Luis del Olmo: “No me atreví a pedir un dibujo a Miró”

Pregunta. Usted nació usted en plena Guerra Civil.

Respuesta. Exacto. En el 37. Mis padres me contaban que no era fácil conseguir un cocido diario en el corazón del Bierzo.

P. ¿Su padre luchó?

R. No le tocó. Él estaba en la estación de Ponferrada viendo pasar a las tropas de un lado y del otro. Dirigía los trenes que venían de Madrid o de Galicia. Muchos días le llevaba el desayuno: café con leche y castañas que mi madre cocía con mimo.

P. Empezó a hacer radio siendo adolescente...

R. A alguien se le ocurrió instalar una emisora. Nos propusieron hacer un programa entrevistando a los profesores. Dimos un curso de radio y yo fui alumno aventajado. Hasta que el director y propietario de Radio Asturias me escuchó. A partir de ahí todo fue relativamente sencillo.

P. ¿De qué entrevistas está más orgulloso?

R. Salvador Espriu. No concedía entrevistas pero era oyente mío. Tenía un cariño especial al Rey de España. Hoy más de uno se sorprendería. Otra que pude hacer sin mirar el reloj fue a Joan Miró. Siempre llevaba unos lápices rojos, verdes y amarillos encima, y me queda la pena de que por idiota y por tímido no me atreví a pedirle que me dibujara un micrófono…

P. Hoy sí se lo habría pedido.

R. Me habría visto con suficiente confianza. Sería la joya más hermosa de mis museos de la radio, porque tengo dos: uno en Ponferrada y otro en Roda de Berà (Tarragona).

P. ¿Alguna entrevista fallida?

R. Más que fallida, distinta. La que mantuve, que no la busqué, con Jon Idígoras. Tras el asesinato del ingeniero de la central de Lemóniz pedí a los oyentes que condenaran el acto y me llamó. Me amenazó, me dijo que estaba envenenando a la sociedad vasca, porque uno de mis objetivos que he tenido siempre ha sido ETA… El último comando que fue en mi búsqueda asesinó a Ernest Lluch.

P. Y a un agente...

R. Juan Miguel Gervilla, del Ayuntamiento de Barcelona. El comando se desesperó porque no salía de casa y lo que no sabían es que había ido a Madrid a entrevistar a Garzón. Se pusieron nerviosos y Gervilla intentó echarles una mano [los terroristas empujaban un coche averiado lleno de dinamita] y lo asesinaron vilmente. Enfrente de mi casa.

P. ¿Cuántos años de cárcel le quedan al jefe del comando?

R. 25 o 30 años todavía. Espero que esta bendición que se han sacado de la manga no le corresponda a mis asesinos.

P. ¿España no debería obedecer al Tribunal Europeo?

R. Si hablas con un juez te dirá que si quieres cumplir con la justicia tienes que hacerlo, pero si hablas con cualquier ciudadano de España, te maldice esa definición que ha venido de Centroeuropa.

P. Habla usted bastante de su mujer. ¿Cómo la conoció?

R. Por un compañero. Me dijo, tengo dos amigas que quieren conocerte. Llego y veo a una moza gallega, con unos ojos que enloquecían y digo, dios mío, este es mi sueño. Estuve tras ella, no me hacía ni caso. Es lista, comprensiva, cariñosa. Mi mujer paraba el trafico de Madrid de guapa. Yo continúo loco enamorado.

P. Y el botillo, ¿lo hace usted?

R. Lo hace ella. Merecería ser plato nacional junto a la paella.

P. ¿La avisó antes de anunciar su jubilación?

R. No, fue la primera sorprendida. Veo a mi amigos jubilados y pensé: “Ha llegado tu tiempo de ir a buscar a los nietos el colegio”.

P. Usted ha dicho: “Soy probablemente el profesional que más dinero ha ganado en la radio”.

R. Es verdad. Ya se encargó mi administrador, Rogelio Rengel, en darme uno de los disgustos de mi vida. Se gastó cinco millones míos no sé si en mujeres de mal vivir u otros menesteres.

P. En la revista Don Balón sobre todo, ¿no?

R. Él presumía de que era la más importante del mundo. A mí me extrañaba, no veía publicidad.

P. ¿Por qué defiende a Ismael Álvarez, el alcalde acusado de acosar a Nevenka?

R. Lo conocí de niño, he seguido su carrera, me ha jurado mil veces que no intentó abusar de aquella señora, que ella lo que deseaba era ser segunda de a bordo.

P. Vive en Cataluña, ¿qué opina de consulta independentista?

R. Pido que termine la pesadilla de los que queremos a esta tierra. Tenemos un grupo de 14 parejas y hay cuatro independentistas; decidimos no tocar el tema, nos enfadábamos. Lamentaría en el alma que ocurriera.