayudas lleva 20 para estudios de postgrado en el extranjero, 22 de prácticas laborales en empresas de Irlanda y 86 que complementan la ayuda concedida por la Unión Europea a los estudiantes de ciclos formativos de Grado Superior de Formación Profesional. “No podemos destinar tanto dinero como antes —las becas se han reducido a la mitad en FP—, pero no queríamos prescindir de ellas cuando más se necesitan”, cuenta Cristóbal Sánchez, el director de programas socioeducativos de esta fundación. “Como novedad nos hemos abierto a otros países del mundo, no solo a Europa y Norteamérica. Asia o Latinoamérica tienen mucho que ofrecer”, subraya. La Caixa también entrega siete becas de máster y doctorado en Asia y en Oceanía “para impulsar el desarrollo de las relaciones entre los países”. Además, para posgrado oferta 65 becas en Europa y 48 en Norteamérica, y 25 para doctorado en España.
Uno de los beneficiarios de las becas de Caja Madrid es Rodrigo García que cursa un máster de dos años de ingeniería industrial en el Royal College of Art y el Imperial College de Londres. “Es una oportunidad que nunca podría permitirme. Hay compañeros que van a desembolsar 200.000 euros”, cuenta este arquitecto. Él aconseja a quienes quieran optar a una beca “presentar un proyecto muy detallado sobre lo que se quiere hacer, por qué y dónde”. García no recibe clases prácticas sino pura práctica en talleres y laboratorios. Gracias a su trabajo en ellos, ha creado una botella comestible (hecha con la técnica de la esferificación), trabaja en una bicicleta plegable y viajó a Australia para trabajar con su equipo paralímpico.
El Partido Popular, y por ende el Gobierno, presentó la semana pasada en el Congreso una proposición no de ley para crear una plataforma con los campus que aglutine toda la información, las prácticas y el emprendimiento para estudiantes y recién egresados. Y esto porque consideran que se llega a los estudiantes más motivados y activos, y no a los que más necesitan. Además, echan en falta prácticas para los que acaban de graduarse. Porque, según un informe de la consultora estratégica McKinsey, el 22% de las empresas no encuentran profesionales con las capacidades necesarias para atender su demanda. Y el 60% considera que los estudiantes que están a punto de incorporarse al mercado laboral, no cumplen con las expectativas.
En la Universidad hay mucha teoría y poco conocimiento de técnicas de comunicación, habilidades directivas o de negociación. Y para remediarlo campus como los de Lleida y la Pompeu Fabra (Barcelona) están a la cabeza en prácticas. Roberto Fernández, rector de Lleida, cuenta orgulloso: “Hasta en Filología tienen que realizar prácticas para obtener el título. Lo vemos fundamental para su inserción laboral. Tenemos una relación muy estrecha con las empresas de la zona”.
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