Del ‘present simple’ a las ‘apps’ interactivas
Escribir, leer, hablar y escuchar: bases para aprender inglés en el siglo XXI Algunos dibujos animados actuales intercalan palabras en inglés y español
Cientos de ejemplos de present simple y past perfect y decenas de listas de vocabulario de comida, oficios o cosas de casa. Quien empezó a aprender inglés hace 20 o 30 años, conoce bien estos recursos. En esa época, el aprendizaje del idioma se basaba en estudiar gramática y vocabulario. Ahora, sin embargo, se centra aprender con cuatro destrezas: escribir, leer, hablar y escuchar. Así lo cree el jefe de producto de Cambridge University Howard Appleby, que lleva más de 30 años en el sector.
En el transcurso de los últimos años, las editoriales dedicadas a la enseñanza del idioma y el público han evolucionado juntos y las academias ya no son el único punto de encuentro. “Es importante que, además de la academia, se practique cada día 20 minutos”, explica Appleby. Los alumnos tienen cada vez menos tiempo y las nuevas tecnologías e Internet han sabido colarse en los ratos libres de estas personas y ayudarles a no desprenderse del inglés. Se ha pasado de las cintas de audio, a las que había que darle la vuelta para seguir escuchando la grabación, y los CD-Rom a las aplicaciones y casos online, que se puede consultar en cualquier parte y desde cualquier dispositivo. “Las empresas de enseñanza preparan aplicaciones para hacer ejercicios de vocabulario o de verbos. Es una manera más lúdica de aprender”, añade el responsable de Cambridge.
Esto permite ahorrar tiempo y hace que la educación idiomática se integre en los hábitos de la vida y deje de verse simplemente como una serie de clases que hay que cumplir. “Todas las editoriales realizan cursos para que los alumnos puedan estudiar solos, sin necesidad de ningún tutor”, asegura el experto.
A medida que se ha avanzado en la enseñanza del idioma, se han desarrollado diferentes métodos orientados en distintas áreas. Algunos centran el aprendizaje en la repetición de palabras y frases hasta que se interioricen como Vaughan, que tiene una emisora de radio y un canal de televisión. Otros, como el método Maurer o llamado el "Inglés con 1000 palabras", se basan en el vocabulario. Enseña 50 palabras por semana en un periodo de 20 semanas y a medida que se aprende, se profundiza en la pronunciación.
Existen además otros muchos menos tradicionales. Mientras que en el Método Callan el aprendizaje se apoya en el trabajo con un compañero, el Rosseta Stone se realiza a partir de un programa de software que muestra una combinación de imágenes, sonido y texto, con la que se aprende a asociar conceptos. A ojos de Appleby, “la mejor técnica es la que enseña todos los elementos”.
El mismo cambio que ha tenido el sistema de enseñanza para adultos, lo ha tenido el infantil. Los dibujos animados son siempre un mecanismo eficaz para aprender inglés, la comprensión se hace más sencilla y es más divertido. En España, existen series y dibujos dirigidos a los niños en todas las cadenas de televisión, que también han ido en aumento.
La BBC fue de las primeras en lanzar vídeos en inglés para niños. En 1986 creó Muzzy, que se ha convertido en un referente para las escuelas más prestigiosas y los institutos de enseñanza del mundo entero. Ganador de numerosos premios internacionales, el monstruo verde que descubre La Tierra mientras enseña inglés ha demostrado su eficacia. Tanto que ahora se distribuye en español, alemán, italiano, francés, chino mandarín, ruso y portugués.
En la actualidad, dibujos como Dora, la exploradora o Manny Manitas intercalan en sus episodios palabras en inglés y en español para que los pequeños vayan aprendiendo vocabulario. Dicen, por ejemplo, “Come on, vamonos”. En el primer caso, además, la protagonista pide a los telespectadores que le ayuden a encontrar nuevos lugares y resolver enigmas con sus amigos. Todas estas series animadas han extendido sus capítulos de video o televisión a juegos interactivos para todo tipo dispositivos."A través de láminas proyectadas en las pizarras digitales de las aulas y de objetos con los que asocian palabras, desarrollan sus valores e inteligencias”, concluye Howard Appleby.
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